Vamos a hablar de las cuestas
y salgamos de la duda,
cualquier cuesta te suda,
te daremos unas muestras.
Nos invitan al derroche,
al vino, mujeres y canto,
que el año nuevo y su encanto
jamás nos hará un reproche.
¿Por qué a este gran bacanal?,
si es momento de oración,
son días de veneración
a un Dios, que vino a salvar.
La casa por la ventana
la echamos en estos días,
días de invierno, noches frías,
tomando vino y botana.
Despilfarramos dinero,
dinero que no tenemos,
ese día no lo comemos
y a esperar cuesta de enero.
En fin, las cuestas ahí vienen,
la del dólar sorprendió,
pues a nadie le avisó
a sus reservas se atienen.
Qué decir de mi petróleo,
ya lo suben, ya lo bajan,
ya lo queman, ya lo enlatan
o al otro mundo lo embarcan.
Las frutas y la comida,
la cuesta ya la agarraron,
pues de precio no bajaron,
se fueron muy para arriba.
La ‘pichonera’ en que vives
tiene que pagar
caro y no es residencial,
es tuya pa’que te animes.
Y las placas de tu carro,
aumento, un tanto por ciento,
aunque no es nuevo, lo siento,
en Reglamentos te agarro.
Verificaré mi escape
para no contaminar,
me dejaré examinar
por mi médico de catre.
La llaman de Lupe reyes
la cuesta tan afamada,
la gente queda arruinada
y a pagar lo que tú debes.
Y si me quedé gastado,
dice dicho muy hablado,
lo comido y lo bailado
nadie me lo habrá quitado.
Si hemos de subir las cuestas
con los precios por las nubes
te prevengo y aunque sudes
siempre gano las apuestas.
Y se dieron al placer
disfrutando de estos días
del amor y alegrías
hasta el nuevo amanecer.
Dicen de estos dos meses,
el de enero y de febrero,
seguro el desviejadero,
la salud sufre reveses.
Si me cuesta subir me enojo,
al guayabo tan sabroso,
ya ni eso siquiera gozo,
mi juguete es un despojo.
Yo no le encuentro razón
ni lógica ni sentido,
mi pueblo está adolorido,
ay, qué perra situación.
Tres pesos de elevación
me los dieron de salario
para combatir a diario
la cuesta de la inflación.
Cómo quieren haga frente
a la cuesta tan pesada
con tres pesos de mesada,
qué patrón tan inconsciente.
Si no cuesta, qué te cuesta
vivir en sana armonía
con miseria y carestía,
es la más sana propuesta.
La cuesta que o me cuesta,
la cuesta de mi mujer,
yo la subo con placer,
pues su cuesta me secuestra.
Alberto Torres B.
Tijuana, B. C.