“Inicia el fin del costo del dinero barato, el interés bancario va a subir. En México el crédito al consumo (tarjetas de crédito) será el más afectado debido a un ajuste de una tasa de interés. Hay preocupación porque hay un índice elevado de endeudamiento mediante este instrumento”, dijo a ZETA el Presidente de Centros Cambiarios Asociados, Carlos Leos. Lo anterior es la reacción ante el anuncio que hiciera la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) de subir la tasa de interés en un rango de 0.25 y 0.50. Leos recordó que es la primera vez que en nueve años sube, se espera que dicha acción dé certidumbre a los inversionistas. Un día después del anuncio el Banco de México informó del incremento de 0.25 puntos base en la tasa de interés, con lo que se coloca en 3.25 por ciento. La última modificación en dicho indicador se dio en 2014 cuando se bajó de 3.5 por ciento a 3.0 por ciento. Para el economista Jorge Fonseca el alza en la tasa de interés estadounidense representa una aumento en el pago en el rendimiento de la deuda emitida por el gobierno de Estados Unidos para México, lo que significa un incremento del costo del dinero en 3 a 1 y algunos analistas y organismos internacionales estiman que esta relación se puede extender hasta 4 a 1 dependiendo del riesgo que presente el país. “Es decir que para compensar el ajuste de cada 25 puntos base de alza de la FED, Banxico deberá ir ajustando su tasa en al menos 75 puntos base solo para compensar la pérdida de competitividad por capital. “Este ajuste se pudo haber hecho en meses pasados de manera gradual, pero la trampa de realizar el ajuste es que el mercado interno depende fuertemente del consumo y este se ha estimulado por medio del crédito en los últimos dos años. Hay que recordar que el gobierno redujo su dependencia de la venta del petróleo, pero lo que no ha explicado es su temor, toda vez que al aumentar la tasa a cuatro por ciento o solo 3.75 por ciento podría resultar en una desaceleración económica al punto de una recesión. Pero luego advirtió: “Por otro lado, el no haberlo hecho presionaría más el precio del dólar al punto que podría ocasionar un rompimiento de la credibilidad de nuestra moneda. Sí, una devaluación, que no es otra cosa que la desconfianza por no hacer primero lo que se debe que es proteger el poder adquisitivo de todos y no solo los intereses de unos”, finalizó Fonseca. Al momento, el peso mexicano frenó lo que parecía ser, la semana pasada, una caída vertiginosa de su valor. Con la decisión de Banxico la moneda azteca cerró al alza con una cotización de 16.96 por dólar a la venta.