En la actualidad, como sociedad nos hemos llegado a preguntar: ¿qué está pasando con los niños de hoy? ¿En dónde están sus padres para educarlos? Ya que en ciertos casos, son los menores quienes tienen la última palabra. ¡Cuánta permisividad! Tan solo cuando escuchamos “Juanito, ¿me haces el favor de hacer tú tarea?”, “Fernanda, si me ayudas a recoger tus juguetes, te compro un dulce”. Suena extraño escucharlo, pero es lo que prevalece cada vez más. Podríamos cuestionamos, ¿qué está pasando con la educación que les estamos brindando a nuestros hijos? ¿En dónde queda nuestro papel como formadores? y, ¿en qué momento se llegó a la permisividad? Se puede apreciar que a los padres les cuesta cada vez más ser firmes y congruentes al poner límites a sus hijos, entre otras razones, al no querer repetir patrones de crianza; les resulta más cómodo, convertirse en “amigos” que padres, tomando un rol menos comprometido. Pero fuera de esto, el marcar límites en nuestros hijos es importante, ya que a través de éstos les enseñamos a discernir qué pueden hacer o qué no, qué es correcto e incorrecto, etc. A través de los límites protegemos, orientamos y les brindamos las herramientas para poder enfrentarse a la vida, ser guiados hasta que ellos alcancen una edad adecuada, donde puedan tomar sus propias decisiones y dependan de sí mismos. Por lo antes mencionado, es ideal establecer límites claros y firmes desde temprana edad, y éstos deben de ser acordes a su etapa de desarrollo, dejándoles claro qué es lo que esperamos de ellos. Recuérdese que la clave para obtener resultados, es la dedicación y constancia como padres, teniendo en cuenta que lo más importante, es saber que al final de esto, la recompensa será ver a nuestros hijos emocionalmente sanos. Mtra. Karla Hernández Cancino Correo: karlacancino@yahoo.com.mx
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