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jueves, septiembre 19, 2024
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Y después de la glosa…

Sabrá Usted que la glosa es una figura dentro de la ley para que aquellos que integran –en este caso– el Gobierno del Estado, acudan al Congreso del Estado a rendir cuenta más detallada y responder cuestionamientos sobre las acciones plasmadas en el informe de Gobierno. Pero también debe saber Usted que en la práctica, la glosa no sirve de nada para el propósito de la supervisión del Gobierno. Esta semana concluyeron las glosas de los Secretarios de Francisco Vega de Lamadrid, pero como siempre, los diputados fueron muy laxos al momento de interrogarles y exigirles cuentas sobre la forma en que administran los recursos de Baja California. La glosa en realidad se ha convertido en una pasarela política para el lucimiento de los políticos, y en un impasse para ahuyentar la crítica hacia las acciones del Gobernador, so pretexto de estar rindiendo cuentas ante el Poder Legislativo. Si a la nimia glosa agregamos que en esta administración, Francisco Vega ha tomado la decisión de no presentar informe público de las actividades del gobierno y del estado que guarda la administración pública, resulta que la mayoría de los bajacalifornianos no sabemos bien a bien qué es lo que Francisco Vega ha hecho con los dineros, los poderes y los recursos del Estado. El informe que entrega al Congreso del Estado es un voluminoso compendio que se supone debe incluir los programas y acciones e inversiones llevadas a cabo en el año, y que esto debe concordar con los números en bancos, las obras físicas, la nómina y el seguimiento de programas y acciones. De esa revisión, de ese resultado que se supone se obtiene del análisis que hacen los diputados, éstos exponen sus dudas y señalamientos a los miembros del gabinete quienes tienen la obligación de responder, de manera ordenada y con pruebas, las interrogantes. Pero, vaya, de eso, poco sabemos los bajacalifornianos. Y solo observamos al Gobernador avalar, dar el espaldarazo a sus colaboradores, sin más evaluación que la del compadrazgo, el amiguismo, el cuatismo y la complicidad. No hay pues, ni en la glosa ni por parte del Gobernador, y no se le permite a la ciudadanía, una real evaluación sobre el desempeño de los funcionarios del Gobierno y por tanto de la administración pública. Una evaluación que concluya en cambios dentro de la estructura de Gobierno, para mejorar las relaciones de las instituciones con los gobernados, y por supuesto que acerque los programas a la sociedad. Hasta ahora el Gobierno de Francisco Vega de Lamadrid, que prometió sería uno donde precisamente la gente iba a ser quien mandaría, ha fallado en esa cuestión. Fuera de las poco redituables acciones para la administración pública, que encabeza el Gobernador como si anduviera en campaña, acercándose a una parte de la sociedad en una junta, una reunión, un acto público, una gira o –raras veces– la inauguración de una obra, no hay una política de vinculación a la sociedad que en términos reales, lleve el Gobierno a las calles y beneficios a los bajacalifornianos. La mayoría de los Secretarios, aunque el Gobernador los solape y el Congreso no los haya cuestionado, trabajan para los suyos. Ahí están los casos de no ha pasado nada, y que han sido denunciados por ciudadanos en periódicos, como el de las concesiones de Antonio Valladolid a empresas sin experiencia pero de alguna manera ligadas a él, o a personas de poder. O el reparto discrecional de recursos por parte de la Secretaría de Desarrollo Social, a organismos hechizos de la sociedad civil, o asociaciones de sus empleadas o amigos, o incluso el denunciado cobro de moches a cambio de dineros públicos. Luego también Carlo Bonfante, el Secretario de Economía que recicla las inversiones del pasado y las “promovidas” por Vega, una y otra vez ante la ausencia de dinero fresco, nuevo y legítimo de inversión a Baja California, pero a la vez trabaja con programas federales para llevar recursos a las empresas de su esposa y familia. Una Procuradora General de Justicia del Estado que destaca precisamente por no destacar dentro del combate a la criminalidad en Baja California. Que termina su jornada laboral a las seis de la tarde para dedicarse a asuntos domésticos de entretenimiento y ocio; que desconoce la composición de los cárteles en la región y es ajena a las investigaciones federales, municipales o militares que se llevan a cabo en esta zona de México. También un Secretario de Salud, que está en el cargo más por razones políticas que de otra índole, y que solo observa cómo la infraestructura de salud se marchita ante la falta, la consistente y permanente falta de insumos para el tratamiento de pacientes bajacalifornianos. De la educación vaya, ni hablar. El Secretario de Educación del Estado salió buen publirrelacionista, pero hasta ahí. Y así, si Usted se va área por área, y haciendo un análisis a partir de la información que le llega vía medios de comunicación o redes sociales, dado que la comunicación oficial falla y el gobierno calla y en ocasiones oculta, encontrará que pocas áreas se salvan de una evaluación real a dos años de Gobierno, pero que el Gobernador, evidentemente más interesado en otros temas y otros Estados, deja pasar en detrimento de la sociedad bajacaliforniana a la que juró bien administrar y está fallando. Después de las glosas, deberían seguir los cambios en el Gabinete. Ojalá el gobernador, se despabile.

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