El presidente Enrique Peña Nieto visita hoy Iguala, Guerrero, donde encabezará la ceremonia oficial por el Día de la Bandera. Será la primera vez que el mandatario visitará dicha ciudad durante su administración, esto a pesar de que en la madrugada del 26 de septiembre de 2014, desaparecieron 43 jóvenes estudiantes de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y otras 6 personas fueron asesinadas.
Desde hace un 1 año y casi 5 meses Iguala ha sido noticia mundial por la desaparición de los 43 normalistas. A pesar de la turbulencia política y social que sacudió al país, en diciembre de ese mismo año Peña Nieto canceló una visita que haría a ese municipio, a la que sólo acudió el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
El 9 de noviembre del 2014, Peña Nieto se fue a China en el marco de una gira internacional que inició en la Reunión de Líderes Económicos del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), y que culminó en Australia.
Eran los momentos en que las protestas y marchas por los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, se generaban a nivel internacional, con conatos de violencia derivados de enfrentamientos entre la Policía y los familiares de los estudiantes, ocurridos en el Distrito Federal y en Guerrero.
También crecían los cuestionamientos (a nivel nacional e internacional) al gobierno de Peña y su capacidad para ofrecer justicia a los desaparecidos y sus víctimas. A ello se sumaba un reclamo que se hacía más fuerte en las marchas y protestas: la renuncia del presidente.
Peña realizó este viaje a pesar de que la oposición le exigió quedarse para atender la demanda ciudadana de resolver la desaparición de los 43 normalistas desaparecidos presuntamente por parte de policías municipales.
Peña Nieto anunció al Senado que aplazaba su viaje de 7 al 17 de noviembre. Sin embargo, poco después anunció que sí asistiría solo que recortaba los días de ausencia y planteó las fechas del 9 al 15 del mismo mes.
A pesar de que Guerrero es el estado de la República más visitado por el Presidente durante su mandato, sólo después del Estado de México, desde la desaparición de los 43 normalistas el presidente Peña Nieto se ha reunido en dos ocasiones con familiares de los estudiantes y sus abogados, lo que ha hecho denotar su desinterés por el emblemático caso.
Además hoy no se prevé un acercamiento del mandatario nacional con los familiares o sobrevivientes de la “noche triste” de Iguala. En medio de un operativo de seguridad encabezada desde hace varios días por el Ejército, la Marina, el Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal, que abarca a varias comunidades alrededor del municipio.
Recientemente, el semanario ZETA llegó a la conclusión de que en los primeros tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto, del 1 de diciembre de 2012 al 30 de noviembre de 2015, sucedieron en el país 65 mil 209 homicidios dolosos.
Oficialmente, el gobierno mexicano reconoce sólo 54 mil 454 asesinatos intencionales. Pero el conteo que realiza el equipo de Zeta corrige al de la Secretaría de Gobernación (Segob), que no reporta por lo menos 10 mil 755 homicidios dolosos.
El Estado de México es líder en muertos, con 8 mil 845, seguido por Guerrero, con 6 mil 040. La cifra en nueve años da cuenta del tamaño de la tragedia: 185 mil 428 homicidios intencionales.
Aunque en un principio se consideró realizar la ceremonia en las instalaciones militares de Iguala, la Presidencia de la República decidió cambiar la sede a un campo deportivo. En punto de la una de la tarde, el mandatario izará la Bandera monumental sobre el Cerro del Tehuehue, para luego abanderar a 300 escoltas, de diferentes niveles educativos de Guerrero, en el estadio “General Ambrosio Figueroa”, durante el acto cívico realizado en el marco del 195 aniversario del Lábaro Patrio.
Este martes, durante el tercer día de trabajo en Iguala, el gobernador Héctor Astudillo Flores confirmó la visita de Peña Nieto: “Estoy convencido al igual que los que estamos aquí y también el presidente que queremos siempre recordar a Iguala como cuna de la bandera, así que será un día muy especial para Iguala y para Guerrero, sea desde este momento bienvenido a Iguala el presidente Enrique Peña Nieto porque siempre ha sido solidario con Iguala y con Guerrero”, expresó.
Previo a la visita de Enrique Peña Nieto a Iguala el gobernador desarrolló una gira de trabajo de tres días; el domingo se reunió con representantes del sector empresarial y de la sociedad civil para abordar temas de seguridad. Astudillo Flores, aseguró que la visita del presidente Peña Nieto a Iguala demuestra su interés para que el municipio “se levante”.
“Al evento del abanderamiento, van a asistir la representación de los tres poderes, tanto de la cámara de diputados como del Senado, que representan el poder legislativo, estará el presidente de la Suprema Corte de Justicia y el presidente de la República, será un evento que sin duda cobra vital importancia la visita del presidente” dijo Astudillo.
En pocas ocasiones Peña Nieto se ha referido a lo ocurrido en Iguala la noche del 26 de septiembre del 2014, como un hecho que cambió al país. Una de ellas fue el 27 de noviembre del 2014, cuando presentó las acciones de su decálogo por la seguridad y la justicia, en respuesta a los hechos de Iguala.
“Después de Iguala, México debe cambiar”, dijo el presidente Peña Nieto, “como un mexicano más, me sumo al clamor ciudadano que exige justicia y, como Presidente de la República —y lo dejo de manera muy enfática— asumo la responsabilidad de encabezar todos los esfuerzos necesarios para liberar a México de la criminalidad, para combatir la corrupción y la impunidad”.
Sin embargo, el punto de vista del mandatario contrasta con la opinión de los más importantes medios internacionales.
Por ejemplo, en octubre pasado, un reportaje publicado en la prestigiosa revista The New Yorker y firmado por el periodista Francisco Goldman, afirma que en México se ha vivido un año de “muchas mentiras”.
Entre ellas que las investigaciones independientes sugieren que hasta el Ejército participó u omitió su responsabilidad en los ataques contra los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, 43 de los cuales están desde hace un año, tres más fueron asesinados y muchos otros resultaron heridos, algunos de gravedad.
Goldman narra lo que sucedió aquel 6 de septiembre pasado, cuando el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentó los resultados de su investigación sobre los sucesos del 26 de septiembre y 27 de 2014, ocurridos en Iguala, Guerrero. Después, dice Goldman, los periodistas afines al Gobierno federal intentaron desvirtuar o desacreditar una conclusión a la que se tardó 6 meses en llegar, luego de revisar casi 1 millón 725 mil páginas de los expedientes, dice el periodista.
Ese día, cuando se presentó el informe, se “demolió” la “verdad histórica” dicha por el gobierno de Peña Nieto, dice Goldman. Las protestas mundiales para conocer la verdad del caso trajeron la suficiente presión para que cinco expertos, de varios países y varias especialidades, fueran nombrados por la CIDH para dar una versión distinta de la investigación “profundamente viciada y de posible complicidad criminal” que realiza el gobierno mexicano, agrega.
“Sería difícil exagerar lo que fue una demolición de la historia oficial del gobierno mexicano, una historia ya burlonamente conocida en México como la ‘verdad histórica’, desde que el ex Procurador Jesús Murillo Karam, lo llamó enfáticamente así durante una conferencia de prensa, a finales de enero. En ese caso, Murillo Karam había anunciado que, de acuerdo con las conclusiones de los investigadores de la PGR, los cuarenta y tres estudiantes desaparecidos habían sido entregados por la policía municipal de Iguala a sicarios de los Guerreros Unidos e incinerados en el vertedero de la vecina ciudad de Cocula. La conclusión oficial, se dio con el supuesto apoyo de expertos científicos y las confesiones de los narcotraficantes”, escribió Goldman.
Por su parte, el diario estadounidense The New York Times publicó una editorial en enero de este año, en el cual abundó en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, afirmando que hubo una investigación fallida por parte de la PGR. Eso se suma al escepticismo público y a la negativa del gobierno de permitir a los expertos de la CIDH entrevistar a los militares del batallón de Iguala, dijo el rotativo neoyorquino.
Ante ello, el rotativo sostiene que “no es demasiado tarde para que el gobierno reconozca que se echó a perder su investigación (del caso Iguala)”, por lo que debería dar a los investigadores internacionales el acceso sin restricciones al personal gubernamental, es decir, al Ejército.
“Eso puede ser muy poco para salvar la reputación del señor Peña Nieto. Pero es lo menos que puede hacer por las víctimas de una de las peores atrocidades contra los derechos humanos de México en la historia reciente”, sentencia.
Por su parte, en septiembre de 2015, el semanario británico The Economist hizo referencia a las conclusiones del grupo de expertos de la CIDH luego de seis meses de recolectar evidencia. Al respecto, señaló:
“Nada ha proyectado una larga sombra sobre la presidencia de Enrique Peña Nieto como la desaparición del año pasado de 43 estudiantes en el estado sudoccidental de Guerrero. La sombra se alargó el 6 de septiembre, cuando la explicación del gobierno sobre los acontecimientos fue severamente cuestionada por una investigación internacional”.
Las conclusiones del estudio, abundó el semanario, “agravan la incertidumbre sobre lo que pasó con los normalistas de Ayotzinapa”, desparecidos el 26 de septiembre del año pasado en Iguala, luego de tomar autobuses que los conducirían a la Ciudad de México para participar en la marcha conmemorativa de la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.