Pueblo mío bajo la sombra de la montaña, donde siempre la alborada llega tarde, donde nací y está la sangre de mis ancestros, primer muerto en mi vida… mi abuela. Culto a los muertos, ancestral, costumbres, los santos en sus urnas, la ofrenda en el altar, pinole no faltaba, a la abuela le gustaba. Magia y cuento se tejen en el misterioso tiempo de ayer, hoy es el día en el que el vivo cuenta su pena al muerto para sentir alivio. Qué silencio en el camposanto, que solo se quedan los muertos, misterioso complemento de la vida; México de los desaparecidos. José Palma Herrera Tijuana, B. C.