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miércoles, octubre 2, 2024
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Las cuestas que sí te cuestan

Vamos a hablar de las cuestas

y salgamos de la duda,

cualquier cuesta te suda,

te daremos unas muestras.

 

Nos invitan al derroche,

al vino, mujeres y canto,

que el año nuevo y su encanto

jamás nos hará un reproche.

 

¿Por qué a este gran bacanal?,

si es momento de oración,

son días de veneración

a un Dios, que vino a salvar.

 

La casa por la ventana

la echamos en estos días,

días de invierno, noches frías,

tomando vino y botana.

 

Despilfarramos dinero,

dinero que no tenemos,

ese día no lo comemos

y a esperar cuesta de enero.

 

En fin, las cuestas ahí vienen,

la del dólar sorprendió,

pues a nadie le avisó

a sus reservas se atienen.

 

Qué decir de mi petróleo,

ya lo suben, ya lo bajan,

ya lo queman, ya lo enlatan

o al otro mundo lo embarcan.

 

Las frutas y la comida,

la cuesta ya la agarraron,

pues de precio no bajaron,

se fueron muy para arriba.

 

La ‘pichonera’ en que vives

tiene que pagar

caro y no es residencial,

es tuya pa’que te animes.

 

Y las placas de tu carro,

aumento, un tanto por ciento,

aunque no es nuevo, lo siento,

en Reglamentos te agarro.

 

Verificaré mi escape

para no contaminar,

me dejaré examinar

por mi médico de catre.

 

La llaman de Lupe reyes

la cuesta tan afamada,

la gente queda arruinada

y a pagar lo que tú debes.

 

Y si me quedé gastado,

dice dicho muy hablado,

lo comido y lo bailado

nadie me lo habrá quitado.

 

Si hemos de subir las cuestas

con los precios por las nubes

te prevengo y aunque sudes

siempre gano las apuestas.

 

Y se dieron al placer

disfrutando de estos días

del amor y alegrías

hasta el nuevo amanecer.

 

Dicen de estos dos meses,

el de enero y de febrero,

seguro el desviejadero,

la salud sufre reveses.

 

Si me cuesta subir me enojo,

al guayabo tan sabroso,

ya ni eso siquiera gozo,

mi juguete es un despojo.

 

Yo no le encuentro razón

ni lógica ni sentido,

mi pueblo está adolorido,

ay, qué perra situación.

 

Tres pesos de elevación

me los dieron de salario

para combatir a diario

la cuesta de la inflación.

 

Cómo quieren haga frente

a la cuesta tan pesada

con tres pesos de mesada,

qué patrón tan inconsciente.

 

Si no cuesta, qué te cuesta

vivir en sana armonía

con miseria y carestía,

es la más sana propuesta.

 

La cuesta que o me cuesta,

la cuesta de mi mujer,

yo la subo con placer,

pues su cuesta me secuestra.

 

Alberto Torres B.

Tijuana, B. C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Francisco Navarro Fausto Francisco Navarro Fausto francisco 9 francisco@zeta.com
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