(EDICIÓN IMPRESA) El Cártel de Sinaloa se ha enriquecido no solo del cruce de droga en Baja California, también del tráfico de migrantes indocumentados. Autoridades de ambos lados de la frontera, ubican a José Antonio Soto Gastélum “El Tigre”, integrante de este grupo criminal, como el jefe de numerosas rutas de tráfico hacia Estados Unidos desde Mexicali hasta Tijuana. En 2013, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia Antidrogas (DEA) colocaron a “El Tigre” en la lista de los criminales más buscados. José Antonio Soto Gástelum, “El Tigre” Versiones de corporaciones de seguridad pública en Baja California, indican que el traficante trabajó para Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, Eduardo García Simental “El Teo” y ahora para el Cártel de Sinaloa. A él se atribuye la operación delictiva en Tecate-La Rumorosa y la Zona Este de Tijuana, así como en colonias más cercanas al muro fronterizo como Libertad y Lomas Taurinas. Uno de los principales integrantes de esta red de “polleros” es Martel Valencia Cortez, quien ha acumulado 36 órdenes de aprehensión de la autoridad estadounidense desde 1999. La más reciente fue girada el 28 de octubre por tráfico de personas. Días después, el 15 de noviembre arrojó una piedra al rostro de un agente de la Patrulla Fronteriza mientras intentaba guiar a un grupo de 14 migrantes para luego huir hacia el Ejido Jacume en Tecate. El 15 de abril de 2013, intentó ahogar a un agente del Departamento de Investigaciones Internas de Estados Unidos para evitar ser arrestado, según documentos de la Corte Federal en San Diego, California. “Martel Valencia Cortez ha demostrado una total falta de respeto hacia las vidas de los agentes de la Patrulla Fronteriza y de las personas que ha introducido a este país. Continuaremos dedicando nuestros recursos y trabajando con corporaciones locales e internacionales en un esfuerzo coordinado para llevar ante la justicia a Valencia Cortez”, declaró a ZETA el jefe de la Patrulla Fronteriza, Richard Barlow. Polleros cobran hasta 25 mil dólares a indocumentados chinos. LOS VALENCIA CORTEZ, FAMILIA DEDICADA AL TRÁFICO DE MIGRANTES Martel Valencia Cortez nació en Colima hace 39 años, pero desde niño llegó a Tijuana y creció en las colonias 70-76 y Libertad, próximas a los límites de México con Estados Unidos. La colonia Libertad empieza justo en el muro fronterizo, de ahí que el 90 por ciento de los polleros de Tijuana operen en esta demarcación. En la década de los noventa, Valencia Cortez acumuló sus primeros arrestos como guía de migrantes, lo mismo utilizaba los túneles de drenaje en Tijuana que los caminos montañosos de los poblados de Jacume y La Rumorosa en Tecate. “Es violento y peligroso, pero también muy arrogante, no confía en nadie para hacer el trabajo, quiere estar metido en todos los aspectos hasta manejar el carro donde viaja”, detalla un agente federal. Tanto en México como en Estados Unidos, Valencia Cortez ha pasado años en prisión. De 2006 a 2012, estuvo recluido en la penitenciaría de Tijuana y luego en “El Hongo” por cargos de tráfico de migrantes, formulados por la Procuraduría General de la República. Meses después, en mayo de 2012, fue aprehendido en Estados Unidos y enfrentó 25 cargos por tráfico de personas, de acuerdo con una acusación formulada por un Gran Jurado del Distrito Sur de California. Tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía, fue sentenciado a tres años de cárcel y el 9 de septiembre de 2015, salió de prisión. Un mes después, ya había una nueva acusación en su contra por tráfico de migrantes en la Unión Americana. El hombre de 1.80 metros, cabello negro, ojos cafés y un tatuaje en su hombro derecho no trabaja solo. Sus principales cómplices incluyen a sus hermanos Agustín, Martín y Javier Valencia Cortez, de los nueve hijos del matrimonio Valencia-Cortez. Javier Valencia Cortez, también conocido como “El Profe” o “El Tejano”, de 52 años de edad, es identificado por autoridades estadounidenses como un traficante de personas y de drogas que opera fuera de Tijuana, encargado de enganchar migrantes, y a veces, de conseguir los enervantes para que sean ingresados a Estados Unidos. A Martín Valencia Cortez, de 50 años de edad, se le atribuyen las mismas tareas. Mientras que a Agustín Valencia Cortez, de 34 años de edad, se le ubica como halcón y chofer al servicio de traficantes. Desde hace años, uno de los principales socios de Martel Valencia es José Enrique Rodríguez Medrano “El Moreno”, líder de una célula criminal que opera principalmente en la colonia Libertad y desde el este del cruce fronterizo de San Ysidro hasta el Cañón de Otay. Martel y “El Moreno” se conocieron en los noventa, cuando tomaron control de la actividad criminal de la colonia Libertad. Según información recolectada por áreas de inteligencia de las corporaciones de ambos países, Rodríguez Medrano tiene el control y cobro de plaza en esta colonia y también trafica migrantes guatemaltecos hacia Estados Unidos. Incluso, se le señala de tener a su servicio a varios ex policías municipales, quienes operan en la colonia Libertad para permitir tanto el trasiego de droga como el traslado de migrantes hacia Estados Unidos. LAS CONEXIONES CHINA-TIJUANA Y BRASIL-TIJUANA Investigadores estadounidenses han seguido la pista de Martel Valencia Cortez más allá de los límites de México. Para hacerse de migrantes asiáticos, la mafia china y el Cártel de Sinaloa trabajan en conjunto. La primera se encarga del traslado de personas hacia México y la segunda de guiarlas hasta la frontera en Baja California para que incluso sin guía, salten el muro. En promedio, el Cártel de Sinaloa cobra 25 mil dólares a cada uno de estos migrantes. El precio es cinco veces mayor a lo que se le cobra a un mexicano. Mientras que a través de un contacto en Sao Paulo, Brasil, el traficante consigue a migrantes de aquel país, quienes son trasladados a Lima, Perú, y de ahí a Cancún, Quintana Roo, donde un hombre identificado como Luciano Da Silva se encarga de que aborden un vuelo hacia la Ciudad de México con Tijuana como destino final. Una vez en la frontera, los migrantes brasileños pagan entre 13 mil y 15 mil dólares a Valencia Cortez por atravesar el muro fronterizo, reportan autoridades migratorias. EN JACUME, TRAFICANTE CON 100 HECTÁREAS El Ejido Jacume, perteneciente al municipio de Tecate, es uno de los focos rojos en el tráfico y secuestro de migrantes en Baja California. Pegado a la barda fronteriza con Estados Unidos, sin presencia de policías más que en esporádicos operativos de la autoridad federal, el cruce ilegal de personas y también el trasiego de droga es controlado por tres o cuatro células que trabajan para el Cártel de Sinaloa. Uno de estos traficantes es Tomás Lara Sánchez, según autoridades de Estados Unidos. Desde su salida de prisión en aquel país, el 21 de febrero de 2014, al hombre de 42 años se le relaciona con la actividad criminal de José Antonio Soto Gastélum “El Tigre” y de Martel Valencia Cortez. El 30 de julio de 2009, Lara Sánchez fue detenido por agentes de la Patrulla Fronteriza cuando con tres hombres ingresó de manera ilegal a territorio estadounidense. Para no ser identificado, dio el nombre Salvador López Domínguez, pero después admitió ante un agente de la DEA que se trataba de un nombre falso. Fue entonces que aceptó haber traficado 376 kilogramos de marihuana, el 5 y 7 de enero de 2008, delitos por los cuales fue consignado a la Fiscalía Federal del Distrito Sur de California. En las dos ocasiones logró escapar a pie, pero abandonó los vehículos en la Unión Americana, y en ellos, los cargamentos de 212 y 164 kilogramos de marihuana, los cuales fueron asegurados por la autoridad de aquel país. Ya detenido, Lara Sánchez declaró que el primer cargamento pertenecía a “El Leches”, quien le ofreció 125 dólares por kilo de marihuana que lograra cruzar. También conocido como “El Güero Leches”, Jorge Humberto Acosta Gallegos es miembro antiguo del Cártel Arellano Félix (CAF). Por el segundo cargamento, Lara Sánchez aseguró, recibiría el mismo pago, pero por parte de “El Sombrero”, apodo de Mauricio Eduardo Nieto, señalado de asesinar a un agente ministerial en Tecate y detenido en junio de 2008 en México por sus nexos con el CAF. Tras un acuerdo con la Fiscalía, Lara Sánchez se declaró culpable y fue sentenciado a 5 años de prisión, tras los cuales fue deportado a México. Desde entonces, la autoridad estadounidense tiene conocimiento de que el ex convicto continúa como traficante. Él mismo corta la malla fronteriza para introducir camionetas Suburban y Tahoe con droga y con migrantes. Además de estas actividades, lo relacionan con el robo de combustible de los gasoductos que corren paralelos a la frontera en el este de Tecate. Tomás Lara Sánchez es además propietario de seis terrenos en Jacume, que juntos suman más de 100 hectáreas, que empiezan donde termina el muro fronterizo. Tal superficie, por ejemplo, es suficiente para levantar cinco fincas, cada una con casa principal y una de visitas, 500 metros cuadrados de construcción, jardines, potreros, corrales, gallineros y perreras. O bien, podría albergar un pueblo, pero en ningún predio se señalan construcciones. El 11 de enero de 2008 y el 8 de diciembre de 2014, antes y después de salir de prisión, respectivamente, Lara Sánchez obtuvo los títulos de propiedad por medio del Registro Agrario Nacional, según registros estatales consultados por este Semanario. De acuerdo con información recolectada por las áreas de inteligencia de agencias federales de México y de Estados Unidos, Lara Sánchez presta y cobra a los cárteles de la droga por el uso de estos terrenos. Así, con operadores desde Tecate hasta Tijuana, que el Cártel de Sinaloa utiliza las mismas rutas, métodos y socios para mover droga y migrantes hacia Estados Unidos.