El artista de origen jalisciense falleció el sábado 13 de febrero de 2016 en Tecate, Baja California, a la edad de 84 años
La paz al pie del cerro Cuchumá, en el Rancho La Paloma de Tecate, le gustó al maestro Salvador Magaña y a la maestra Evangelina Guzmán cuando llegaron a Baja California en 1982. Nacido de Tamazula, Jalisco, el 25 de mayo de 1931, Salvador Magaña y su esposa establecieron su hogar en Tecate, y él, su taller.
Cuando el 17 de enero de 2014 exhibió en la colectiva “Inventivas, una visión escultórica” que se montó en la Galería de la Ciudad del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC) de Tijuana, bajo la curaduría de Francisco Godínez y Rebeca Noriega, el maestro Salvador Magaña aceptó platicar para ZETA; entonces tenía 82 años:
“Nací en Tamazula, Jalisco; tuve un proceso largo de trabajar en otras cosas, en el campo, ya de grande hice la primaria y la secundaria, estando en la secundaria conocí a un maestro que era pintor, yo no conocía el arte, entonces dije ‘yo quiero ser artista’, entonces me vine a México con la idea de terminar la secundaria”, evocó el escultor de larga barba y bigote blancos.
Cuando estaba a punto de cumplir 83 años, valoró: “Camino tres veces a la semana. Yo estoy verdaderamente contentísimo porque la vida es hermosa, es un privilegio vivirla”.
En esa tarde de apertura de la exposición, acompañado de su esposa, la maestra Evangelina Guzmán, el maestro Salvador Magaña guio un recorrido por su obra al reportero de este Semanario.
La síntesis de una idea
Una de las obras que se exhibía en “Inventivas, una visión escultórica” era “Cactus”, del maestro Salvador Magaña; aunque en realidad se trataba de un juego de dos piezas que sintetizaba la idea y la forma precisamente de esa planta autóctona de la región desértica de estas tierras.
Magaña proponía una obra de concreto que “me gusta mucho”, de 10.5 por 8.5 por 39 pulgadas de altura, donde sintetizaba, casi hasta llegar a la abstracción, un cactus:
“Es un juego de dos piezas, como verás, es una síntesis de la forma, la estilización de dos cactus. Es la síntesis de la idea de un cactus. Es una pieza de movimiento que me gusta mucho. Son piezas de hace unos cinco años y es parte de la obra de mi tiempo, de lo que hago siempre”, expuso Magaña, bastante jovial a sus 82 años de edad, aunque con un poco de dificultad al hablar.
ZETA le preguntó cómo se sentía trabajando y exponiendo: “Me encuentro verdaderamente en uno de los momentos más plenos, porque al tener esta edad, como que va uno dándose cuenta que el arte primero es un privilegio para decir algo a los demás, es una cosa poética, una forma completamente dramática. Depende tu mundo creativo de tu mundo espiritual, eso lo transmites en tu obra”.
Al exhibir en esa ocasión junto con autores como Carlos Coronado, Roberto Rosique, Francisco Chávez Corrujedo, Laura Castanedo, Ruth Hernández, Carmela Castrejón, Aída Valencia, Juan Gastélum, Juana Valdez, Luis Alderete, Alfonso Arámbula, Ariel Duarte y Martha Soto, se mostró feliz:
“Estoy muy contento porque conozco a toda la gente, aquí todos somos compañeros, hemos trabajado juntos en Baja California por lo menos unos 25 años. Es verdaderamente una alegría decir algo a los demás”, reconoció el barbado escultor.
Su influencia precolombina
Pintor, muralista y escultor, el maestro Salvador Magaña residía en Tecate desde 1982.
En cuanto a algunas de sus exposiciones individuales y colectivas figuran: Primera Bienal Internacional de la Pequeña Escultura (Budapest, 1971); Primer Salón Mexicano del Diseño en México, Museo de arte Moderno (México, 1975); 25 Ceramistas Contemporáneos (Galería Aristos, UNAM, 1976); Talleres en Fronteras (Main Gallery University of Texas, El Paso, 1993 y Centro Cultural Tijuana, 1993); Transiciones de la Tradición a la Posmodernidad/La Escultura en Tijuana (Galería de Arte Moderno, Culiacán, 2005 y CECUT, 2006).
Fue becario en la categoría de Creador con Trayectoria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Baja California en 1994-1995. Fundó en Tecate el Taller de Artes Plásticas (Area Cerámica) de la Universidad Autónoma de Baja California. En 1998 recibió el Reconocimiento al Mérito Académico de la UABC.
En 2014 formó parte de la colectiva “Inventivas, una visión escultórica” que se exhibió en la Galería de la Ciudad del IMAC y en 2015, “Una vida en el arte”, que se montó en la Galería Internacional del Centro Estatal de las Artes (CEART) de Tijuana.
Magaña estudió en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura “La Esmeralda” y luego la especialidad de Cerámica en la Escuela de Diseño y Artesanías, aunque en entrevista con ZETA reconoció que sus influencias venían de la época precolombina; incluso citó “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, del franciscano Bernardino de Sahagún:
“Hay unos poemas precolombinos de los náhuatls que hablan sobre el amor al trabajo, y dicen que si un artista dialoga con el corazón, no es un engañador, entonces es un tolteca; el artista que es un engañador no dialoga con el corazón, no es un tolteca. Entonces, no importa que sea una pieza abstracta o realista, que diga algo eso es lo importante, y a cada persona le da un impacto la obra”.