Irina Bokova, directora general de la UNESCO, abrió la conferencia así:
“Nos hemos reunido de todas partes del mundo inspirados por una sola convicción. La convicción de que algo más debemos hacer para fortalecer la seguridad de los profesionales de los medios.
“Desafortunadamente los trabajadores de los medios encaran hoy día un amplio horizonte de amenazas, que incluyen al crimen organizado, bombas al azar y fuego cruzado, desastres naturales, epidemias y abuso misógino. Los trabajadores de los medios enfrentan la violencia, el odio del extremismo, el acoso digital y más trágico: enfrentan la muerte.
“En la última década, 675 periodistas han perdido la vida. El último año perdimos a 105 colegas; en promedio, un periodista es asesinado cada cinco días, y lo que hace la situación absolutamente intolerante, es que menos del 6 por ciento de los asesinatos son resueltos.
“Éste es un momento crítico para los trabajadores de los medios, para la libertad de expresión Éste es un momento crítico para el mundo”.
Fue el 5 de febrero, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en París, cuando Bokova inauguró la Conferencia Organizaciones de Noticias Unidos por la Seguridad de los Trabajadores de los Medios. Hasta Francia fueron convocados directores y propietarios de medios, editores, periodistas, 300 en total, provenientes de 50 países. Quien esto escribe fue participante por México.
El llamado de la UNESCO se da en un momento efectivamente crítico para la libertad de prensa, en nuestro país, en un solo Estado, en Veracruz, con el asesinato de la periodista Anabel Flores el 8 de febrero de 2016, sumaron 16 los compañeros asesinados en esa entidad gobernada por el priista Javier Duarte de Ochoa. En el país, uno de los más riesgosos para el ejercicio del periodismo. Reporteros sin Fronteras, organización que colabora con la UNESCO, ha documentado más de 80 periodistas asesinados en la última década en México y más de 17 desaparecidos.
El propósito de la convocatoria fue para unir esfuerzos en miras a fortalecer la seguridad de los periodistas y el fin de la impunidad. Hace tres años que el organismo que dirige Bokova se unió a la declaratoria de la Organización de las Naciones Unidas en el Plan para el Desarrollo de las Comunicaciones y la Seguridad de los Periodistas. Desde entonces han hablado con mandatarios, solicitado crear fiscalías especiales de atención, implementar mecanismos de protección a periodistas, ejercer la facultad de atracción -cosa que en México no sucede-, realizar capacitaciones, garantizar la integridad de los periodistas.
En la reunión de París del 5 de febrero, la primera de una serie, el objetivo fue conocer de la voz que lo vive, el entorno en el que periodistas desarrollan su labor en países y zonas de riesgo, para en el futuro emitir posicionamientos y recomendaciones. A la vez, escuchar las propuestas de directores y propietarios de medios.
Entre todas las premisas que se manejaron una fue constante. Como colectivo los periodistas son un fracaso. No hay unidad. De ahí la urgencia de revertir esa tendencia, involucrar a los medios en solidaridad, para poder involucrar a la sociedad en la defensa de la libertad de expresión -al final la sociedad es la más afectada, pues perderá información para la toma de decisiones públicas-, en el entendido que “personas mueren todos los días para traernos las noticias”.
Los medios, reflexionaron mucho, deben hacer eco de la indignación de un periódico, de una radiodifusora, de una televisora o un portal de noticias o blog, cuando uno de sus miembros es atacado, amenazado o en el extremo, asesinado. La responsabilidad, pues, es compartida entre los medios, y entre medios y sociedad.
Esparcir el principio de que el Estado tiene la responsabilidad de proteger a los periodistas, utilizando la Ley para preservar la libertad de todos, de unos a investigar y publicar, de otros a saber, a tener información, precepto que -como en México- no se cumple, a veces por falta de voluntad, en ocasiones por falta de capacidad de quienes encabezan las instituciones del Estado.
Se expusieron casos terribles de amenazas, de secuestros y levantamientos. De difamación digital, de asesinatos. Los casos de ZETA, los casos de Baja California, el asesinato de Héctor Félix, el atentado de Jesús Blancornelas, el asesinato de Francisco Javier Ortiz Franco y el de Luis Valero, las amenazas a los actuales editores y directores, la difamación por parte de gobiernos y políticos, se expusieron.
Historias de horror en el ejercicio del periodismo. El caso de don José Rubén Zamora de Guatemala. Amenazado, secuestrado, levantado, torturado él y su familia, por políticos asociados con mafiosos que hoy están en prisión -los políticos, no los mafiosos-. Ha sido difamado, “la difamación -explicó- es asesinar moralmente la credibilidad de los periodistas”.
Mostefa Souag, director general de Al Jazeera, reveló: desde 1999, 3 mil 500 periodistas han sido asesinados. 100 por año, más de 350 encarcelados. Ahora sufren de acosos digitales, de difamación, casos que no se reportan porque los consideran “normales”, fuertes violaciones a la seguridad de los periodistas. Souag, que representa un medio donde en la planta convergen 85 nacionalidades, tiene un borrador de una declaración de protección para periodistas que próximamente hará público y llevará a las instancias internacionales para juntos, organismos, periodistas y sociedad, luchar por la seguridad de los periodistas y garantizar la libre expresión.
“La opinión pública debe saber que una agresión a un periodista es también una agresión a su persona”, fue la premisa para permear a la sociedad y hacerla solidaria.
En Baja California, ZETA se precia de la solidaridad de sus lectores. A quienes leen nuestras páginas semana tras semana, les debemos la fuerza para resistir el acoso y la presión del gobierno, la intimidación de las balas y las amenazas del narcotráfico. Así hemos podido circular durante más de 35 años en Baja California, a sabiendas de que la libertad de prensa no es posible sin una sociedad que con su sed por la información, la garantice.