El Papa Francisco reconoció este día ante miles al oficiar una misa en San Cristóbal de Las Casas, en Chiapas, que los pueblos indígenas han sido marginados y despojados de sus tierras y les pidió perdón.
“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”, dijo.
En el estadio municipal de San Cristóbal de las Casas, la localidad elegida personalmente por Francisco para lanzar su apoyo a las comunidades indígenas, el Papa condenó “cómo de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad”.
Ante miles de indígenas, varios de ellos ataviados con sus coloridos trajes, el Papa Francisco inició una misa multitudinaria que será oficiada en parte en tres de sus lenguas: tzeltal, tzotzil y chol.
Poco antes de iniciar la celebración litúrgica, el Pontífice fue recibido entre gritos, mientras agitaban banderas del Vaticano. Una comitiva de indígenas de distintas etnias le dio la bienvenida en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez cuando bajó las escalinatas del avión, mientras niños ataviados con su colorida vestimenta tradicional le cantaban en español “bienvenido a casa”.
Francisco llegó a San Cristóbal de las Casas en helicóptero y de inmediato subió a su papamóvil en el que recorrió el centro deportivo para saludar a la gente que lo aguardó por horas. ”¡Viva el papa que ama a los pueblos originarios!”, “¡Viva el papa Francisco!”, “¡Viva el papa de los pobres”, se escuchaba decir a un hombre a través de las bocinas, a lo que los asistentes respondían “¡Viva!”.
“Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. La ley del Señor es perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino”, dijo Francisco.
“Esa es la ley que el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados. Ley que quería ser luz para sus pasos y acompañar el peregrinar de su Pueblo. Un Pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del Faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato hasta que Dios dice basta, hasta que Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia. Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, sabiduría y luz. Experiencia, realidad que encuentra eco en esa expresión que nace de la sabiduría acunada en estas tierras desde tiempos lejanos, y que reza en el Popol Vuh de la siguiente manera: El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol. El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia”, agregó.
Luego señaló: “En esta expresión, hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente. En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz”.
“Nuestro Padre no sólo comparte ese anhelo, Él mismo lo ha estimulado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo. En Él encontramos la solidaridad del Padre caminando a nuestro lado. En Él vemos cómo esa ley perfecta toma carne, toma rostro, toma la historia para acompañar y sostener a su Pueblo; se hace Camino, se hace Verdad, se hace Vida, para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre la vida de sus hijos”, dijo.
“De muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles. Frente a estas formas, la creación también sabe levantar su voz; esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que ‘gime y sufre dolores de parto’”, manifestó. ZETA/sin embargo