El mundo que da vueltas y nos guía nos lleva hasta el final de su morada, ¿cuál será? ¿Alguna melodía? ¿O ese gran cristal de la velada? Es la noche de ensueños delirantes la que hace que vivamos en el mundo y existamos así en lo más profundo como aquellos cansados caminantes. No miramos siquiera nuestros pasos ni contamos tampoco nuestros días ni sabemos medir en cuántos trazos están cortadas nuestras pequeñas vidas. Pero somos criaturas que vivimos esperando venir nuestro final, aquel final sintiendo que morimos y somos nada contra la eternidad. José Miguel Ángel Hernández Villanueva