El Senado de la República devolvió con cambios a la Cámara de Diputados el Paquete Fiscal 2016 que contiene la minuta donde se reforman diversas disposiciones de la Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR), de la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), del Código Fiscal de la Federación y de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. Dentro de algunas correcciones que los senadores hicieron está el acuerdo de elevar del 10 al 15 por ciento el límite de los ingresos para deducciones. Se elimina de la Ley del IEPS la reducción de 50 por ciento a la cuota para bebidas “saborizadas”, mientras que el valor máximo y mínimo de gasolina y diésel, se sujetarán a la situación inflacionaria presente, de tal modo que su precio fluctuará entre ese rango. A decir del abogado fiscalista, Adolfo Solís Farías si bien hubo algunas transformaciones al proyecto, los temas torales no se tocaron. “El tope de ingresos del gobierno no se modifica. Quedamos en 4.76 billones. Los ingresos derivados del petróleo y organismos se mantienen como venían. El tipo de cambio queda en 16.40, precio del barril del petróleo queda con un referencial de 50 dólares. El PIB, la inflación y temas torales como el IVA, la Ley Sobre el Impuesto a la Renta y el Código Fiscal no tuvieron cambios, pero sí habrá más gasto”. Agregó que en materia de Impuesto Especial Sobre Producción y Servicio se tiene contemplado un ingreso de más de 172 mil millones de pesos, lo cual significa que sí habrá una presión en los combustibles. Explicó que cuando el precio de la gasolina se fijó a 12 y 13 pesos por litro (presupuesto 2014), el barril de petróleo costaba 105 dólares, pero si se desplomó más de la mitad la materia prima, entonces la gasolina debería reducir su costo, pero la autoridad mantiene el mismo precio. Más adelante explicó: “En lugar de que el otro año nos baje el precio de la gasolina, se crea ese nuevo diseño de impuestos que la Secretaría de Hacienda llama, una migración de una tasa variable a fija; pero en realidad constituye un impuesto a los combustibles fósiles dedicados a las gasolinas y diésel y con eso van a compensar el precio que hoy se tiene”. Es decir, abundó, que en lugar de que le bajen a la población la mitad del precio porque la materia prima bajó en igual porcentaje, se deja al mismo precio, pero se oculta con un impuesto que está indexado a la cuantía del combustible. “Eso no significa que vamos a pagar más, pero el derecho que teníamos a que nos redujeran no nos lo van a reducir. Ése es el tema de fondo”, sentenció.