San José del Cabo, Baja California Sur.- La noche del 14 de octubre, la guardia de la Policía Ministerial del Estado recibió una llamada sobre el hallazgo de un cuerpo de una mujer dentro de una camioneta en la calle Magisterio esquina 3 de Mayo, Colonia 8 de Octubre en este destino turístico. Los agentes de investigación fueron hasta el sitio y corroboraron el reporte, por lo que acordonaron la zona con una cinta amarilla y resguardaron la escena del crimen: una camioneta Nissan Pathfinder modelo 1997 de color verde, con placas de circulación 3UTX063 del Estado de California y con número de serie JN8AR05S6VW121953. Dentro del vehículo, en el piso de la parte trasera, yacía el cadáver de una mujer delgada en posición decúbito dorsal, con la cabeza orientada al poniente y los pies al oriente, pierna izquierda flexionada hacia el tórax, y pierna derecha debajo del cuerpo. El cuerpo femenino solo era cubierto por ropa interior color rojo, y en la cabeza tenía una venda blanca, así como un trapo negro. El agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) ordenó el levantamiento de todo indicio, evidencia y objetos productos del delito, entre otras: * Alrededor de 12 huellas semi-legibles localizadas en el medallón del vehículo, marco interior de la puerta del chofer y marco interior en puerta trasera del lado del chofer. * El cuerpo sin vida de la mujer de aproximadamente 40 años. * Una maleta de color verde camuflaje conteniendo en su interior zapato para dama. * Una mochila de color negro con dos envases de cerveza de vidrio en su interior. * Un cuchillo con mango de plástico de color negro marca Victorinox. * Una sombrilla de color rosa. * Una bolsa de plástico de color rosa con zapatillas para dama. * Una bolsa de plástico blanca, en cuyo interior había una cobija de color vino. El dictamen medico forense arrojó que la víctima, de nombre Matilde Esperanza Sibaja Alba, de 43 años, originaria de Tecate, Baja California, había sido asesinada a pedradas en la cabeza. La causa de la muerte fue por traumatismo craneoencefálico severo con exposición encefálica. La occisa presentaba cuatro heridas contundentes en la parte de la nuca, dos en la parte derecha de la cabeza y una en el lado derecho de la boca. El agente del Ministerio Público de la PGJE abrió la averiguación previa CSL/035/HOM/2015 por el delito de homicidio agravado con premeditación y ventaja. La investigación Después del hallazgo, agentes de la PGJE emprendieron la investigación oficial sobre el cruel asesinato de la mujer. En la misma escena del crimen, comenzaron a recabar datos y testimonios, uno de ellos, el de un pensionado de 72 años, quien expuso que el vehículo tenía estacionado desde la madrugada del 9 octubre, es decir, alrededor de cinco días, en la acera de su domicilio, por lo que ese día -tras pasar cerca de la unidad- comenzó a percibir olores fétidos desde el interior, por lo que de inmediato dio aviso al número de Emergencia 066. Cuando los agentes cuestionaban a los vecinos, una persona identificada con el nombre de Víctor Eduardo Anaya Olguín, se acercó a los policías y dijo ser amigo de la víctima. “Yo recibí una llamada de mi compañera de nombre Alejandra, y me dijo que si podía ir al departamento de Esperanza, ya que había ocurrido algo malo”, explicó, para agregar que por eso estaba en ese momento en la escena del crimen. El sujeto de 25 años, originario de la Ciudad de México y con domicilio en la colonia Centro de San José del Cabo, casi frente al restaurante El Fogón, atestiguó que “la última vez que vi a Esperanza fue el pasado 8 de octubre, cuando recibí un mensaje en donde me decía que se sentía mal, y me pedía ir a su domicilio; yendo a su casa, vi que estaba acompañada de dos personas más, por lo que decidí no llegar y mejor me fui”. Después le envió un mansaje de texto, transcribiendo que “no llegué a tu departamento, porque te miro muy bien”. Sin embargo, alrededor de las 11:30 pm, Esperanza llegó al departamento de Víctor Eduardo y le tocó por la ventana, argumentando que quería hablar con él, por lo que pasó al área de la sala. Hablaron sobre una serie de problemas que supuestamente tenía la hoy occisa, quien también era conocida como “Matty”. Según el testigo, hablaron de que no tenía empleo, la notó muy tomada y mejor le pidió que se fuera a descansar, observando cuando se retiró que iba acompañada de un hombre y una mujer, a quienes él nunca había visto. Desde entonces “ya no supe nada de ella hasta que el 11 de octubre (tres días después), cuando recibí una llamada de un amigo en común, de nombre Miguel, quienes juntos participan en un mismo grupo de baile de salsa, diciendo que no sabía nada de Esperanza, ya que desde el 9 de octubre está incomunicado con ella, y estaba preocupado porque se iba a quedar en su departamento para cuidar a sus mascotas, ya que él había salido a Puebla”. Es así como Víctor Eduardo decide ir al departamento de su amigo Miguel, localizado en el Edificio Eucalipto en los condominios de Vista Encanto en San José del Cabo, donde tras tocar la puerta nadie abre, por lo que decide entrar, ya que trae llave y, una vez adentro, ve a las mascotas de Miguel y Esperanza, por lo que les da comida y se retira. Dentro de las indagatorias, los agentes de investigación, llegaron hasta el amigo común de Esperanza y Víctor Eduardo, identificado como Miguel Ángel Gómez Toribio, de 44 años y originario del Distrito Federal, quien expuso que por haber salido a Puebla, había dejado encargado el departamento a Esperanza, con quien “hace poco menos de una semana, inicié una relación sentimental, y con la cual perdí comunicación desde el día 9 de octubre”, por lo que tuvo que recurrir a su amigo en común, Víctor Eduardo Anaya Olguín, pidiendo que fuera a su domicilio y buscara a la mujer. En su declaración, Miguel Ángel atestiguó que “Esperanza y Víctor, y previamente a su relación, habían tenido una relación sentimental, la cual había terminado un mes atrás, aproximadamente”. Incluso el último día que habló con Esperanza, había enviado vía WhatsApp, una fotografía donde se encontraba acompañada de sus amigos Julio César Mercado Hernández y Karen Yarazeth Cabrera Hernández. Después no supo nada de ella. Tras rendir su declaración, los dos amigos de Esperanza expusieron que la noche del asesinato se habían puesto de acuerdo para verse en la tarde en el departamento de la occisa e ingerir algunas cervezas. La reunión -según Julio César y Karen Yarazeth- había sido desde las tres de la tarde del 8 de octubre hasta las tres de la mañana del 9 de octubre, dejándola en su departamento y no sabiendo más de ella. En el inter de la reunión, “cuando estábamos en su departamento, siendo aproximadamente las 11:30 de la noche, Esperanza nos dice que quiere ir a la casa de una persona a terminar un asunto, por lo que no la dejamos ir sola, y la acompañamos, llevándola en el vehículo a la Zona Centro, frente a un restaurante de nombre El Fogón”. Por lo que una vez en el lugar, ella se baja y se mete a un departamento, y ellos esperan afuera, por lo que Karen Yarazeth, tras 15 o 20 minutos, comienza a desesperarse, y cuando se dirige a buscarla, Esperanza sale y nota que “había llorado y tenía los ojos lagrimosos”. La joven solo atino a decir que “había terminado algo” y regresan a su domicilio, por lo que siguen conviviendo hasta las tres de la mañana, y se van, recordando que ese día Esperanza vestía shorts verde oscuro, un top de traje de baño y una playera de color rosa de manga corta. El crimen Agotados todos los testimonios, los agentes de investigación observan un evidente triángulo amoroso, por lo que comienzan a sospechar de la ex pareja de Esperanza, Víctor Eduardo Anaya Olguín, en virtud de que durante el interrogatorio mintió y nunca señaló haber tenido una relación amorosa con la víctima. Es entonces que lo vuelven a interrogar, y reconoce -entonces sí- haber tenido un romance con la víctima, a quien conoció desde hace seis meses en las clases de baile de salsa, donde nació su relación amorosa. Sin embargo, cuando Víctor creía que su relación estaba en su mejor momento, a principios del mes de octubre, comenzó a notar extraña a Esperanza, por lo que pide hablar y lo hacen el 8 de octubre. El tema de conversación de esa noche fue terminar su relación y no lo que originalmente había dicho de que estaba desempleada, por lo que la hoy occisa pide perdón por no sentir amor por él, y sí por su amigo común, Miguel Ángel Gómez Toribio. “Me dijo que ya había encontrado a otra persona con la cual estaba mejor”, comentó, por lo que le pregunté ¿quién es esa persona?, y entonces me respondió que era nuestro amigo en común, Miguel Ángel Gómez Toribio. “Sentí mucha rabia y coraje por lo me dijo”, aceptó, y explicó que “de inmediato pensé que ya vivían juntos, cuando me habló Miguel Ángel, y me dijo que había dejado a Esperanza encargada de su departamento, y cuando vi, observé a las mascotas de ambos en el patio de su casa, y supuse que ya habían formalizado su relación”. Según el sujeto, esa noche ya no pudo dormir, hasta que alrededor de las cuatro de la madrugada del día 9 de octubre, nuevamente llegó Esperanza a su departamento, y le toca la ventana, y le vuelve a decir que quiere hablar con él y pedir perdón, por lo que había hecho. Entonces aprovecha que iba sola y le dice que vayan a otro lugar para no despertar a los vecinos, por lo que van rumbo a la comunidad de La Playita en San José del Cabo. El declarante no no recordó el punto exacto donde llegaron, solo recuerda que comenzaron a discutir, por lo que se deja llevar por el rencor, coraje y odio, y levanta y agarra una piedra que estaba cerca, golpeando a la víctima en la cabeza, y cuando la ve caer le da otros cinco o seis golpes, observando que empieza a sangrar, por lo que coloca una venda y un trapo en la cabeza de la víctima, y la desviste, dejándola solo en ropa interior. Finalmente, sube el cuerpo a la parte trasera de la camioneta, y abandona el carro cerca del domicilio de la víctima, quedándose con su teléfono celular, hasta que después va y lo tira a la basura. Los números El crimen de Esperanza o “Matty” es solo uno de los 30 homicidios cometidos -de 2013 a la fecha- en contra de mujeres en Baja California Sur. Los asesinatos de féminas no solo han provocado malestar y preocupación en todos los estratos sociales, además, abrieron el debate sobre el tema del feminicidio, el cual provocó cambios inclusive en el marco jurídico del Estado. En febrero de 2014, y tras el sonado crimen de una joven estudiante preparatoriana del COBACH en Cabo San Lucas, de nombre María Fernanda, quien fue violada y ahorcada por su victimario en diciembre de 2013, los diputados de la XIII Legislatura se apuraron y aprobaron fast-track la tipificación del feminicidio como delito, en virtud de la presión social. Cuatro meses después, el entonces procurador Adonaí Carreón Estrada, anunció la creación de una Agencia del Ministerio Público Especializada en el Delito de Feminicidio, incluso fue creado un protocolo de investigación del delito de homicidio de mujeres por razón de género por la PGJE. El 27 de octubre, ZETA solicitó información sobre homicidios de mujeres en el Estado vía Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (ITAIP), y la búsqueda en la base de datos de la PGJE arrojó lo siguiente: * 13 crímenes perpetrados en 2013. * 6 en 2014. * 11 en el transcurso de 2015. De estos casos -según la información remitida por la PGJE-, se tienen los siguientes estatus: * En 2013, el 90% fueron resueltos y solo el 10% estaba bajo investigación, consignando a seis presuntos responsables. * En 2014, el 100% fueron esclarecidos, consignando a ocho presuntos responsables. * En 2015, el 10% apenas han sido resueltos, y el 90% se encuentra todavía en proceso de investigación, consignando solo a tres presuntos responsables. De acuerdo con la PGJE, las principales causas de muerte de las víctimas han sido: * Asfixia por estrangulamiento. * Traumatismo craneoencefálico por golpe en la cabeza. * Anemia aguda secundaria producida por navaja u objeto punzo cortante. Tan solo en 2015, y con base a estadísticas de la propia PGJE, una mujer es asesinada cada 33 días en Baja California Sur, lo que ha desatado un verdadero debate entre los grupos organizados, como el llamado Centro de Mujeres, Instituto Sudcaliforniano de la Mujer y el Colegio de Abogados en Baja California Sur. La presidenta del Colegio de Abogados en el Estado, Ligia Muñoz Peña, reconoció que el tema del feminicidio es “muy delicado” y hasta cierto punto “complicado”, ya que ha venido evolucionado en los últimos años por la igualdad del género en todo México. La representante de los abogados consideró que el principal problema es justamente la “propia desvalorización de la mujer”, donde desgraciadamente está muy arraigado el machismo, inculcado desde la infancia a casi todos los niños y niñas, y preservado de generación en generación. Con esos antecedentes, “no es tan fácil erradicar la desigualdad y violencia contra la mujer, tan es así que frecuentemente la mujer tiene que luchar por los espacios en su trabajo, y tiene que salir a demostrar que es diez veces más capaz que cualquier hombre, y acceder a un puesto de relevancia”. Desde su punto de vista, el delito de feminicidio es “muy difícil tipificarlo” porque debe haber ciertas causales, y en la mayoría de los casos no se pueden encuadrar o configurar jurídicamente. La líder de los abogados agregó que el 65% de los casos de homicidios de mujeres, ya tenían antecedentes y denuncias de violencia intrafamiliar, como golpes, humillaciones y ultraje en todos los aspectos, desde el económico hasta el sexual. Lo más grave es que “comúnmente ninguna autoridad da el debido seguimiento a este tipo de denuncias por la falta de sensibilidad de los servidores públicos, porque por desgracia, aquellos que atienden a las víctimas de un delito, no son sensibles ni están capacitados siquiera en el tema de los derechos humanos, y en la mayoría de los casos ya traen estereotipos, paradigmas, creencias y educación que ellos mismos adquirieron en sus senos familiares, donde vieron o les tocó vivir golpes, ultrajes y humillaciones de los padres hacia las madres, y ven normal cuando alguien llega a presentar una denuncia”. Lo anterior es muy visible, cuando -de acuerdo con la presidenta del Colegio de Abogados-“van con la Policía, Ministerio Público y juez, y lo primero que tienden es a señalar a la mujer, argumentado -tras recibir la explicación- ‘¡Tú tuviste la culpa!’ o consignas como ‘A lo mejor tú lo provocaste’ o ¿Cómo andabas vestida?, o ¿Pues qué le dijiste?’, o de plano, ‘¡Es que no le haces caso!’”. La abogada denunció que incluso “las llamadas órdenes de restricción hacia padres violentos son letra muerta y ni siquiera se aplican los protocolos que están establecidos en la Ley”, lo que trae como consecuencia la consumación de algunos asesinatos de mujeres que ya habían denunciado maltrato, violencia o amenazas. “Es un tema muy controversial”, donde el 80% de los casos de homicidios en contra de mujeres están impunes en el país. De tal suerte que, preocupado por los feminicidios, el Colegio de Abogados y el Centro de Mujeres actualmente ofrecen un curso de sensibilización -del 18 al 27 de noviembre- a servidores públicos de la PGJE, los cuales tienen trato directo con las víctimas de la violencia y deben adquirir conocimientos sobre protocolos y derechos humanos, entre otros puntos. La visión de la Procuraduría Según las propias estadísticas de la PGJE sobre el crimen de mujeres, hubo 13 en 2013, 6 en 2014 y 11 en 2015. ¿Qué le dicen estos números?, preguntó ZETA al titular de la PGJE, Palemón Alamilla Villeda. “Como números es una cuestión fría. Es algo que se tiene que analizar desde diversas perspectivas. Aquí, la Procuraduría tiene que ser muy responsable de todo tipo de homicidios que se presenten, y obviamente deseamos que sean los menos. Sin particularizar el género, porque el agente del Ministerio Público, tan responsable es conocer de un asunto que de otro, y hacer la cuestión del género sin problema alguno”. Durante una entrevista con este Semanario, aceptó no estar muy de acuerdo en la tipificación o creación de figuras jurídicas de todos los delitos que vayan surgiendo. “Nosotros no podemos ver que si muere una persona, no sea ni varón ni dama, tengamos que crear otra figura jurídica para atenderlo, y después muera otra persona que no es varón ni dama o vamos a pensar que es una trabajadora doméstica, y no tengamos que hacer otra figura jurídica e ir llenando el Código Penal de figuras jurídicas”. El procurador agregó que la institución tiene que atender el delito de homicidio -sea mujer o varón- y no particularmente el del feminicidio, explicó el porqué: “Cuando se crea una figura jurídica se tienen que crear una serie de conceptos que deben ir aparejados para su comprobación, y en ocasiones por ser algo muy peculiar (como el feminicidio), en cuanto a algún aspecto de tipo jurídico, ello genera que el día de mañana, si algún aspecto jurídico no se cuidó, equivale a una sentencia absolutoria, y es cuando se dice que el Ministerio Público no trabajó. Lo que sucede es que por estar creando tantas figuras, nosotros mismos nos vamos generando responsabilidades que en ocasiones procesalmente no son capaces de cumplirse”. — El debate es: crímenes de mujeres o feminicidios. ¿Cuál es su opinión? “Para nosotros es un homicidio genéricamente y no le ponemos más alias ni somos partidarios a crear figuras y figuras jurídicas, al rato vamos a poner tantos tipos penales que ni nosotros nos vamos a entender en el Código Penal”. — De los crímenes que se han cometido en contra de mujeres en el Estado, en las investigaciones oficiales ¿ya lograron acreditar el delito de feminicidio en algún caso? Es decir, si una de las mujeres fue asesinada por razones de género. “¡No! No estamos en posibilidad de afirmar ese hecho de tal naturaleza. En un asunto que recientemente tuvimos, se trató solamente de una agresión, de una pareja a otra, y por razones de aspecto sentimental. Creemos, y no por cuestiones de género. Yo creo que aquí nos estamos preocupando más por crear figuras jurídicas, mucho antes de que aparezcan en la vida real. Por lo que respecta en Baja California Sur, no puedo afirmar que haya feminicidios, ni uno solo, y sea esa una conducta que tengamos de manera recurrente todos los días y en todos los momentos, y en todos los municipios”. — Entonces ¿considera que la aprobación de la tipificación del delito de feminicidio por parte de la anterior Legislatura se adelantó? ¿Cree que se debió haber hecho un estudio mucho más profundo y especializado en este delito? “Yo debo ser muy respetuoso de lo que ya hayan hecho, y ya está hecho, y no hay manera de revertirlo, salvo que después el Congreso actual considere que tiene que promover una contrarreforma o adiciones a la Ley, y yo no puedo saber si ellos se precipitaron. Seguramente eran otros tiempos, había otra óptica y consideraron que era necesario crearla, insisto en la opinión de quien habla, para mí no es necesario estar creando figuras jurídicas que algunos de los extremos no se podrá cumplir, y entonces viene el auto de libertad o la sentencia absolutoria”. Alamilla destacó que la Agencia del Ministerio Público especializada en feminicidios, creada en mayo de 2014, actualmente trabaja con lo que tiene que cumplir, pero “no necesariamente debemos estar creando nuevas figuras cada vez que aparece un evento que en apariencia no está contemplado en nuestro Código Penal”, donde afortunadamente no son muchos los delitos que se presentan de este tipo. Aunque la PGJE creó el Protocolo de Investigación del Delito de Homicidio de Mujeres por Razones de Género, en la palabras del funcionario, “ahorita está sujeto a unas revisiones, y vamos analizarlo, discutirlo y tal vez llevarlo a la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia, ahora ya viene un Nuevo Sistema de Justicia Penal, y ya tenemos un Código Nacional de Procedimientos Penales, y lo ideal es que el día de mañana el Código Penal Nacional opere para toda la República; eso vendría a tipificar todas estas cuestiones, y ello motivaría a que no hubiera tantas figuras delictivas que no aparecen en algunos Estados y sí aparecen en otros”, finalizó.