Oriunda de la ciudad capital, nacida en Coyoacán, delegación donde se asientan las raíces culturales más entrañables. Cultivó el amor y se dejó llevar por el sendero de la vida y el arte, la creación y la pintura. De la mano de Diego Rivera creció a lo grande, llegando su nombre a las mejores galerías del orbe, Nueva York, París, qué sé yo. Rozándose codo a codo con los grandes, Picasso y otros. De sus pinturas, al lado de Diego, pronto cedieron el paso a sus autorretratos. Para entonces Frida ya estaba entre los más destacados talentos que ha dado este país y luchó por su vida y por su Diego, por su país y por llevar la pintura a la cúspide como nadie. Pero llega la catrina, y le dijo: Frida hoy mueres, hoy: Como pintora de renombre y mujer incansable, se da el lugar –en la Despedida– para decirle a su amado y quien recibe el anillo de su aniversario de casados. Y se va, jurando amor eterno a su Diego. Jorge Lizárraga