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sábado, octubre 5, 2024
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La guarida del capo

Los Mochis, Sinaloa.- Son pocos los muebles. No hay comedor ni sillas en la cocina. A tres días del enfrentamiento registrado en esta casa, queda el polvo, la basura y costras de sangre sujetas al piso. Las balas de alto calibre impactaron cortinas, puertas, muros, televisiones, perforaron latas y frascos de comida, un par de granadas dejaron huecos en el piso y chamuscadas las paredes. No hay habitación que haya quedado intacta. Los montones de ropa, cobijas y trapos quedaron esparcidos. Puertas de alacenas, cajones y armarios, están todas abiertas. Cuadros con pinturas de manzanas, elefantes y figuras geométricas fueron desmontados. Reventaron los vidrios del horno de microondas y de la estufa, y penetraron las cortinas de la planta baja. De la chapa de la puerta principal, cuelgan las llaves con las que un agente de la Procuraduría General de la República (PGR) abrió la vivienda para permitir la entrada a la prensa. Huellas de zapatos marcan el camino guiado por la PGR y la Marina a través del inmueble. Primero está la cocina atravesada por una columna al centro y una mesa que la rodea. Sobre ésta, la caja de un precario celular modelo Alcatel OneTouch sin acceso a internet, una caja del sistema de televisión de paga Sky, y una copia de la Sección Amarilla. Dos ollas blancas permanecen sobre los quemadores de la estufa, también hay platos desechables de comida, frascos de mayonesa y café, azúcar, galletas. No hay cajas de cigarros ni botellas de alcohol, tampoco envases de cerveza, solo cartones de leche deslactosada light, botellas de agua y de refresco de cola. La comida encimada produce una sensación de desperdicio. Debajo del lavabo, una hielera blanca guarda zanahorias, chiles verdes, pepinos y cebollas. El menú continúa: harina blanca para hot cakes, cátsup, mole, pan para hot dogs. Del refrigerador todavía más comida. Un empaque de chorizo reventado. Más de una docena de huevos caen de las rencillas, hay gorditas alrededor de un orificio en el piso causado por una de las granadas lanzadas por los marinos. Parece que una mesa plegable blanca fue usada como escudo a un costado del refrigerador que fue jalado desde la pared hasta tapar el acceso a las escaleras. En toda la casa, no queda un solo cartucho, una sola bala. Lo que parece haber sido una regada de disparos, impactó contra la pared conforme se sube al segundo piso. Como en el piso inferior, arriba hay un par de sillones negros, colocados frente a una televisión. Es una casa de cuatro habitaciones con cuatro baños, un cuarto de lavar con secadora, lavadora y lavadero. En casi todas las habitaciones, las camas fueron volteadas con las bases patas arriba y los colchones en el piso. Son muchos los artículos personales: cepillos y pastas de dientes, ropa tipo militar, guantes,  ropa interior, pantalones de mezclillas y camisas de vestir, no se ven zapatos. Encima de una de las dos camas en la habitación al fondo del segundo piso, quedaron cuatro copias de renta en DVD de la teleserie “La Reina del Sur” (La Segunda Parte). Colocadas cuidadosamente una encima de otra, mantienen su equilibrio  a un lado de maquillaje y esmaltes de uñas, son los únicos artículos que guardan orden dentro de la casa. En el piso hay manuales de uso de celulares BlackBerry, y cajas de electrodomésticos como licuadoras. La habitación en la planta baja, presume la Marina y la PGR, corresponde a “El Chapo” Guzmán. Es la única donde la puerta fue derribada. En un sillón negro, hay un tubo de tinte para cabello Just for Men, antibióticos, jeringas, antiinflamatorios, chicles, gasas, una pomada de árnica y un cepillo para el cabello, así como un vigorizante masculino a base de hierbas como flor de loto. En el piso hay bolsas de una boutique para niños en Culiacán y de la exclusiva tienda de ropa londinense Ted Baker, mientras que un pantalón de mezclilla con manchas de sangre fue dejado entre sábanas.   EL PASADIZO SECRETO Dentro de un amplio clóset con armario integrado, estaba la ruta de escape secreta del capo. A través del espejo, se esconde el paso a un túnel. Una vez que se jala de un dispositivo escondido dentro de un foco en el techo, se abre la pesada puerta de metal que deja entrever un pasillo con escaleras metálicas que orientan hacia el túnel de 15 metros de largo. Aunque el pasadizo está revestido de madera y un sistema de alumbrado con un par de focos en la parte superior, su inicio muestra las características rocosas del subsuelo. Al fondo, una compuerta metálica con un dispositivo de seguridad mantiene cerrado el paso a la red de alcantarillado de la ciudad. En la huida de “El Chapo”, las aguas entraron al túnel. El primer desnivel, ubicado casi a la mitad del trayecto, estancó gran cantidad de agua rojiza que llega el metro de altura. No hay un olor desagradable en el agua y la altura de casi dos metros en el pasadizo permite que circule el aire. El cadáver de una víbora pasea por las aguas, “ya estaba muerta” dice despreocupado el agente del Ministerio Público que custodia el inicio del túnel. Antes de llegar a la compuerta, un tubo de drenaje de la ciudad atraviesa un tramo del túnel. Entre la compuerta y el túnel, se alcanza a ver una hoja blanca, adherida con cinta color canela, con letras escritas a computadora que dicen  PGR/SEIDO/UEIDCS/008/2016, el número de expediente que integra la acusación contra “El Chapo”, “El Cholo Iván” y sus cómplices por el enfrentamiento armado con la Marina.   LAS ADECUACIONES Hasta agosto de 2015 -un mes después de su fuga- la casa de donde “El Chapo” huyó la madrugada del 8 de enero de 2015, se encontraba en renta. Un letrero amarillo fue dejado en una de las dos cocheras y un número de teléfono anotado a mano sobre la pared blanca de la vivienda. Un vecino del área explicó que el matrimonio que residía en la vivienda, se mudó apresuradamente de la casa. Para “El Chapo” era una ubicación privilegiada. El Bulevar Jiquilpan es uno de los de mayor tránsito en la ciudad. Unidades de transporte público, camiones de carga, vehículos y motocicletas hacen que casi cualquiera pase desapercibido. “Este barrio es muy tranquilo”, indica uno de los vecinos del fraccionamiento residencial Las Palmas, donde fue sorprendido “El Chapo” Guzmán. El líder del Cártel de Sinaloa vivía a una calle de distancia de la casa del madre del gobernador Mario López Valdez, a menos de una cuadra del secretario general de Gobierno, Germán Vargas, y muy cerca de las instalaciones de la Policía Ministerial. Los árboles de olivo no solo han agrietado la banqueta de la esquina entre Bulevar Jiquilpan y Río Quelite, también ocultan por completo el segundo piso de la vivienda donde el 7 de enero inició la persecución del capo. A simple vista, no se advierten las cámaras de seguridad colocadas en cada extremo de la casa. De hecho, las cámaras y el interfono estaban conectados a la pantalla LCD de un sistema de seguridad, colocada en la cocina. ZETA investigó las adecuaciones de seguridad para proteger al narcotraficante.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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