Señores Diputados: En relación con la propuesta para que se prohíban las corridas de toros en Baja California, respetuosamente me dirijo a Ustedes para poner en perspectiva dos puntos: 1ro. El día que yo diré la fiesta brava es cruel… Va a ser el día en que todos los rastros, ranchos, granjas y “fábricas” de carne de res, puerco y pollo operen dentro de los estándares que Protección Animal establece. Cuando muchos de estos animales vivan los 7 meses de su vida –los afortunados– en corrales más grandes que su cuerpo y no vivan sobre redilas para recoger su excremento. Cuando los toros cebús y demás reses –las que comemos– no mueran colgadas de las patas traseras perdiendo un litro de sangre cada hora hasta desangrarse “para que la carne está tierna”. O cuando dejen de venderse bolsas, carteras, cinturones, etcétera, de piel, aunque sean de vaca. Cuando se prohíban la caza y pesca recreativas, aunque sea de especies superpobladas –o en ocasiones en peligro de extinción. O cuando se deje de usar abrigos de pieles. O mejor aún, se dice que el toro no elige salir al ruedo., en ese caso, las aves y peces encerrados su triste vida en jaulas y recipientes de tamaño ridículo tampoco. Cuando dejemos de tener mascotas en nuestras casas solo para nuestro entretenimiento. Cuando no se maneje una doble moral, es decir, “mientras no me dé cuenta cómo mataron al animal que me estoy comiendo, mi conciencia está tranquila”, les juro que ese día diré que la fiesta brava es cruel. 2do. La tauromaquia es fuente de inspiración de actividades artísticas plenamente reconocidas, a saber, escultura, poesía, pintura, cine, literatura, etcétera. Y hasta donde yo sé, ni uno solo de los grandes expositores de las artes mencionadas ha sido psicópata o asesino serial, ni nada que se parezca. Pero lo más importante, es fuente de empleo para las actividades artísticas mencionadas y naturalmente para la tauromaquia misma. Señores Diputados, permítanme Ustedes preguntarles: ¿Quién le dará empleo a todas esas personas que en forma directa o indirecta viven de la fiesta brava?, muchas de esas personas en forma directa son incluso de la tercera edad. Respeto sinceramente la opinión de los que están en contra de las corridas de toros, aunque desde luego no la comparto. Respetuosamente. T.R. José Luis González T. Tijuana, B. C.
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