Conzultoría Matrimonial y Familiar
Después de un divorcio lo más seguro es que uno de los ex-cónyuges desee rehacer su vida o ambos, y para el que supuestamente podría ser más difícil tomar esa decisión es para el que se queda con la custodia de los hijos, y en la mayoría de los casos es la mujer la cual se enfrenta varias inconveniencias precisamente por ser mujer, la primera de la ex-marido que no desea que alguien invada el hogar que juntos construyeron, que es donde más se atora un divorcio que los dos desean terminar con esa relación para siempre pero no están dispuestos a perder lo material principalmente cuando es el marido el que aportó todo para construir ese patrimonio.
La mujer presiona para quedarse con la casa por ser el hogar de sus hijos donde habrán de crecer y desarrollarse, y si no tiene trabajo y vivirá a base de la pensión alimenticia pues más argumentos habrá a su favor. Algunas parejas para poder terminar con ese pleito sobre los bienes es de que cada quien aporta su porcentaje en beneficio de sus hijos, así tendrá la seguridad el ex–marido de que ella no venderá ese bien y con la esperanza de que no meta a nadie como nueva pareja, condicionando el convenio judicial con una cláusula de que no habrá de meter a una nueva pareja, lo cual podría ser posible pero imposible de hacerla valer en su momento.
El problema no acaba ahí, me consta que hay más problemas ya divorciados que el antes, durante o después del divorcio.
¿Pero qué de los hijos, lo que piensan o siente al tener un padrastro o madrastra? En primer lugar si siguen esperanzados de que algún día la madre o el padre vuelvan a rehacer su vida juntos, por lo que algunos harán lo posible para que eso suceda, pero ante lo inevitable y ya con la nueva pareja hacerle en alguna forma la vida imposible de acuerdo a la edad que tengan, siendo adolescentes o jóvenes son más solidarios con el que se fue de la casa, pero conforme van creciendo y la madre en estos casos es más mayor, se vuelven y manifiestan celosos del pretendiente porque suponen que solo desea divertirse con ellas y peor cuando es más joven que ellas donde no ven un compromiso de hacer vida en común.
Pero aún hay más, los celos del padre ya no tan solo por la ex sino porque cuando hay hijas existe la desconfianza del comportamiento del padrastro ante ellas, desafortunadamente ha habido casos en que sí ha sido un factor que se ha dado como el abuso sexual o de violencia, es pues la situación más delicada para las mujeres porque al enamorarse nuevamente no vislumbran el alcance que pueda tener una relación con un hombre o que no ha sido padre de hijas o simplemente que no tiene valores para darse a respetar o respetar a los hijos de esa nueva pareja.
Lo importante es que ante la vulnerabilidad de la mujer ésta debe reflexionar y/o asesorarse bien de la decisión que quiera tomar ante el comprometerse con una nueva pareja sin analizarla debidamente y que aun así con el tiempo pueda fallarle en alguna forma, lo cual le indicaría al ex–esposo que tenía razón. ¿Y qué de los hijos nuevamente?, pregunto. Pocas son las que toman en cuenta su opinión, considerando que no conoce bien a esa nueva pareja, o por celos, o solidaridad con el papá, por lo que ellas corren el riesgo pero siempre con inteligencia ante un posible cambio negativo, pero que no viva preocupada por ello, simplemente no se ciegue ante el diario vivir.
Por otro lado y afortunadamente hay muchas nuevas parejas, padres sobre todo que se comportan como unos verdaderos padres con los hijos de su nueva pareja, que incluso llegan a quererlos y atenderlos más que su padre biológico.
Gracias como siempre a mis dos que tres lectores por sus comentarios y consultas, pero ante un nuevo compromiso laboral e institucional solo podré atenderlos por medio del e-mail bautista46@hotmail.com