Estaba el demonio de los pecados distribuyendo a los pecadores a sus respectivos infiernos, en eso viene un borracho y su castigo fue estar en una sala llena de licores por cien años y, al cumplirlos, sale igual de borracho.
Luego viene un mujeriego y su castigo fue el encierro en una sala llena de mujeres dispuestas a todo, por cien años. Al cumplir el tiempo, sale el mujeriego todo flaco, acabado, sin aliento.
Por último llega un fumador compulsivo, el cual había robado por culpa del vicio y su castigo fue el encierro en un cuarto lleno de toda clase de cigarrillos por cien años. Al cumplir su condena, llega el demonio y le abre la puerta, recibiendo un gran susto, ya que sale el tipo corriendo, desesperado gritando a todo pulmón:
“Por piedad, un cerillo, ¡un cerillooo!”.
Autor: Conocida periodista.
Dios así lo decidió
Dios decidió llevar al diablo a la Corte y arreglar sus diferencias de una vez por todas. Cuando el diablo escuchó esto, se rio y dijo:
“Pero qué te pasa, ¿de dónde crees que vas a encontrar a un abogado?”.
Autor: Un contador.
En cierta provincia
En cierta provincia, estaban a pocos días de realizar las elecciones para alcalde. En la plaza principal se encontraba el más popular de todos los aspirantes al puesto, y en medio de su discurso le dice a los provincianos:
— ¡Y les prometo que les construiré el puente!
Uno de los provincianos responde:
“Pero doctor, ¡aquí no hay río!”.
— ¡También se los hago!
Autor: Estudiante de Ciencias Políticas.
Prohibido quejarse
Un académico estaba hablando con un emigrante ruso:
— ¿Oye, y cómo se vivía en Rusia?
“No me podía quejar…”.
— ¿Y la economía?
“Pues mira, no nos podíamos quejar…”.
— ¿Y se bebe mucho?
“Bueno, no te puedes quejar…”.
— ¿Entonces por qué te fuiste de Rusia?
“Porque no podía quejarme…”.
Autor: Un mexicano reprimido.
Mendigo
Un hombre está pidiendo dinero en una esquina, en eso pasa por allí un señor y el limosnero le dice:
— Señor, ¡deme algo para ayudar a los débiles mentales!
“¿Qué? ¡Para el gobierno ni un peso!”.
Autor: Otro mexicano.
Observadores internacionales
Se ha publicado una lista de observadores internacionales para las próximas elecciones en México. Destacan los siguientes nombres:
De Nicaragua: Viola Casillas.
De Japón: Tekito Tuboto.
Del Vaticano: Monseñor Prigana (creo que sí existe un Msgr Prigani)
De Francia: Pierre DuPan.
Autor: Anónimo de MORENA.
Penitencia
Estaba el cura dando misa en la iglesia y les dice a sus feligreses:
“Hijos míos, mañana viene el Papa a perdonar a todos los que votaron por AMLO y por Josefina Vázquez Mota. ¡Sí, hijos míos! Viene a perdonar a todos los que votaron por AMLO y por Josefina Vázquez Mota, porque los que votaron por Peña Nieto ¡no tienen perdón de Dios!”.
Autor: Otro mexicano más.
Farmacéuticas solteronas
Dos solteronas tenían una farmacia heredada del padre. Un día entra un hombre y pide un condón. Una de las mujeres le saca uno talla 42.
“No, es pequeño”, dice el hombre.
Le saca uno talla 44.
“No, creo que todavía es pequeño”.
Saca y saca, y la última talla que le queda es un 50, pero el hombre dice que no, que es pequeño.
Entonces la mujer grita:
— Hermenegilda, el señor necesita un condón talla 52 y ya no nos quedan, ¿qué le ofrezco?
“¡Casa, comida y la mitad de la farmacia!”.
Autor: Una casada y sin farmacia.
Clientela difícil
Un señor entra en una papelería y pregunta:
— Oiga, ¿tienen sobres redondos?
“¡No! Tenemos sobres rectangulares y cuadrados”.
— ¿Y cómo les envío yo esta circular?
Autor: Manolo.
Barbería
Un hombre va a una barbería y mandan al aprendiz que le afeite y le empieza a dar unos sablazos que no te quiero contar. Al cabo de un rato, el cliente pide:
— Por favor, ¿no tendrá otra navaja?
“¿Esta no corta bien?”.
— No hijo, ¡es para defenderme!
Autor: Anónimo de salón de belleza.
Confusión
La Policía en Ámsterdam tiró de una patada la puerta en la casa de un hombre luego de recibir quejas de los vecinos que supuestamente lo habían oído pegar unos gritos aterradores. Resulta que el individuo es un cantante de ópera que por estar en pleno ensayo ¡EN ZERIO! no escuchó los toquidos de la autoridad al llegar a su domicilio.
Lo peor del caso es que los policías también creyeron que el señor estaba siendo torturado.
