Antes del Presidente Electo Licenciado Luis Echeverría Álvarez, nadie. Y después de aquel 1970, el miércoles de este noviembre, repitió el Licenciado Vicente Fox: invitó a los periodistas de todos los estados. Hace 30 años fue comida en una casa particular. Don Luis llegó puntual, a las dos de la tarde. Ahora fue desayuno y Vicente se retrasó 35 minutos. Echeverría platicó sonriente en el jardín con sus doce invitados: diez periodistas y dos publicistas. Fox entró al Salón Jardines del Hotel Fiesta Americana y saludó como si anduviera en campaña. “Buenos días, buenos días, hola, ¿qué tal?, ¿cómo estás?, gracias por venir, gracias, gracias…”. En 1970, el Presidente Electo ocupó la cabecera de la mesa. Ahora el panista ordenó retirar una para él y Martha Sahagún, instalada originalmente en tapanco. Fue a sentarse en el primer lugar disponible. Echeverría fijó la regla: una comida de amigos. Nada de rollos, televisión ni reporteros. Solo una foto para el recuerdo. Vicente leyó un discurso de siete hojas escritas en computadora. Doble espacio y doble tamaño de letra. Lo leyó tan serio que no se pareció en nada al Fox arrebatado que veíamos en campaña. No gritó ni se enronqueció. De traje azul cortado con precisión. Elegante. Pantalones de un sobrado largo, a lo mejor, para cubrir las botas. Desapareció la hebilla aparatosa. Corbata roja con estampados. Camisa blanca. Bien peinado. Se esfumaron las escasas pero notables canas que peinó en su larguísimo itinerario electoral. Echeverría no fue de guayabera, su sello personalísimo que se volvió moda. En su rostro y calva, las huellas del sol tras la jornada política. Vicente llegó acompañado de Martha Sahagún. Mujer espigada, sonriente, volteando para todos lados, papeles en la mano, dando órdenes a su rubia asistente. Se condujo con mucha seguridad ante los periodistas. Apenas le llega en estatura a la altura de la oreja de Fox. Lució un elegante traje sastre negro y con botones dorados. Tacón alto. Un sencillo juego de aretes y collar. Sortija de brillantes en el anular izquierdo. A don Luis lo acompañó Carlos Argüelles, el excelente publirrelacionista. Así como ahora todos pensamos y sucedió que Martha Sahagún será la encargada presidencial de Comunicación, en 1970 supusimos al caballero aquel amarrado para atender a la prensa de los estados. Sorpresivamente terminó despachando en la Lotería Nacional. La señora Sahagún aprovechó el desayuno para ofrecer una buena relación con los periodistas. Argüelles solamente abrió la boca para saludar a sus compañeros periodistas. El salón Jardines del Hotel Fiesta Americana quedó grande. Hubo por lo menos una docena de mesas vacías y se ocuparon más o menos el doble, cada una con diez asientos. Jugo de naranja y un platillo con rajitas de sandía, papaya, manzana y una ciruela para abrir sin la presencia de Fox. Luego sirvieron huevos revueltos, café y se acabó. El menú de Echeverría fue muy mexicano. Sopa de fideos, carne asada, frijoles, agua mineral, de horchata, tamarindo, y como se estaba en confianza, uno que otro jaibol. Don Luis habló de cambios en su gobierno. De nuevas secretarías, la de Reforma Agraria, de distribuir mejor la riqueza y no podía faltar el distinto sexenal: el Tercer Mundo. Vicente también anunció cambios. No tiene caso una delegación federal si existe otra oficina para atender lo mismo en cada gobierno estatal. Desaparecerán muchas, pero no dijo si los ahora encargados ganarán sueldo federal ni nos explicó cuál será su situación laboral. Don Luis habló de un respeto absoluto a la Libertad de Expresión. Más apertura y mejores periódicos. Fox se refirió a la próxima reglamentación pero advirtió: “Si se pretende acotar ni siquiera plantearemos la reforma”. Y sin alzar la voz prometió: “Nunca más un gobierno que desinforme o que limite el acceso a la información oficial que debe hacerse siempre pública”. Echeverría dijo a los periodistas que tendrían derecho a picaporte en las oficinas de prensa. Ahora el panista advirtió que informará minuto a minuto, desde la mañana hasta la noche. Tres cosas resaltaron: no dijo ni sí ni no a la pregunta sobre enjuiciar a Carlos Salinas de Gortari. “Todo depende si hay delito vigente y por ello temporalidad”. Pero fue claro: nada de ver al pasado con ánimos de revancha o de venganza. “Vamos a mirar al futuro con concordia y unidad”. La segunda cosa notable: combate al narcotráfico con base en inteligencia y no la fuerza. Suena bien. Y la tercera “remover los obstáculos” en el Caso Chiapas. Como si fuera un secreto al oído de cada asistente, dijo que ya trató el asunto con el Ejército. Lo único que me extrañó fue que en ningún momento hizo la “V” con los dedos. A Echeverría no se le aparecían todavía esos problemas. Ni siquiera explicó de cómo anduvo entrometido en el sangriento drama de Tlaltelolco. Ni pronunció su famosa frase de “Arriba y Adelante”. En aquel 1970 lo escuchábamos el señor Álvarez del Castillo de El Informador de Guadalajara. Don Jesús Cantú de El Porvenir de Monterrey. José Alberto Healy Noriega de El Imparcial de Hermosillo. Don Luis Fuentes de Norte de Ciudad Juárez. El señor Junco, padre, de El Norte de Monterrey. Don Manuel Rivas de El Debate de Sinaloa. El señor Malpica del Diario de Veracruz. Don Antonio de Juámblez de El Siglo de Torreón. Edmundo Guerrero de Diario de Torreón. El señor Pabello de Diario de Xalapa. Veo la foto del recuerdo. Todos han muerto. Menos Echeverría y yo que entonces dirigía La Voz de la Frontera en Mexicali. En el desayuno con Fox, 30 años después que aquél, volteo a todas partes y no encuentro a ninguno. Casi todos han muerto. Menos Echeverría y yo. Me estremece ser el sobreviviente de aquel grupo de periodistas invitado por el Presidente Electo. Coincidencia: en el mismo Salón Jardines donde desayunamos con Fox, en 1970 se levantó el telón el 30 de noviembre para escuchar a Fausto Zapata Loredo. Como Jefe de Prensa dio a conocer el gabinete. Se paró frente al micrófono. Leyó la lista. Lo asistieron Manuel Alonso y Mauro Jiménez Lazcano. No aparecieron ni el Presidente ni los favorecidos. Ahora Fox dio a conocer parcialmente la nómina secretarial. Ceremonia a lo grande en el Museo San Carlos. Vicente se hizo acompañar por los afortunados. Fox tomará posesión en Palacio Legislativo de San Lázaro. Echeverría en la antigua Cámara de Diputados de Donceles. Los periodistas estábamos en galería. La misma localidad que ahora nos asignaron para el ascenso de Vicente. Una curiosa coincidencia: Fox ofrecerá un banquete en el Castillo de Chapultepec. Echeverría también lo hizo en alguna ocasión. A lo grande. Monárquico. Tomado de la colección Conversaciones Privadas de Jesús Blancornelas, publicada el 24 de noviembre de 2000.