Como en su fundación
Tijuana nocturna con pésima visión,
desde su típico callejón,
igual como estaba la Avenida Revolución.
Las tinieblas de Tijuana se apoderan,
no se ve quiénes pueblan,
al caer el sol brillante
la tenebrosidad es constante.
Es común en tu calle la falta de luz,
la obscuridad abraza la ciudad,
no hay lámpara encendida,
sus habitantes a la deriva.
Como el resurgir de nueva población,
luminaria, aparato descompuesto,
el pueblo en total descontento
y en riesgo de sufrir una violación.
Caminar en tinieblas
es andar a tientas,
arriba, la obscuridad
y quizá seas víctima de la maldad.
La termoeléctrica encendida y sin luz,
la herencia de un ex alcalde fugaz,
pésima política implementada
y en riesgo de la ‘malandrada’.
Leopoldo Durán Ramírez
Tijuana, B.C.