De acuerdo con la investigación periodística internacional encabeza por el ICIJ, Emilio Lozoya Austin, el primer director de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) del gobierno de Enrique Peña Nieto, buscó también establecer relación con Mossack Fonseca, para crear una sociedad con la firma panameña a través de Dubai.
Antes de integrarse al equipo de Peña, Lozoya fue miembro del Consejo de Administración del Grupo español OHL, en México, otra firma de infraestructura cercana al presidente de la República.
La información disponible no refiere si se concretó la operación, pero una copia del pasaporte del exdirector general de Pemex está en los archivos de Mossack Fonseca como prueba del acercamiento, ocurrido poco antes de que se integrara como consejero de Infoglobal, una compañía de sistemas de telecomunicaciones en la que participaba el yerno del español, Juan Miguel Villarmir, dueño de OHL.
Antes de unirse al equipo de transición de Enrique Peña Nieto y ser nombrado director general de Pemex en noviembre del 2012, Lozoya Austin administraba varios millones de dólares a través de su fondo JFH Lozoya Investments, dice una columna firmada por el periodista Mario Maldonado y publicada en el diario El Financiero en febrero pasado.
“Pasaba largas temporadas en Nueva York y procuraba sus aficiones: coleccionar Picassos, Dalís y relojes Patek Philippe. Su paso por el Banco de México (Banxico), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Foro Económico Mundial le dieron a este economista por el ITAM y maestro por Harvard las tablas y los contactos para fundar su propio fondo y asesorar a inversionistas con intereses en México y Latinoamérica”, dice Maldonado.
Lozoya Austin es hijo de Emilio Lozoya Thalmann, quien fuera director del Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y secretario de Energía en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
El ex funcionario federal salió de Pemex, luego de enfrentar una de las etapas más difíciles de la petrolera, agobiada por un pesado régimen fiscal y golpeada por el desplome de los precios del crudo y recortes presupuestales.
El pasado 11 de marzo, la bancada del Partido Acción Nacional (PAN) en la Cámara de Diputados, anunció que presentaría una denuncia penal contra el exdirector general de Pemex, Lozoya Austin, por pactar contratos con sobreprecio en arrendamientos de vehículos y establecer convenios para uso personal de aviones y helicópteros.
Dubái es uno de los siete emiratos que conforman los Emiratos Árabes Unidos (EAU), situados en la costa del golfo Pérsico, en el desierto de Arabia. El gobierno de Dubái se rige por un sistema de monarquía constitucional, encabezado por el jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum desde 2006.
Los EAU poseen el 6 por ciento de la reserva total de petróleo en el mundo. Sin embargo, si bien Dubai basó su despegue económico en el petróleo, sus gobernantes descubrieron que las reservas se acabarían en 2016.
Debido a sus reservas limitadas, se espera que en una década la industria del petróleo decaiga en Dubái y posicione a Abu Dabi como la gran productora de este hidrocarburo en el país para 2015. Fue en ese momento cuando decidieron orientar la economía hacia el turismo de lujo.
LA INVESTIGACIÓN INTERNACIONAL PANAMÁ PAPERS
El diario alemán Süddeutsche Zeitung con sede en Munich, recibió millones de registros de una fuente confidencial y los compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), que convocó a periodistas socios en todo el mundo.
Los más de 100 medios internacionales que participaron de la investigación no pagaron por el acceso a la información, que significa la mayor filtración de datos sobre lavado de dinero a nivel mundial.
Los registros filtrados provienen de la firma Mossack Fonseca, una empresa panameña de más de 40 años de existencia, con sucursales en 48 ciudades del mundo, conocido por crear y administrar sociedades offshore, fundaciones y fideicomisos en paraísos fiscales.
A diferencia de otros despachos y firmas de abogados panameños, los cuales suelen anunciarse de manera ostentosa en la avenida 50, una de las vías más importantes de la capital de Panamá, Mossack Fonseca adoptó un perfil muy discreto, lavando millones de dólares día con día. En la práctica, un cliente es un intermediario entre la firma panameña y el beneficiario final, verdadero dueño de las compañías creadas para esconder el dinero.
Mossack Fonseca no tiene oficinas en México, como en otros países de América Latina, pero tampoco las necesita. Cuenta con numerosos despachos de abogados que operan como intermediarios entre los beneficiarios finales de las empresas offshore y la firma panameña.
En el caso de México se contabilizaron 65 compañías, 47 beneficiarios finales o dueños, 29 clientes y 208 accionistas de empresas vinculadas con mexicanos o extranjeros radicados en México. A nivel global, el despacho panameño tenía hasta fines del año pasado 214 mil 448 entidades registradas en su historia y 14 mil 153 intermediarios.
El ocultamiento del dinero no sería posible sin la participación de los bancos, empezando por los más grandes a nivel mundial, que fungen en muchos casos como accionistas en las empresas creadas en los offshore. Para el caso de México, los archivos de los Panama Papers muestran la presencia de Santander Private Banking, HSBC Private Banking, Credit Suisse First Boston y la calificadora Merril Lynch.
Los despachos mexicanos han sido un gran activo para la firma panameña, ya que son quienes la ponen en contacto con los dueños del dinero. Tan sólo en 2010, Mossack Fonseca envió regalos de Navidad a 310 despachos mexicanos.
En respuesta a cuestionamientos de los diversos medios involucrados durante la investigación periodística, Mossack Fonseca aseguró que sus servicios son legales. Sin embargo, la práctica de la firma ha permitido esconder dinero cuyo origen se desconoce, incluidos lavadores de dinero del narcotráfico y vendedores de armas.
Entre los mexicanos involucrados se encuentran el empresario mexiquense Juan Armando Hinojosa Cantú, el dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, y Alfonso de Angoitia Noriega, vicepresidente Ejecutivo y presidente del Comité de Finanzas de Grupo Televisa.