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viernes, octubre 18, 2024
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Un día del jubilado

La gente que todavía trabaja me pregunta a menudo que qué hago diariamente, ahora que estoy retirado. Pues bien, por ejemplo, el otro día fui a un servicio de mensajería a recoger un paquete que me había llegado, no me tardé ni cinco minutos. Cuando salí y llegué al auto que estaba en la puerta, un policía estaba llenando una multa por estacionamiento prohibido. Rápidamente me acerqué a él y le dije: “¡Vaya, no me he tardado ni cinco minutos! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto  de bondad para con los jubilados”. El agente me ignoró olímpicamente y continuó llenando la infracción. La verdad es que me pasé un poco y le comenté que no tenía vergüenza. Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no traía yo no sé qué calcomanía. Entonces levanté la voz para manifestarle que me había percatado de que estaba tratando con un zonzo, y que cómo lo habían dejado entrar en la Policía. Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas y empezó una tercera. No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo. Él, a cada insulto, respondía con una nueva infracción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza… Después de la enésima infracción, le dije: “Lo siento. Lo tengo que dejar, porque… ¡Ahí viene mi taxi!”. Digo, en algo tengo qué entretenerme ahora que no trabajo.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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