Los Donez
Invariablemente nuestros coloquios, cenas, comidas o encuentros, terminaban en grandes discusiones, peleas y pleitos. Sin embargo, la amistad, admiración y respeto que sentía por él, jamás se vieron afectadas. Supongo que esto sucedía por el recio estilo de nuestras respectivas personalidades, pero, más puntualmente porque la mayoría de nuestras conversaciones giraban en torno a un tema que nos unía entrañablemente. La pasión por la tauromaquia absorbía cualquier atisbo de razonamiento objetivo y la confrontación resultaba inevitable cuando me reunía con el mejor apoderado del último cuarto de siglo que tuvo nuestro país, Don José Manuel Espinoza Flores.
Le dio a su profesión otra dimensión, donde existen y existieron dos verdaderos genios que le antecedieron en el arte de forjar figuras, como fue Don José Chafik con Don Manuel “Manolo” Martínez y Don Rafael Báez con Don Eloy Cavazos.
Nos reencontramos en infinidad de inolvidables ocasiones, pero uno de nuestros mejores enfrentamientos se dio a mediados del año 2009 –en una noche irrepetible–, el escenario, el salón principal del añorado Restaurante “Le Cirque” del Hotel Camino Real, la convocatoria resultó inmejorable; Secretarios de Estado, Senadores, Diputados, Dirigentes Empresariales en una mesa pletórica de apreciados amigos, que atendieron amablemente nuestra invitación para honrar el brindis que recientemente nos había obsequiado su “poderdante”, la máxima figura taurina de nuestra nación Don Eulalio López “El Zotoluco”.
Una vez agotado el festejo formal, nos quedamos a echarnos la del estribo, Don José Manuel, Lalo y el escribiente, dando inicio al verdadero jaloneo, cuando el Matador con cierta jiribilla me preguntó: “Don Carlos, ¿cuál sería su opinión, sobre la posibilidad de no presentarme esta temporada en la Plaza México?”, a lo que inmediatamente respondí, que sería un gravísimo error, ya que se acababa de anunciar el retorno de José Tomás, –para mí– el mejor torero del mundo de nuestra generación y era imprescindible que se “confrontara” con él de forma inminente para medir sus infinitas capacidades, sus distintas “tauromaquias” y sobre todo las cualidades de los dos mejores toreros de España y nuestra tierra, desatando mi comentario una ruidosa trifulca, llena de ardorosos argumentos del apoderado que se oponía fervientemente al “mano a mano” al que él jamás accedería. La gritería que se armó no terminó nada bien, para variar.
Novillero, Empresario, Artista, Visionario infinito, Don José Manuel Espinoza, miembro de la dinastía de “Los Armilla”, le dio lustre y una gran renovación a nuestra fiesta, con su ilimitada entrega a lo que más amaba en la tierra, que acaba de dejar, y que seguramente seguirá adorando desde su nueva barrera en el cielo. Descansa en paz, querido amigo.
Hasta siempre, buen fin.
Carlos Mora Álvarez, es orgullosamente tijuanense. Ha sido servidor público y dirigente empresarial. Actualmente es Presidente Ejecutivo del Consejo Estatal de Atención al Migrante. Comentarios y sugerencias: carlos.mora.alvarez@gmail.com