Los Donez
Invariablemente mi adorada Abuela Tavo, iniciaba las actividades del día asistiendo a la misa de la primera hora. Como su nieto favorito –realmente así era– en infinidad de veces, tuve el enorme privilegio de acompañarla en la ceremonia litúrgica, donde me enseñó a rezar y amar a Dios por sobre todas las cosas, además de un largo e infinito etcétera sobre nuestra religión católica. Por ello, jamás olvidaré cuando me presentó con su guía espiritual, Monseñor Don José Guadalupe Sergio de la Cerda Zavala.
La última vez que lo vi y charlé con él emocionadamente, fue en la confirmación de mi amado hijo David Alonso, cuando sorpresivamente me eligió como su Padrino a mediados del año 2011, en el multitudinario evento encabezado por Don Sergio, en el Auditorio del Instituto México. Ahí le besé la mano, le recordé a mi finada Mamita Tavo y le presenté a mi vástago, al que abrazó y confirmó en el catolicismo solemnemente, en un acto francamente inolvidable.
Resulta imposible de cuantificar en cuántas ocasiones lo vi oficiar su apostolado, principalmente en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, donde fungió como Párroco del año 1979 al 2000, ahí, por cierto, me casó y bautizó a todos mis hijos, creo recordar. Amigo íntimo de la Familia Mora Quiñónez, viene a mi memoria una maravillosa cena donde ocupó la cabecera en la mesa principal de la casa de mi Tío Gerardo, regalándonos múltiples bendiciones, sumadas a divertidas anécdotas sobre sus diversos viajes al Vaticano y particularmente de su trabajo sirviendo como Vicario General de 1978 al año 2008, con sus eminencias los Señores Arzobispos Don Rafael Romo Muñoz, Don Carlos Emilio Berlié Belaunzarán y el añorado Cardenal Don Juan Jesús Posadas y Ocampo, concluyendo con la descripción de su propia ordenación en manos del Obispo Don Alfredo Galindo y Mendoza, acto histórico acontecido el 31 de Octubre de 1955 en la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe en Mexicali, Baja California.
Monseñor de la Cerda, ve la primera luz –Día del Señor– el 25 de Diciembre de 1931 en su natal Arandas, Jalisco. Sus progenitores fueron Don Dionisio Antonio de la Cerda Florez y Doña Elvira Zavala Rodríguez, resultando el primogénito de siete hermanos.
Don José Guadalupe Sergio de la Cerda Zavala como hombre de Dios en la tierra, en conjunto con mi formación marista y especialmente con mi guía espiritual, el entrañable amigo Monseñor Don Salvador Cisneros Gudiño, sembraron y fortalecieron las raíces cristianas que están forjadas en mi corazón, gracias a lo aprendido de todos estos verdaderos prohombres que forman mujeres y hombres de bien, desarrollando su apostolado para beneficio de la humanidad.
Que el creador del Universo lo reciba en su seno, ahora que ha sido llamado a su lado, para disfrutar de la dicha eterna. Descanse en paz, querido Don Sergio.
Hasta siempre, buen fin.
Carlos Mora Álvarez, es orgullosamente tijuanense. Ha sido servidor público y dirigente empresarial. Actualmente es Presidente Ejecutivo del Consejo Estatal de Atención al Migrante. Comentarios y sugerencias: carlos.mora.alvarez@gmail.com