Delgado en extremo, no mide más de 30 centímetros y a sus pocos días de nacido ya ha estado entubado y con cables por todos lados. Su debilísima piel muestra pliegues y arrugas, sus pequeños piececillos sobresalen entre la incubadora. Su respiración parece agitada y de repente lo sacude un espasmo. El bebé de apenas días de nacido muestra todos los síntomas del síndrome de abstinencia, igual que el de los adictos adultos, con escalofríos, diarrea, temperatura. Es uno de los 33 bebés que en lo que va de este año han sido abandonados en el Hospital Materno Infantil en Mexicali. Los dejan madres adictas a alguna droga y que solo acudieron al nosocomio a parirlo, para luego huir del lugar sin saberse más de ellas. “Se escapan en cuanto pueden, salen con la bata del hospital y aun con el catéter central pegado”, explica la subdirectora médica del Hospital Materno Infantil, Marina Montañez Hinojoza, quien añade que estas mujeres llegaron al hospital traídas por alguna ambulancia, o un vecino, o recogidas de un “picadero”, a punto de dar a luz. De acuerdo con la procuradora de Defensa del Menor, Consuelo Luna Pineda, a nivel estatal suman cerca de 70 los menores abandonados en los diferentes hospitales de Baja California. A estos bebés expósitos -abandonados- se les inicia un procedimiento legal que busca reunirlos con familiares, o en su caso, concretar un proceso legal de adopción. Todos ellos se suman a los 450 infantes que actualmente se encuentran “tutelados por el Estado” en alguno de los albergues de la institución, aunque sea por otros motivos -no por ser abandonados al nacer-, pero corren riesgo de sufrir maltratos, violencia y descuido. A su suerte En el Hospital Materno Infantil de Mexicali -el cual depende del Sector Salud- anualmente se atienden 7 mil nacimientos de madres derechohabientes del Seguro Popular que no tienen otro tipo de seguridad social. “La principal causa de abandono es la drogadicción materna”, explica la ginecóloga y subdirectora médica del nosocomio en alusión a mujeres adictas al cristal, heroína, marihuana, quienes ni dan su nombre, ni muestran identificación alguna, o llegan directamente de un “picadero”. Eso implica que estas féminas vayan casi directamente al parto, sin control prenatal, por lo que, como primer trámite, deben practicarles un examen antidopaje, ya que previamente se abre un expediente y son sometidas al interrogatorio médico que incluye el posible uso de drogas. “Vienen desnutridas, enfermas, con punciones en los brazos o en otras partes del cuerpo. Otras vienen con hepatitis, sida…”. La trabajadora social agrega que en ocasiones las jóvenes madres se drogaron dos horas antes del parto. “Lo refieren ellas que es para aguantar el parto”, comenta la pediatra Blanca Estela Márquez, jefa del servicio de Neonatología. La trabajadora social Magda Tabanico explica que en ocasiones la madre -recién parida- solicita alta médica para no continuar ningún tratamiento, sobre todo porque ya empieza a sentir el síndrome de abstinencia y opta por abandonar el hospital, dejando ahí a su hijo recién nacido. “Sí son partes más difíciles porque no hubo control prenatal, generalmente están enfermas, anémicas, sí tiene un poco más de riesgo; en ocasiones se trata de bebés prematuros”, refiere la doctora Barrera. “Tenemos casos muy tristes, de pacientes con 18, 19 hijos”, comenta a su vez la doctora Montañez, recordando que esa mujer había “regalado” a todos sus hijos. Clínicamente los bebés nacidos en estas condiciones empiezan a mostrar de inmediato el llamado síndrome de abstinencia, la doctora Barrera así lo detalla. “Depende del tipo de droga que haya utilizado la mamá, las manifestaciones más frecuentes que hemos tenido es con heroína. En todos los aparatos y sistemas del niño repercute, la mayoría de los casos es a nivel gastrointestinal, puede presentar náuseas, vómitos, distención abdominal, dificultad respiratoria, muy similar a lo que sucede con los adultos”. De acuerdo con el nivel de las manifestaciones, en ocasiones se tiene que utilizar algún tipo de medicamento para contrarrestar estos síntomas que incluyen dificultad respiratoria, temblores y crisis convulsivas. En ese contexto, resulta contraproducente que la madre pueda alimentar con pecho, dado que buena parte de estas madres vienen infectadas con hepatitis o VIH, y podrían contaminar al bebé. Entre las repercusiones futuras, las especialistas enuncian que hay casos en que pueden presentar el síndrome de abstinencia por seis meses y hasta un año después, y en otros casos -ya más crecidos- se han visto síntomas del síndrome de atención y una mayor problemática social, a lo que se le suma algún tipo de predisposición al uso de drogas en la edad adulta. “Desafortunadamente en un niño que tuvo síndrome de abstinencia, el cerebro desarrolla memoria”, expone la doctora Barrera. Ante la desaparición de la madre del hospital, se da aviso al Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), donde el caso pasa a la Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia, y el bebé, al albergue temporal, instancia que también depende de DIF Estatal. Según datos del Hospital Materno Infantil de Mexicali, en el transcurso de 2015, 33 bebés han sido abandonados por madres adictas; el año pasado fueron 16, en el anterior solo seis, pero en 2012 sumaron 25 y en 2011, ocho. Expósitos Para poder decretar el abandono institucional, se debe desahogar un procedimiento administrativo y determinar en su momento una posible designación en adopción, argumenta la titular de la Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia, Consuelo Luna Pineda, quien confirma que este año han recibido 32 casos pero en uno hay gemelos, por lo que los bebés suman 33. La funcionaria complementa que la primera acción que tienen con estos niños, es tratar de favorecer el que puedan reintegrarse con algún familiar. Menciona el caso de Mexicali, donde de los 33 menores abandonados, 15 ya han sido entregados a algún familiar, generalmente tíos o abuelos. “En todos los casos de menores que se encuentran bajo protección, siempre la preferencia es que el menor retorne a su familia de origen”, asegura la abogada mexicalense. Una segunda opción es colocarlo en adopción o, en su caso, se tramita el ingreso a una casa hogar. Según la situación médica, hay ocasiones en que desde el hospital tardan en darlos de alta y, de acuerdo con los requerimientos de atención médica, en el albergue deben prepararse para poder recibirlos y ahí la procuradora subraya que en ocasiones los niños requieren de vacunas para fortalecer el aparato respiratorio, las cuales tienen un costo aproximado a 10 mil pesos, por lo que hay que contar con la dotación para cuando el bebé sea turnado al albergue. Luna Pineda dice indica que a partir de que el menor está a disposición de esa dependencia, la Ley define tres meses para decretar el llamado “abandono institucional”, el cual se caracteriza porque ningún familiar ha realizado algún trámite para recuperar al bebé. El procedimiento marca que el área de Trabajo Social tenga que acudir para tratar de localizar a la madre -en muchos casos dan datos falsos-, por lo que la misma Ley incluye la realización de pesquisas públicas para la localización de familiares. En caso de que no se localice ni se presenta nadie y hayan trascurrido esos tres meses, la Procuraduría de Defensa del Menor y la Familia puede emitir una determinación -de abandono- y que el bebé pueda ser canalizado a un hogar sustituto en vías de adopción. Según la funcionaria, regularmente estos niños permanecen en el albergue durante todo este proceso, pero ante falta de espacio, buscan canalizarlo a una institución de asistencia social privada conocidas como casa hogar. En cuanto a la patria potestad, Luna Pineda afirma que después del alumbramiento se debe registrar al menor con un certificado de nacimiento y con los datos con los que se cuenten de la madre. Eso obliga a presentar un juicio familiar de pérdida de patria potestad. De acuerdo con la trabajadora, el Consejo Estatal de Adopciones hace una asignación a un hogar sustituto en vías de adopción y mientras tanto, corre el juicio de pérdida de patria potestad, el cual puede durar de un año a año y medio. Este lapso tiene que ver con que, como no hay domicilio para notificar a la madre, y esto se debe hacer vía edictos en los diarios de mayor circulación en el municipio donde haya nacido. Mientras la Ley permite que el menor sea acogido en una familia -en vías de adopción y en etapa de adaptación-, el juicio de adopción se inicia hasta que se tenga la sentencia firme de pérdida de patria potestad. El trámite concluye cuando los padres adoptivos pueden tener un acta de nacimiento donde ya aparezcan como padres legales del menor. En el caso de las actas de nacimiento de los menores abandonados -expósito, es el término-, el niño tiene derecho a una identidad, por lo que se les designa nombre y apellido, los cuales son seleccionados al azar y los espacios de los padres quedan en blanco. La funcionaria comenta que el que sean hijos de madres adictas no ha significado un obstáculo para que estos menores tengan ofertas de adopción. “No hemos tenido hasta el momento ningún problema por esta situación, cuando se hace la propuesta a los padres adoptivos, se les entrega un perfil psicológico y un perfil médico de los menores y se les pone a disposición el expediente que nosotros tenemos para que ellos lo revisen y puedan tomar la decisión de si aceptan la propuesta. Un noventa por ciento de los padres adoptivos toman la decisión en el mismo momento”, asegurando que de los recién nacidos no hay ningún problema para encontrar un hogar sustituto en vías de adopción, sobre todo cuando no traen una consecuencia de salud grave. Esto debido a que algunos menores hijos de madres adictas, sí presentan alguna condición médica grave, lo que dificulta su adopción. Luna Pineda insiste en que lo primero que se busca es la reintegración familiar, y anota el caso de los 33 menores abandonados en Mexicali por madres adictas, de los cuales 15 se encuentran reintegrados, ocho están en proceso de pláticas con la familia para una posible reintegración, y dos de estos niños están canalizados al Consejo de Adopciones para una posible asignación a un hogar sustituto en vías de adopción. Otros siete están en el proceso de publicidad de las pesquisas para la posible ubicación de familiares. En los albergues del DIF en Mexicali y Tijuana actualmente hay 450 menores -no todos son por abandono, puede ser por consumo de drogas, omisión de cuidados, violencia-, y en la entidad, DIF trabaja con 108 casas hogar donde hay 2 mil 700 menores, de los cuales mil 600 están “bajo tutela del Estado” en el Sistema DIF. Para concluir, Consuelo Luna expone que están por lanzar una campaña de adopción dirigida a niños mayores de cinco años y niños con discapacidad, y a pregunta expresa, refiere que hay casas hogar -principalmente en Ensenada- dedicadas a la atención de menores con discapacidad, algunos ya mayores, pero que por la naturaleza de su situación, siguen bajo tutela del Estado. Eso implica que además del abandono o el contexto familiar difícil, estos menores tienen alguna discapacidad como síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral, sordera, ceguera, VIH, hepatitis C y otro tipo de enfermedades crónico degenerativas que “hacen difícil una la colocación en hogar sustituto en vías de adopción”.