“Parte del problema de la inseguridad pública en nuestro país es producto de la debilidad o de la ausencia de valores morales y sociales”. “Lograr la seguridad, justicia y paz anheladas por todos requiere, entre otras importantes acciones, de la promoción por todos los medios de los valores de respeto a la vida y la dignidad humana, lograr la convivencia civilizada y el respeto de las leyes”.
Pues ante la gran preocupación que impera en la ciudadanía mexicana sobre la inseguridad en que viven, urge hacer valer los derechos que por ley corresponden a los mexicanos en el sentido de dar validez y seguimiento a los delitos y denuncias que a diario se dan en el país. Asimismo, con un ¡basta ya!, piden seguridad, justicia y paz.
En Baja California, un “obstáculo para abatir la inseguridad”; en Tijuana, si los índices criminales siguen cuesta arriba, si la gente se siente cada vez más insegura y desesperada, no es porque las leyes no se hayan modificada para dar más poder a la policía, los recursos destinados a seguridad y justicia sigan siendo escasos, o no haya suficiente coordinación entre policías. La causa principal, “Kiko” Vega, está en la resistencia generalizada de las autoridades a moralizar a las instituciones de seguridad pública.
Procuración e impartición de justicia, ¡éste es el obstáculo central! Y mientras no se elimine el problema, simplemente seguirá latente. Las formas institucionalizadas de corrupción, cuando son éstas son precisamente las causas centrales del auge criminal y de la impunidad. Hay ciudadanos que manifiestan están hartos de oír por años declaraciones sobre depuraciones y moralizaciones y que nada cambie en la vida cotidiana.
¡Qué pasa, “Kiko” Vega!
Atentamente.
Rafael Trujillo Granados “El Yaqui”
Tijuana, B. C.