Guadalajara, Jalisco.- El mexicalense Jorge Ortega presentó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) su más reciente poemario “Guía de forasteros”, coeditado en 2014 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y Editorial Bonobos, con los comentarios del también poeta y ensayista Luis Vicente de Aguinaga. “No ignoro que Ortega, estilista de magnífica prosodia, brillante vocabulario, debe lididar desde hace algunos años con su propia reputación de poeta barroco; los lectores perezosos, pocos habituados a ecandir un verso, descifrar una figura, o escuchar las resonanias de una sílaba tónica, etican y caricaturizan con irresponsable facilidad”, expresó durante la presentación editorial Luis Vicente de Aguinaga llevada a cabo el jueves 3 de noviembre en el Salón Antonio Alatorre de la planta baja de la Expo Guadalajara. Agregó Aguinaga: “No faltan así quienes dan por sentado que todo cuanto escribe Ortega se ajusta sin más a un patrón de temas arcaizantes, frases conceptuosas, metros regulares, lo cual es por supuesto falso, aunque significativo”. Luis Vicente de Aguinaga sugirió: “Si entender la obra de un poeta es de por sí difícil, forzarse a leerla con los anteojos equivocados, es condenarse a la incomprensión y el estereotipo. El propio autor, en su reciente y muy recomendable volumen de prosa crítica titulado ‘El ancla y el arado. Apuntes sobre poesía Iberoamericana y otras afinidades’ (CECUT, 2015), despeja ciertos equivocos a propósito de sus, dice él, inclinaciones del lector, y lecturas formativas”. En su momento, Jorge Ortega (Mexicali, 1972), argumentó sobre “Guía de forasteros”: “A parte del tópico del tiempo fugitivo, pudiera estar ahí detrás de este libro un tópico muy propio de la poesía mexicana, no estoy seguro si de toda la poesía latinoamericana, pero sí de la poesía mexicana que es el del retorno maléfico que nos recuerda a López Velarde con el famoso poema ‘El retorno maléfico’ que dice ‘Mejor será no regresar al pueblo / al edén subvertido que se calla / en la mutilación de la metralla.’. “Pero ya había habido antes otro poeta que había hecho referencia a esta misma experiencia de restitución a la patria o al terruño que fue el poema de Luis Urbina, que de hecho me parece que utiliza José Emilio Pacheco como epígrafe en ‘Miro la tierra’, la ‘Elegía del retorno’, y después de López Velarde hará lo propio Octavio Paz con el poema de ‘Vuelta’, esta lectura crítica que hace de la Ciudad de México en los años 70 cuando regresa ya definitivamente no solo de la India, si no ya de desempeñarse como profesor visitante en Inglaterra y en Estados Unidos y hace esta lectura crítica de la ciudad, cuál es el estado de las cosas que encuentra en la capital mexicana. Y este libro (Guía de forasteros) de alguna manera también dialoga pues con esa tradición del retorno maléfico”. Después de los comentarios de ambos poetas, Jorge Ortega procedió a leer algunos de sus poemas contenidos en “Guía de forasteros”.