Con la publicación de “La cuchara sabrosa del profesor Zíper” (FCE, 2015) dado a conocer en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) y a presentarse en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el escritor Juan Villoro inicia una serie actividades relacionadas con sus 60 años a cumplir en 2016 (Ciudad de México, 24 de septiembre de 1956). El título complementa la trilogía gestada con “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica” (Alfaguara, 1992) y “El té de tornillo del profesor Zíper” (Alfaguara, 2010), que por cierto el FCE reeditará en 2016 como parte de las celebraciones del sexagésimo onomástico de Villoro. Pero las reediciones son solo el preámbulo de los eventos en torno a Villoro, festejos en los que por cierto también se inscribe el Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco, concedido por la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) junto con la Universidad Autónoma de Yucatán (AUADY) y la Asociación Académica UC-Mexicanistas, a entregarse el sábado 12 de marzo de 2016 en la inauguración de la FILEY en Mérida, con la participación de Cristina Pacheco y Fernando del Paso. Aunque en 2016 abundarán las actividades literarias alrededor de su cumpleaños, Villoro reconoce con un soslayo de modestia en entrevista con ZETA: “Es una cuestión cronológica cumplir 60 años, pero yo espero seguir igual que siempre, yo espero que no haya nada pomposo, toda mi vida he tratado de oponerme un tanto a la solemnidad, entonces si acaso hacemos algo, pues que sea de trabajo y con la participación de otras personas, pero no centrado en mí, sino en lo que a mí me gusta, que es la literatura y que esto incluye, por supuesto, la literatura de los otros”. Celebra con reediciones El profesor Zíper inaugura sus peripecias en 1992 con “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica”, aunque su autor no necesariamente visualizó una trilogía: “Yo primero pensé que el profesor Zíper me daría para un libro que fue el de ‘El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica’ en el 92, ese libro para mí fue una resonancia inesperada, conectó con los lectores jóvenes y durante muchos años se convirtió no solamente en mi libro más vendido sino en un libro que había vendido más que todos mis demás libros juntos; o sea, hasta que publiqué ‘El libro salvaje’ no hubo otro libro que desbancara al profesor Zíper, me di cuenta que el límite intelectual probable era de 10 a 12 años porque ahí era donde estaba conectando con lectores”, refiere Villoro a este Semanario. En 2010 entrega “El té de tornillo del profesor Zíper” y en 2015 “La cuchara sabrosa del profesor Zíper” (ilustrado por Rafael Barajas “El Fisgón”), donde el profesor Zíper regresa para beneplácito de niños, jóvenes y hasta adultos. “Pensé que ahí quedaría la cosa, con dos historias, pero nuevamente volvió a rondarme la idea del profesor, no es una serie programada porque hay mucha diferencia de años entre un libro y otro; si pensamos que ‘La cuchara sabrosa del profesor Zíper’ fue escrito 23 años después que ‘El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica’ pues uno casi pensaría que es otro autor el que lo está haciendo, y sin embargo, me sorprendió volver a escribir con el mismo frenesí, porque ésa es la palabra que mejor define la manera de escribir estos libros, con que escribí el primer episodio del profesor Zíper”. Aunque valora la posibilidad de convertir la trilogía en tetralogía: “No sé si se quedará en trilogía o si volveré a escribir otras historias, de hecho ya tengo varias pensadas, lo que pasa es que como soy muy disperso, me tardo mucho en llegar a ellas. Sí hay una cuarta historia ya bastante pensada, pero antes tengo que hacer otras cosas, espero que la vida me dé para llegar pronto a ella”. El Fondo es el encargado de coordinar las reediciones de Villoro en 2016: “El FCE va a reeditar los dos primeros libros del profesor Zíper, el de ‘El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica’ y ‘El té de tornillo del profesor Zíper’ y también mi novela ‘Autopista sanguijuela’ que incluye dibujos de Rafael Barajas ‘El Fisgón’. Entonces, recuperé esos tres, pero el primero fue este nuevo, el de ‘La cuchara sabrosa del profesor Zíper’; o sea, habrá un conjunto de libros míos en el FCE, aparte de los que ya tienen ahí, que son ‘Las golosinas secretas’ y ‘El libro salvaje’, todo esto en Literatura Infantil y Juvenil”. Con estas reediciones, reconoce a propósito de su cumpleaños número 60: “Es una manera de no sentir que me ha subido tanto el colesterol, festejarlo escribiendo para niños”. Su libro más vendido El responsable es el Tío Tito, el tío de Juan en “El libro salvaje” (FCE, 2008, con ilustraciones de Gabriel Martínez Meave). En entrevista con ZETA, Juan Villoro confiesa que precisamente, luego de 7 años, “el más vendido de todos es ‘El libro salvaje’, que además ha vendido más que todos los demás juntos, lo que pasa es que ha habido ediciones de la SEP y de todo, entonces ya está por el millón y medio de ejemplares con lo que no pueden competir los demás libros”. También revela al reportero que su segundo libro más vendido es “El profesor Zíper y la fabulosa guitarra eléctrica”: ¡Uy!”, ¡andará como por los 500 mil, por ahí!”. No descarta el regreso del Tío Tito: “Estoy esperando que madure dentro de mí la posibilidad de una segunda parte de esa misma historia de ‘El libro salvaje’, que ahí no sería otro episodio como en los del profesor Zíper, sino sería una prolongación de la historia, pero a veces hay que esperar, recordemos que Cervantes se tardó 10 años en hacer la segunda parte de ‘El Quijote’”. —Pero ya la empezaste… “No, tengo unas ideas, como todo, lo que pasa es que yo soy muy supersticioso, nunca tomo notas, porque considero que si debo apuntar las cosas es que no las tengo dentro de mí, entonces voy recordando y tratando de que esto gravite dentro de mí, hasta que ya tenga la estructura de una historia y pueda escribirla; espero que pueda conservar estas notas mentales antes de la llegada del Alzheimer, entre las posibles cosas que te ocurren cuando cumples 60 años”. Prepara un libro sobre la Ciudad de México Durante la FIL de Guadalajara de 2013, Villoro adelantó en entrevista con ZETA que estaba escribiendo un libro sobre la Ciudad de México, proyecto literario que por cierto está a punto de entregar, revela dos años después al reportero: “Pues mira, el texto más antiguo lo escribí hace 17 años, o sea que el próximo año ese libro va a cumplir conmigo 18 años ya, va a tener mayoría de edad, yo espero terminarlo justamente el próximo año”. “Básicamente está terminado pero me falta un último empujón, es un libro que se parece mucho en su expansión caótica a la propia Ciudad de México, estoy tratando ahora casi con un criterio urbanístico de darle una apariencia de orden y ojalá pueda ya publicarlo el año que entra”. Obviamente, la pregunta de rigor es sobre la diferencia fundamental entre su libro donde habita la Ciudad de México y otros títulos que se han escrito al respecto, como “La región más transparente” de Carlos Fuentes: “Estoy tratando de hacer una síntesis, no es un libro de ficción, es una mezcla de crónica, reportaje, ensayo y autobiografía en la Ciudad de México. Cuando Carlos Fuentes escribió ‘La región más transparente’ en 1958 la ciudad todavía era abarcable, tenía unos 4 millones de habitantes, y podía ser captada como un todo; él convirtió a la ciudad en el protagonista principal de su novela, del mismo en que John Dos Passos hizo esto con Nueva York en su novela ‘Manhattan Transfer’; hoy en día es imposible hacer una novela totalizadora de la ciudad, porque a su manera México DF y la zona conurbana son diez ciudades diferentes, es muy difícil tener una novela que la capte por entero, y también es muy difícil hacer un libro testimonio que pretenda reflejar toda la ciudad; ésta es una versión de la ciudad”. El intelectual de México A Juan Villoro le corresponde la estafeta de intelectual mexicano dejada por muchos autores que se han ido. Primero reconoce las ausencias: “Mira, tenemos un gran vacío, porque de manera casi simultánea o en un lapso muy breve pues desaparecieron figuras que eran referencia, que eran auténticos faros para nosotros”, y por supuesto evoca, en ese orden, a intelectuales extintos como Miguel Ángel Granados Chapa, Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Carlos Montemayor, Vicente Leñero, Federico Campbell. “Todas estas desapariciones han dejado huecos insustituibles”, reconoce Villoro y advierte la doble responsabilidad al opinar como un “compromiso personal”: “Yo creo que hay una doble responsabilidad; primero la necesidad de hacerlo ante una realidad tan deficiente como la nuestra y en donde hay tantos factores que desearían que no se comentara nada; éste es un país de impunidad, entonces en un país de impunidad es muy importante que se digan cosas que no han sido publicadas, y en ese sentido yo he aprendido mucho de los periodistas, los reporteros, muchos de ellos amenazados, especialmente en provincia, que han dado a conocer datos del oprobio; yo creo que es muy importante asumir esa responsabilidad, es una actitud personal ante una realidad oprobiosa que me parece que debe ser criticada. “Pero luego también hay otra responsabilidad, que es la de cómo trabajas todo esto; es decir, no someter los datos a tu ideología, a tus caprichos personales, tus tendencias, sino atreverte a decir las cosas con una verdad ponderada, yo no puedo decir cosas que no me constan; yo no puedo atacar simple y sencillamente por el placer de denostar una figura que antipatiza. “Este grado de responsabilidad es muy importante porque hoy en día vemos que la violencia golpea dos veces, primero en el mundo de los hechos y luego en su representación noticiosa; en ocasiones somos rehenes de la propia violencia, la propagamos con nuestros escritos y podemos caer en cierto morbo de estar cerca de ella, hay muchas veces una fascinación con el mal; entonces, la responsabilidad es no solo qué voy a decir sino cómo lo voy a decir, lo cual para mí no implica una autocensura, sino implica un rigor; nos quejamos de que los políticos no tengan autocrítica, pero también nosotros como escritores debemos ejercerla”. “Mover a México”, hacia abajo A propósito de la alternancia de partidos en el poder en México donde se tuvo la oportunidad de aprovechar “la primavera” o “el momento mexicano”, sobre todo en 1988, 2000, 2006 y 2012, Villoro advierte: “Yo creo que la principal carencia de la alternancia democrática fue que se perdió la capacidad de expectativa, había una ilusión en un cambio y en que se modificara todo un sistema fincado en la impunidad y en la confusión de lo público y lo privado, en la corrupción más generalizada”. Lamenta sobre la oportunidad que significó 2012: “Tuvo Peña Nieto en 2012 la oportunidad de reactivar la política, y en cierta forma lo hizo con las reformas, después de 12 años desperdiciados desde el punto de vista de las iniciativas sociales lanzó una cantidad de proyectos y de iniciativas, pero la mayoría de ellos carecían de sentido profundo, eran más promesas que realidades, se fueron distorsionando en el camino; entonces toda esta idea de ‘Mover a México’ era más que nada una ilusión, una retórica, y si acaso se ha movido ha sido hacia abajo, porque vemos un país con una reforma fiscal totalmente arbitraria y abusiva, casos de violencia como Tlatlaya, Ayotzinapa y muchísimos más, datos de corrupción como ‘la casa blanca’, en fin, estamos en una situación totalmente crítica”. Y lapida sobre el negocio de la democracia: “El gran problema es que siguen sin renovarse las expectativas, es decir, no hay alternativa que nosotros digamos ‘por lo menos podemos confiar sólidamente en este proyecto’; la mayoría de los partidos políticos, yo diría que todos ellos, han descubierto que el gran negocio de la democracia es no solucionar los problemas”. La expectativa para 2018 Para concluir la entrevista con Semanario ZETA previo a sus 60 años, obviamente se le cuestiona a Villoro sobre su expectativa para 2018 al concluir el cruento sexenio de Peña Nieto: “Pues a mí me gustaría que entraran en sincronía muchísimos movimientos sociales, políticos, cívicos, pienso en el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, pienso en los movimientos de apoyo a los pueblos originarios y los movimientos indígenas incluyendo el zapatismo, pienso en sectores progresistas de la Iglesia que han planteado reescribir la Constitución, en empresarios totalmente hartos de un país de monopolios o de duopolios en casi todos los ramos de la economía, en juristas que conocen muy bien todas las trabas que hay para una participación más directa de la población, todo esto debería, ojalá, llevar a la construcción de un frente ciudadano, necesitamos ciudadanizar la política”. “Hoy en día los candidatos independientes lo son solo de membrete, porque se necesita cumplir demasiados requisitos para ser un candidato verdaderamente ciudadano, la candidatura independiente, con la excepción de Pedro Kumamoto, ha sido la opción de políticos profesionales ya establecidos, entonces, necesitamos cambiar las reglas del juego, las reglas de participación política”. Concluye sobre el desafío en México: “Primero tenemos que generar una auténtica democracia, ése es el gran desafío, y pues hemos visto que tanto los partidos como el INE dejan mucho que desear, han encontrado que la democracia es un gran negocio y que los problemas son un gran recurso natural, estamos en un país donde uno de nuestros principales recursos naturales son los problemas, si se acaban los problemas los políticos convencionales no tienen qué gestionar; entonces los perpetúan, los van abandonando, ahí está el ejemplo de Fox con Chiapas, que prometió resolverlo en 15 minutos que por supuesto se han convertido en 15 minutos eternos”.