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martes, octubre 1, 2024
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Denuncia por alcohol adulterado en Pub de la Chapu

Durante las primeras horas del viernes 29 de enero, varios clientes del Pub de la Chapu, bar ubicado en avenida Sonora, trataban de ayudar a Anna Melissa, una mujer de 32 años que ya no podía sostenerse. Aproximadamente era la una de la mañana y la actividad del lugar continuaba normal.

Su estado empeoró, estaba helada y totalmente desvanecida. Los clientes solicitaron una ambulancia, pero al lugar solo llegaron oficiales de la Policía Municipal que apenas se acercaron a la mujer.

Por la tardanza de los paramédicos, Melissa fue trasladada en automóvil hasta la Cruz Roja, donde a su llegada se registró una “aparente sobredosis y/o ingesta de alcohol”. Sin embargo, horas después, el antidoping resultó negativo en todas sus variantes, y ella, en entrevista, asegura que de las 8 de la noche a la hora en que perdió el conocimiento, se tomó cuatro caballitos de tequila, cantidad mínima dentro de sus estándares.

El lunes 1 de febrero, cuando se sintió recuperada por completo, acudió a la Cruz Roja de Tijuana para solicitar su expediente médico, y comprobar ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) que en el bar le vendieron alcohol adulterado, como lo denunció. Así se lo comentó el médico Héctor Marín.

Después de varios de días, comenta que  logró platicar con el director de la Cruz Roja, Jaime Cárdenas, quien después de varios minutos le dijo que su documento de alta no aparecía en el sistema. Sin embargo, la institución respondió a este Semanario que la información médica fue requerida por la PGJE y que ya fue entregada en dicha instancia.

Anna Melissa niega que dicha información sea cierta, y  sigue con su denuncia (201/12/211/AP), además puso una queja formal en la institución médica. También acudió a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

Pedro Valente, propietario del Pub de la Chapu, negó que en su negocio se venda alcohol adulterado, pues le parece una práctica absurda, que en sus 11 años al frente del lugar no ha conocido. Lamentó, además, que la situación haya generado tal desprestigio, dado que las visitas han bajado considerablemente.

Además contó que se trata de un negocio familiar, por lo que es imposible que otra persona permita la venta de esa clase alcohol a sus espaldas. Dijo estar dispuesto a que las autoridades investiguen lo que ahí se vende.

Esa noche, continuó, Melissa, mujer a la que conoce por ser clienta del lugar, llegó y luego se marchó durante algunos minutos para regresar en otro estado, sostiene Pedro Valente. La clienta tomó Don Julio 70, botella de la que sirvió otros tragos esa noche, sostiene Valente.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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