“Ya ni siquiera es pedirles algo, sino lo que queremos es que hagan lo que dijeron que iban a hacer”, dijo Alejandro Morales, empresario y uno de los miembros fundadores del recién creado Comité para el Bienestar Social de San Quintín. A raíz de la revuelta social encabezada por los jornaleros del sur de Ensenada, el gobernador Francisco Vega para conciliar con todas la partes en conflicto lanzó el “Programa para la Atención de San Quintín” (2015-2019), donde a través de más de 300 obras y una inversión de más de 3 mil millones de pesos, el gobierno estatal –en coparticipación con otros niveles– promete abatir el rezago social y de infraestructura que siempre han padecido los sanquintinenses. Pero a semanas de haber arrancado el proyecto, la autoridad ya empieza a quedar mal. “En su momento fue un acto de buena voluntad del gobierno estatal, pero cuando empezamos a revisar vemos que los plazos se empiezan a agotar, vemos muy poca obra y muy poco trabajo, quisiéramos estar equivocados”, expuso Vicente Guerrero, empresario ostionero. De ahí que nace este Comité encabezado por William Hedrick y Berrymex, presidente de la empresa Driscoll´s, Marco Antonio Estudillo, presidente del Comité de empresarios agrícolas, el doctor Ernesto Cano, pionero en San Quintín, Vicente Guerrero, dueño de la ostionera del mismo nombre, y otros comerciantes y profesionistas del Valle. El grupo de trabajo apenas está en el análisis de los programas de obra, revisando plazos y presupuestos, para en su momento darle seguimiento puntual a cada rubro y, ya no pedir, sino exigir, que les cumplan. Pero además, dictar directrices y vigilar que el recurso sea bien utilizado, por lo que dicen que cada integrante del Comité pondrá “marcaje personal” a un proyecto específico para presionar que el gobierno lo ejecute en tiempo y forma. “También tenemos que ver si es realmente lo que ocupamos, jerarquizar las prioridades, los sanquintinenses tenemos la facultad para decidir cuáles y en qué momento se tienen que hacer”, advierten, quienes aseguran que son un grupo plural, sin vínculos partidistas, sin intereses sectoriales, que incluye a todos los habitantes de San Quintín, hasta los jornaleros, aunque ninguno de ellos aparezca como miembro del grupo. “Todos aquí somos San Quintín, tanto los trabajadores del campo, que son gente muy valiosa, como los empresarios, los comerciantes, las amas de casa, estudiantes…La carretera es para todos, el agua es para todos”. Un rezago, y hasta los absurdos del compromiso signado por Kiko Vega es la construcción de un gimnasio en la colonia Nueva Era, “que nos sigue pareciendo un tanto incongruente que por el hecho viene de visita, pues se inaugura, pero sigue siendo solo un edificio, no tiene acciones, necesitamos que aún bajo un techo cualquiera pero que tenga actividad”. Dijeron que entienden que hay obras que aparte de una fuerte inversión, conllevan un largo plazo para que se cumplan, como la Desaladora o la Carretera de cuatro carriles Camalú-San Quintín. “Sabemos que la Desaladora no es va poder llevar a cabo en un año, es imposible, sin embargo hay otras obras, de rehabilitación de pozos en comunidades, de pequeñas redes de hidráulicas de abastecimiento, porque aquí el agua es escasa y cara, y eso eleva el nivel de vida de todos”. Y en el caso de los cuatro carriles para el tramo Camalú-San Quintín ven muy lejos el día de que, por lo menos, estén lanzando la licitación: “Es una mega obra que requiere un proyecto ejecutivo, y ese tema lo venimos oyendo hace varios años, pues vamos a presionar para presionar porque se comprometieron que el proyecto quedaría terminado este año”. Además de la cantidad de “obras inútiles, además de altamente sospechosas”, dicen que lejos de avanzar se ha afianzado el rezago sobre todo en lo que corresponde a la esfera municipal, a quien le corresponde atender los servicios públicos básicos como la recolección de basura, patrullas, alumbrado. “Y es algo que se reclamó muy fuerte porque precisamente lo que determina que una zona sea marginal o no es precisamente la carencia de servicios, aquí tenemos esa carencia”. Lamentó que con todo el potencial que tiene el Valle de San Quintín, por sus recursos y paisajes naturales, no se pueda impulsar sobre todo el sector primario, no se pueden instalar industrias ni maquiladoras ante carencias tan elementales como el drenaje, el agua, o el manejo de la basura, rubros en los que exigirán su inmediata solución, al margen del orden en que aparecen en el plan ofrecido por el Gobierno del Estado: “No hay un solo metro de drenaje, hay puras letrinas, imagínate los riesgos sanitarios que conlleva eso, y nos aleja de cualquier cuestión de competitividad”. Los integrantes del Comité reprochan que mientras Mexicali ha tenido un desarrollo impresionante en los últimos años, Ensenada toda, y no se duda la parte rural, ha sido siempre la primera descartada a la hora que se ajustan los presupuestos. “‘Atole con el dedo’ nos ha dado el gobierno durante muchos años”, refiere el doctor Ernesto Cano, quien llegó a San Quintín hace 45 años y quien por muchos años ha hecho labor asistencialista en las comunidades. El presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Estado, Jonathan Díaz, fue el convocante a la instalación del Comité para el Bienestar Social de San Quintín, presidido por William Hedrick, el principal empresario agrícola de la zona quien no estuvo presente por problemas de salud. La jornada también incluyó para la Prensa un recorrido por las villas que Berrymex ofrece para los jornaleros de temporada y la ostionera de Vicente Guerrero que genera millonarios ingresos para la entidad, así como la visita a colonias marginadas como la Nueva Era o Padre Kino, para contrastar las condiciones y aportes por parte de los sectores productivos de San Quintín.