20.4 C
Tijuana
sábado, octubre 5, 2024
Publicidad

Carta anónima a un criminal

Tal vez no sea sorpresa para ti que la sociedad se indigne y repudie tus crímenes, desde los robos de casas y autos, los asaltos, los actos de corrupción, los secuestros y hasta aquellos crímenes que terminan en muertes. Sé que eres consciente del daño físico, económico y emocional que les causas a tus víctimas, pero lo que quizás nunca te has puesto a pensar es, cómo el realizar esos crímenes te puede afectar a ti y a los que más amas.

Verás, la mayoría de los actos criminales tiene como raíz el más puro egoísmo. Es una forma de decirle a los demás: “mi bienestar es más importante que el tuyo”. Normalmente el crimen dura un momento para ti, pero las víctimas de esos crímenes quedan marcadas muchas veces de por vida. Pero aun si eres una persona irremediablemente egoísta, que te importa muy poco lo que le ocurra a los demás siempre y cuando tú estés bien, tienes que saber que el daño que tú provocas a la sociedad en donde tú y tu familia viven, invariablemente regresará a ti de alguna forma o de otra.

Ese empresario al que secuestraste y que se va a otro lugar donde pueda sentirse seguro, con todo y su dinero y negocios, ya no le comprará productos al jefe de tu hijo y entonces ese jefe se verá en la necesidad de despedir a tu hijo. Esa familia que fue robada por cuarta vez, dejará la colonia donde tienes tu casa y dejando una vivienda más abandonada, depreciando el valor de tu propiedad. Ese niño al que dejaste huérfano crecerá sin límites para volverse un delincuente que ataque a tu hija mientras tú estás en la calle victimando a alguien más. Esa transa que hiciste contratando para el gobierno a una empresa que no sabía hacer puentes, puede resultar en que ese puente se desplome sobre tu mamá. Ese médico al que le robaste su carro, dejará la ciudad, pero quizás sea el médico que pudo haber salvado a tu esposa en una emergencia. Suena exagerado y muy poco probable, pero si multiplicas lo que tú haces por la cantidad de criminales que lo están haciendo, entonces las probabilidades de que seas víctima de la misma industria del crimen de la que eres parte se incrementan exponencialmente.

Todos estos crímenes que están azotando a nuestra sociedad, cometidos por ti y por muchos otros, está llevando a nuestra ciudad en una espiral descendente de depresión, pobreza, dolor y muerte que nos perjudica a todos, incluyéndote a ti, a tus hermanos, a tus padres y a tus hijos. Todo lo que sembramos lo cosechamos, si no en nosotros, en nuestra familia. Quizá por eso el gran mandamiento es “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo”.

En ti hay un poder enorme de cambiar las cosas, de romper cadenas, de dejar de sembrar lo malo para dejar de cosecharlo. Tú puedes ser un constructor en vez de un destructor, tú puedes ser de los que traen vida a nuestra ciudad en vez de muerte, orden en vez de caos y prosperidad en vez de pobreza. Y así como al sembrar una semilla de crimen cosecharás mucha maldad, al sembrar el bien cosecharás más bien para ti para los tuyos.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas