Tener un hijo con síndrome Down representa para sus padres un golpe duro a pesar de los buenos deseos de familiares y amigos, de que son una bendición de Dios, de que son puro amor, de otras cualidades más, porque lo que sí, indudablemente para sus padres es un golpe duro. ¿Pero saben una cosa? Eso afortunadamente es una sensación o sentimiento pasajero, en primer lugar por la ignorancia de lo que es tener síndrome Down y de cómo tratarlo, tanto en los cuidados a tener, las complicaciones médicas, como su alimentación y su educación.
Por el título del presente apunte no es tanto por lo antes dicho, sino más bien va encaminado a toda la gente que rodea y/o se acerca a esos padres y por supuesto a ese niño que tiene esa característica que lo hace especial. La gente ni por asomo se imagina lo que sufren los padres mientras se recuperan del golpe al saber que su hijo tiene esa característica, desde lamentarse de los padres manifestando “pobrecitos”, o pobrecito el niño y que cuando tienen la oportunidad de acercarse a él lo hace hasta con temor y no se diga si van acompañados de otro niño que hasta lo retiran, no vaya a ser que se les pegue el síndrome como si fuera una gripe o se vaya a contagiar como si fuera lepra.
Con el tiempo los padres se recuperan más pronto de lo que se imaginarían, arrepentidos de haber pensado tan desafortunadamente al darse cuenta de que tienen un hijo como cualquier otro aunque con una característica especial y diferente y no es que el niño sea diferente ya que tiene cabeza, brazos, piernas, pies, todo lo que tiene cualquier niño que se dice normal, por lo que sucede que las personas que se acercan a ese niño manifiestan una serie de torpezas que lastiman más a los padres que al mismo niño, que mejor es ignorarlas pero que a veces se pasan.
Al cabo del tiempo los padres para no sentirse mal y que no les vaya a ocurrir lo mismo a otros padres en una situación similar o que no les pase más seguido a ellos mismos lo mejor sería que la gente cuando se crucen con un niño con síndrome Down no digan ni se lo pregunten a la madre: ¡es que no se lo detectaron durante el embarazo?!, o si se lo detectaron ¡¿tomaron la decisión de seguir adelante?!, porque con esas preguntas y otras más que por simples parecen estúpidas ya que con esas expresiones lo que logran es sentir culpable a la madre porque algunas tienen la mala idea de sentirse culpables cuando en realidad ninguna madre desea ni espera que su hijo salga con una cromosoma de más y ni oír mucho menos expresiones como “a pesar de todo es tu hijo”, no, no a pesar de todo, simplemente es tu hijo y ya y se llama X.
Más mal hacen cuando cuchichean casi frente a los padres al lamentarse de la característica de su hijo, y peor cuando les dicen “tu hijo es un síndrome Down” y por quedar bien agregan “qué bonito, ¿no?” Simplemente es un niño que tiene síndrome Down, y que está completo como cualquier otro niño, que está afectado por trisomía o un cromosoma de más y eso es todo, porque por otro lado jamás dirían “qué bonito niño canceroso”, simplemente es un niño que tiene cáncer y punto, así es como deben de comportarse ante un niño que tenga síndrome Down, sin manifestar lástima ni por el niño muchos menos por sus padres, enseñando a sus hijos que los vean simplemente como iguales. Igualmente no hacer consideraciones de que “ellos son así”, sino simplemente “ellos” con su carácter definido, su físico, sus gustos y manifestaciones como cualquier otro niño que son diferentes entre sí como cualquiera es diferente a su vecino, al hermano o cualquier otra persona, es un niño o joven que tiene síndrome Down.
Como siempre muchas gracias por sus comentarios y consultas al teléfono 6849647 o al e-mail: bautista46@hotmail.com
El Licenciado Roberto Bautista ejerce su profesión en Tijuana, B.C.