Luis H. Álvarez encarnaba, después de Manuel Gómez Morín –fallecido en 1972–, al personaje más representativo del Partido Acción Nacional (PAN), si se habla de sus inicios y de los valores que parte de su militancia da por perdidos. Hasta la fecha de su muerte, el miércoles 18 de mayo, se le distinguió como consejero vitalicio.
Murió a los 96 años en León, Guanajuato, pero era oriundo de Camargo, Chihuahua. Su fallecimiento fue anunciado por el ex presidente Felipe Calderón.
Entre sus manifestaciones contra el régimen priista, destaca una “caravana por la democracia” organizada en 1956 luego de perder la elección por la gubernatura de Chihuahua, que llegó a Ciudad de México.
Dos años después fue candidato a la presidencia de la República, cuando ganó el priista Adolfo López Mateos.
En 1983 fue electo presidente municipal de Chihuahua, tiempo en el que hizo una huelga de hambre de 40 días reclamando que el Gobierno Federal no le otorgaba recurso.
Fue dirigente nacional del PAN de 1987 a 1993, periodo en el cual el partido logró su primera victoria electoral en todo el país con la gubernatura de Baja California (1989), luego en Chihuahua en 1992. Además participó en las reformas electorales que llevaron a la creación del extinto Instituto Federal Electoral.
En 1994 fue senador y presidente de la Comisión de Concordia y Pacificación para Chiapas y de 2006 a 2009, comisionado para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
