A partir de la desaparición del cabecilla de la célula criminal de “Los Adanes”, Adán Villa, la ola de levantones, ataques armados y ejecuciones regresaron a La Paz. El saldo al cierre de edición era de dos heridos, tres desaparecidos y cinco muertos
Después de 160 días de aparente tregua en el primer año del gobernador Carlos Mendoza Davis, la violencia volvió a estallar en La Paz.
Durante las últimas tres semanas, las principales calles y avenidas de la capital sudcaliforniana fueron tomadas por grupos criminales como campo de batalla, y según el recuento, hasta el cierre de esta edición, el saldo era de dos heridos, dos desaparecidos y cinco ejecutados.
La guerra empezó el 21 de febrero, cuando según las primeras investigaciones oficiales, el narcomenudista y cabecilla de la célula criminal de “Los Adanes”, Adán Villa “El Adán”, habría sido levantado en un palenque en la calle de Gilito Arreola de la colonia El Mezquitito, al sur de La Paz.
De acuerdo con las indagatorias, testigos expusieron que esa tarde “El Adán” había llegado a una pelea de gallos acompañado de su hijo de aproximadamente 13 años, cuando recibió una llamada en su teléfono celular. El jefe criminal se paró de su asiento y salió, en virtud del ruido de la música y los gritos donde se encontraba.
Ni amigos ni conocidos, tampoco su hijo, supieron decir hacía dónde, a qué hora y con quién se fue. Desapareció súbitamente del palenque.
Solo un testigo dijo haber observado que “El Adán” se acercó a una camioneta con cuatro sujetos armados, para irse del lugar.
En un principio -según los familiares- nadie había tomado importancia al caso, ya que pensaron que se había ido con algunos amigos a tomar, tras haber regresado de Tijuana, Baja California.
Sin embargo, transcurrieron cuatro días y el narcomenudista Adán Villa no regresó. Fue entonces cuando presentaron denuncia por la presunta privación ilegal de su libertad.
La ola de violencia detonó al cuarto día de la desaparición del cabecilla de “Los Adanes” en el territorio que históricamente había estado bajo su dominio.
El primero en caer fue el narcomenudista José Dolores Barrón Calderón “El Chepe”, cuando alrededor de las once de la noche viajaba a bordo de su automóvil Honda Civic de color verde oscuro.
Los asesinos le pusieron una trampa solicitando primero la venta de droga, y cuando llegó al cruce de las calles Cortés, entre Bordo de Contención y Norte en la colonia 8 de Octubre, lo cazaron.
En la versión de los testigos, los dos sicarios le hicieron señas y se acercaron a su vehículo, disparando en tres ocasiones, dos de las cuales impactaron su cabeza, quedando muerto dentro de su unidad automotriz.
La víctima tenía todavía en sus manos dos envoltorios con marihuana y cocaína, y vestía playera de color naranja, pantalón de mezclilla y tenis blancos.
En la escena del crimen, peritos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) levantaron dos cartuchos percutidos y tres ojivas de bala calibre 40.
LOS ADANES
Sobre estos hechos, según información recolectada por los agentes de investigación, “El Chepe” había sido asesinado porque las células criminales de “Los Adanes” lo responsabilizaban de haber entregado al jefe criminal, cuando extrañamente desapareció del palenque de la colonia El Mezquitito.
El narcomenudista había tenido acceso a la información confidencial sobre el supuesto plan de colocar a Adán Villa “El Adán”, como nuevo jefe criminal de la organización delictiva “Los Dámaso”, por ser presunto familiar del cabecilla de “Los Adanes”, después de haber salido del Estado tras el crimen del ex escolta de Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, ocurrido el 31 de julio de 2014.
Hasta 2001, Adán Villa “El Adán”, había sido el jefe de la plaza del narcomenudeo en La Paz, cuando la tranquilidad reinaba en el territorio.
Después de la primera fuga del ex capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, ocurrida en enero de 2001, según reportes de inteligencia federales y militares, y por determinación del Cártel de Sinaloa, la ciudad de La Paz se dividió en dos partes: la Zona Sur, entregada al grupo criminal de “El Adán”, y la Zona Norte, otorgada a Eduardo Salas Martínez o Adelaido Soto Aguilar “El Güero Layo”.
En ese entonces, la Zona Sur quedó en la Avenida Luis Donaldo Colosio.
Las primeras víctimas de la nueva narcoguerra
Fecha | Nombre | Apodo | Lugar |
25 de febrero | José Dolores Barrón Calderón | “El Chepe” | Ejecutado en Calle Cortés, entre Bordo de Contención y Norte, Colonia 8 de Octubre en La Paz |
26 de febrero | Isaac Geraldo | “El Isaac” | Asesinado en la brecha de la colonia Camino Real en La Paz |
3 de marzo | Ángel Alcántar Alamea | “El Chris Ángel” | Ultimado en Calle Sierra de las Vírgenes entre San Javier y San Pedro Martí, Col. 8 de Octubre en La Paz |
6 de marzo | Felipe Ángeles Rosales Alvarado | “El Felipillo” | Acribillado en un cajón de estacionamiento de una tienda Oxxo, en Avenida Forjadores y Calle Oro, Col. Camino Real en La Paz |
6 de marzo | Luis Humberto Astorga | “El Pelón” | Herido de gravedad en Calle Carranza entre Rosales y Allende, a un costado del Mercado Municipal Olachea en La Paz |
7 de marzo | Zeus Yáñez Ruiz | “El Chihuahua” | Ejecutado en Calle Héroes de Independencia entre 5 de Febrero y Antonio Navarro, Col. Pueblo Nuevo en La Paz. |
9 de marzo | José Salvador Cota Navarro | “El Toto” | Herido de gravedad en Calle Mateotti y Yeneka, Col. Roma en La Paz |
Fuente: Grupo de Coordinación de Seguridad Pública de BCS
Sin embargo, y según los reportes de inteligencia, la capital sudcaliforniana comenzó a crecer, lo que obligó a los grupos criminales a comenzar a reclutar delincuentes y dejar una célula representativa en cada colonia.
Así, y tras pasar 10 años, el Cártel de Sinaloa movió sus piezas criminales en La Paz.
Según reportes de inteligencia de la conformación de este grupo criminal, retiró de la Zona Norte a “El Güero Layo”, y en su lugar colocó a Rolando González Moreno “El Compadrón”; sacó como cabecilla de la Zona Sur a Adán Villa “El Adán”, y en su lugar llegó el grupo comandando por José Fernando Torres Montenegro o José Francisco Ojeda Torres “El Pepillo”.
Por ser quizá el narcomenudista más conocido -desde aquel entonces- “El Adán”, quien sospechosamente no aparecía en el mapa delictivo elaborado por autoridades federales y militares, tras los reacomodos del Cártel de Sinaloa en 2011, prácticamente se quedó con el control criminal en las colonias 8 de Octubre, Fovissste, Banobras, Agua Escondida, Camino Real y recientemente Olas Altas.
No obstante, y tras estallar la primera guerra de narcomenudistas en julio de 2014, el jefe criminal salió de Baja California Sur para refugiarse en Ensenada y Tijuana, donde, con base en reportes de inteligencia, estuvo operando para el Cártel de Sinaloa.
LOS REACOMODOS
La sospechosa desaparición del líder de “Los Adanes”, según un integrante del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública en Baja California Sur, no es obra de la casualidad.
Basado en su experiencia, obedece más “al intento de contener y desbaratar una presunta alianza de facto entre grupos criminales rivales del actual jefe de la plaza del narcomenudeo en La Paz y líder de la organización criminal de ‘Los Mayitos’, Luis Antonio Montoya Beltrán ‘Don Carlos’, ‘El Artista’ o ‘El Montoya’”, entre los que se encuentran:
* Adán Villa “El Adán”, desaparecido desde el 21 de febrero de 2016.
* José Guadalupe Acosta López “El Javier”, jefe de la plaza del narcomenudeo en San José del Cabo.
* Damián Villavicencio Arce “El Sombrerudo” y Eduardo Villavicencio Arce “El Lalo” o “El Lalito”, jefes de la plaza del narcomenudeo de Guerrero Negro y de Vizcaíno, respectivamente.
Con la venia de la PGJE y de la Subsecretaría Estatal de Seguridad Pública -según el miembro del grupo interinstitucional-, los grupos criminales de Los Cabos y de Mulegé, “estaban empujando y financiando al cabecilla de ‘Los Adanes’ tras su regreso, a fin de ungirlo como nuevo jefe criminal de ‘Los Dámaso’ e iniciar la guerra y tomar primero las colonias que habían estado históricamente bajo su control, antes de la primera guerra entre narcomenudistas, y después de que tomara por asalto la Zona Sur”.
El integrante del llamado Grupo de Coordinación agregó que los criminales “estaban apuntalando el regreso de ‘El Adán’ como nuevo jefe de la plaza de la Zona Sur, con el apoyo logístico de Raúl Castillo de la Rosa ‘El Cochi’, quien actualmente realiza operaciones criminales en Ensenada y Tijuana con el Cártel de Sinaloa”. De ahí que “lo hayan levantado y desaparecido”.
Casualmente, y tras la desaparición del cabecilla de “Los Adanes”, comenzaron a surgir los muertos:
* El 26 de febrero fue ejecutado el narcomenudista Isaac Geraldo, de 28 años, originario de La Paz, cuyo cuerpo apareció en una brecha de la colonia Camino Real en La Paz.
* El 3 de marzo fue asesinado el narcomenudista Ángel Alcántar Alamea, cuyo cadáver fue hallado dentro de su domicilio en Calle de Sierra de las Vírgenes, entre San Javier y San Pedro Martí, Colonia 8 de Octubre.
Ambos crímenes están ligados a la desaparición del cabecilla de “Los Adanes”, según los agentes de investigación, junto con el del ladrón de autos Zeus Yáñez Ruiz “El Chihuahua”, ejecutado la noche del 7 de marzo dentro de su negocio de car wash, en Calle de Héroes de Independencia entre 5 de Febrero y Antonio Navarro, Colonia Pueblo Nuevo en La Paz.
De acuerdo con investigaciones oficiales, la principal labor de “El Chihuahua” dentro de la estructura criminal de “Los Dámaso” tras su reagrupación, era robar y repintar vehículos para ir abasteciendo de unidades automotrices a los sicarios que iniciarían la supuesta guerra contra “Los Mayitos”.
Previo a su ejecución, el 29 de febrero, la Policía Estatal Preventiva detuvo a un sujeto cuando intentaba robar un vehículo en las calles Allende y Baja California, Fraccionamiento Perla.
El detenido de 26 años, y originario de La Paz, dijo ser trabajador de “El Chihuahua”, de quien estaba recibiendo órdenes. Tras su detención, la Policía Estatal Preventiva recuperó tres vehículos:
* Un Toyota Tercel de color rojo, modelo 1994.
* Un Toyota Corolla blanco, modelo 1993.
* Un Nissan Sentra azul, modelo 1992.
Después de ser recuperar las unidades automotrices y consignar al detenido, la PGJE inició una investigación en contra de “El Chihuahua” por el delito de robo de vehículos.
LA GUERRA
Tras la desaparición del cabecilla de “Los Adanes”, la organización delictiva de “Los Dámaso” emprendió su plan de ataque el 6 de marzo, cuando en un solo día lanzaron dos ataques armados en contra de vendedores de droga de “Los Mayitos”.
El primero en contra del narcomenudista Felipe Ángeles Rosales Alvarado “El Felipillo”, y el segundo contra Luis Humberto Astorga “El Pelón”.
En el primer caso, el ataque sobrevino cuando “El Felipillo” estacionaba su pick-up Ford Ranger en el cajón de estacionamiento de una tienda Oxxo, localizada en Avenida Forjadores y Calle Oro en la colonia Camino Real en La Paz, recibiendo un disparo en la cara y dos más en el pecho; quedó muerto al instante en el volante de la unidad automotriz.
El segundo suceso ocurrió en Calle Carranza entre Rosales y Allende, a un costado del Mercado Municipal “Olachea”, donde “El Pelón” recibió cuatro disparos, dos de éstos en la cabeza; hasta el cierre de edición se encontraba en coma.
Durante la última semana, los días 7 y 9 de marzo, La Paz vivió dos jornadas sumamente violentas.
Con un gobernador en gira, la violencia volvió explotar en las calles y, hasta el cierre de esta edición, no había un solo detenido como responsable de las ejecuciones.
El 7 de marzo, el homicidio de “El Chihuahua” desató una gran movilización por todas las calles de La Paz, combinada con una narcomanta que se colgó en el puente de la colonia 8 de Octubre, casualmente en el territorio que durante mucho tiempo dominaron “Los Adanes”.
La manta decía lo siguiente: “Traidores ya vieron que contamos con apoyo y estamos trabajando abranse ala (sic) verga que esta es una advertencia que apenas empieza o les suelto ala (sic) perrada las cosas cambiaron culeros”.
La narcomanta tenía el símbolo de un rayo y las iniciales CDS (Cartel De Sinaloa) y ML (Mini Licenciado).
Apenas habían descolgado la manta, cuando alrededor de las 9:30 pm, en dos puntos de la ciudad, fueron incendiados dos vehículos: una Ford Explorer 1996 en Calle Belisario Domínguez entre Cuauhtémoc y Sonora, en la colonia Pueblo Nuevo; además de un Dodge Neon 2004 en Calle Miguel L. Legaspy y Héroes de Independencia, Colonia Centro.
En este último caso, sobre el piso apareció una cartulina con el siguiente mensaje: “Las cosas cambiaron pinches traidores ahora sí nosotros controlamos así es que a chingar su madre ya esta aquí la caballería pesada”.
El cartel fue firmado por el Cártel de Sinaloa, Dámaso López Serrano “El Mini Lic”, y Édgar Amílcar Acosta Reyes “El Rayo”.
Dos días después, es decir, el 9 de marzo, la violencia se apoderó de las calles, cuando por la noche se reportaron tres ataques armados.
El primero en la calle Mateotti y Yeneka en la colonia Roma, cuando un comando atacó al narcomenudista José Salvador Cota Navarro “El Toto”, de 38 años, quien recibió un disparó de arma de fuego en la cabeza. En la escena del crimen, peritos encontraron un cartucho percutido 9 milímetros en el piso.
El segundo incidente ocurrió en Calle Limón entre Toronja y Pitahaya en la colonia Indeco, después de que se escucharan disparos de arma de fuego. En el lugar, y según datos recolectados por las autoridades federales y militares, se encontró una bicicleta abandonada y tirada en el piso.
Los investigadores del caso creen que el dueño de la bicicleta era un vendedor de droga y pudo haber sido levantado por un comando armado, suposición que fue corroborada más tarde ese mismo día, cuando alrededor de las 10:30 pm se informó de un segundo levantón en la calle Rosaura Zapata casi esquina con Avenida 5 de Febrero, Colonia Los Olivos.
Los testigos expusieron que el conductor de una motocicleta que estaba tirada y abandonada en ese punto de la colonia, acababa de ser levantado por los tripulantes de un automóvil de color blanco, quienes fueron testigos de que interceptaron al motociclista, lo bajaron y lo subieron a la fuerza, huyendo del lugar.
Hasta el cierre de esta edición, no se supo el nombre de los levantados, por lo que tendrían que transcurrir hasta 72 horas para que sus familiares presentaran una denuncia formal en la PGJE.