En 1976, a los 30 años de edad, el mexicalense Jesús Aurelio Flores Peña tuvo la idea e intención de crear una empresa cementera que fuera líder en la región y, junto a un reducido grupo de socios, la conformaron. Hoy es una empresa modelo. Cachanilla de origen, Aurelio Flores estudió Ingeniería Civil en el Instituto Tecnológico de Monterrey, y ahí mismo concluyó la Maestría en Ingeniería Industrial. Sus estudios de primaria los cursó en la escuela “Leona Vicario” y los de secundaria, en el Instituto Salvatierra. Antes de crear la empresa cementera, trabajó con la familia Gallego en Industrializadora Mexicana del Ajonjolí. El 1 de julio de 1976 se fundó oficialmente Cementos Químicos Industriales (Cemenquin), generando primeramente dos productos, el pega azulejos y la boquilla. La empresa fue pionera en su ramo a nivel regional -Cemex en Ensenada produce solo cemento gris- mientras que en Cemenquin se toma el cemento y lo transforman en productos especializados y hasta la fecha sigue siendo líder. La planta de Cemenquin se ubica en la zona industrial de la capital bajacaliforniana, a un costado del Bulevar Gustavo Vildósola, aunque en su origen ocupaba un inmueble en el callejón Madero, entre C y D. El producto tiene capacidades químicas muy específicas y, a 40 años de creación, en la empresa cachanilla se elaboran más de 200 productos, empleando a cerca de 150 trabajadores. “Cubrimos todas las partes de la construcción, menos el bloque y la varilla”, explica Adrián Flores Sosa, ex líder de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) en Mexicali e hijo del “Yeyo”. La empresa fundada por Flores Peña surte al mercado de las entidades del Pacífico Norte y han instalado una segunda planta en Monterrey, Nuevo León, para el mercado de Tamaulipas y Coahuila. Además, crearon una marca para el mercado norteamericano en los Estados de California, Arizona y Nevada. Flores Peña fue presidente de la CANACINTRA en el periodo 1988-89 y posteriormente fungió como titular del Consejo del Casino de Mexicali. Fue además fundador del Consejo de Desarrollo Económico y director del Consejo Coordinador Empresarial de 1991 a 2001. Esto último sucedió en tiempos en que la entidad era gobernada por el panista Alejandro González Alcocer, y desde el CEE, Flores fue uno de los críticos más visibles de las acciones y yerros gubernamentales. Priista de toda la vida, en 2001 Aurelio Flores fue designado candidato a la alcaldía de Mexicali por el Partido Revolucionario Institucional, tocándole competir contra el panista Jaime Díaz Ochoa -en esa elección Eugenio Elorduy fue el candidato a la gubernatura-, logrando “El Yeyo” 67 mil 434 votos contra 95 mil 674 de Díaz Ochoa en una elección se caracterizó por el 60% del abstencionismo ciudadano. Posteriormente fue designado presidente del Comité Municipal del PRI, tocándole en esa etapa el triunfo tricolor por la alcaldía de Mexicali con Samuel Ramos Flores como candidato, después de tres trienios panistas. En 2007 fue designado presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en un periodo de interinato de alrededor de ocho meses, tras la salida de Mario Madrigal de la dirigencia del tricolor. “Él creció priista y siempre buscó estar muy involucrado con su partido. Era critico dentro del partido en las prácticas en las que no estaba de acuerdo y empujaba siempre las buenas prácticas y la mejora de los factores que pudieran llevar al PRI a convertirse en la fuerza estatal primaria”, recuerda su hijo Adrián. “El interés de mi padre fue participar en la política, buscando eliminar prácticas que no son buenas para la administración pública y ayudar a la gente”, expone. Recuerdan que -pese al deterior físico en el último año-, Flores nunca dejó de asistir a su empresa, ahí estuvo el 30 de diciembre de 2015 y al día siguiente quería ir de nuevo. “Antes que el tema político y el empresarial, él era un hombre de familia, era lo que lo hacía orgulloso”, concluyó su heredero. La tarde del domingo 3 de enero, Aurelio Flores Peña, “El Yeyo” para sus amigos, falleció a los 69 años, derivado de un cáncer detectado desde 2003. Aunque nunca se doblegó, finalmente perdió la batalla. Le sobreviven sus tres hijos: Aurelio, Adrián -quien hasta hace unos meses se desempeñó como líder de la CANACINTRA- y Alma Gabriela, así como su esposa Alma.