Los hijos de Francisco Rafael Arellano Félix no están dispuestos a crear división ni peleas en su familia por la disputa de una herencia incierta, solo tienen un interés: conocer el destino final de los restos de su padre, puesto que saben que fue incinerado y hasta el momento desconocen el lugar donde se encuentran sus cenizas. Esa es la versión que los descendientes del mayor de los varones Arellano Félix hicieron llegar a ZETA a través de su abogado Martín Medina, quien los representa jurídicamente ante diversos tribunales de Mazatlán, Sinaloa, donde la viuda de Francisco Rafael promovió un juicio sucesorio testamentario a unas semanas de su muerte a finales de 2013. Luego de publicarse la nota ‘Pelean los bienes de Arellano’ en la edición 2167, los jóvenes Arellano Barrionuevo –quienes desde hace más de dos décadas viven en los Estados Unidos– solicitaron se puntualice que ellos no iniciaron ningún trámite para reclamar bienes o dinero; sin embargo, ya en el juicio fueron enterados de que tienen derecho. Estudiantes y profesionistas al otro lado de la frontera, los ahora adultos han tenido una vida agitada desde su infancia, pues tuvieron que ser llevados por su madre a otro lugar para su protección fuera del alcance de cualquier tipo de venganza. Tras el encierro en prisión de Francisco Rafael a finales de 1993, su posterior extradición a la Unión Americana en 2006 y su liberación definitiva en 2008, sus hijos poco pudieron disfrutar de su presencia; sin embargo, refieren haber tenido una relación amorosa y de mucho respeto hacia la figura paterna. Aún más traumática resultó para los chicos Arellano la experiencia de haber estado presentes en el momento en que el ex empresario sinaloense fue ejecutado cuando festejaba su cumpleaños en una residencia de Cabo San Lucas, el 18 de octubre de 2013, pues un día antes llegaron puntuales a la invitación que les hiciera su progenitor. Luego que un sujeto vestido de payaso ingresó al inmueble donde se realizaba la celebración, se aproximó a la víctima y le efectuó un disparo, los vástagos de Arellano Félix fueron los primeros en auxiliarlo. El menor de los hijos le taponeaba desesperado el cuello a su papá en un intento de que no le siguiera brotando la sangre, mientras que el hijo mayor persiguió al homicida –que portaba un arma de fuego– y en su impotencia por detenerlo le arrojó una tableta que llevaba, impactándole en la espalda, pero no pudo alcanzarlo. Juicio en secreto El abogado Martín Medina estableció que fue la viuda de Arellano, Rocío del Carmen Lizárraga Lizárraga, quien a las semanas de la muerte de su cónyuge promovió ante el Juzgado Primero Familiar de Primera Instancia de Mazatlán, denuncia formal del intestado a bienes del finado (juicio sucesorio testamentario 2246/2013). En la denuncia se omitió señalar la existencia de los hijos de Francisco procreados en sus dos primeros matrimonios. Fue una media hermana de los Arellano Barrionuevo, quien vive en Culiacán, quien se dio cuenta de la maniobra de la viuda y dio aviso a sus fraternos. Lizárraga, reina del carnaval de Mazatlán en los años ochenta, denunciaba en total silencio la sucesión para ella y para su hija Isabella Guadalupe. Los edictos del juicio solo se publicaron en el puerto de Mazatlán y no así en Tijuana o Cabo San Lucas, donde el matrimonio Arellano Lizárraga tuvo su domicilio conyugal. Al descubrirse que sí existían más hijos del finado Arellano Félix y ser llamados al juicio sucesorio testamentario que ya estaba muy avanzado, los también herederos tuvieron que echar mano de juicios de amparo para no ver violentados sus derechos fundamentales. El abogado Medina refiere que “había ya sentencia en la cual a ella –Rocío Lizárraga– la declaraban como cónyuge supérstite en herencia al 50 por ciento y, realmente no es, porque ella no está casada por sociedad conyugal, sino por separación de bienes”. Sobre sus clientes, el litigante destaca que “ellos, que ni siquiera saben dónde está enterrado el papá, bueno, dónde están las cenizas porque lo incineraron, entran al sucesorio para pelear más que nada las cenizas del papá. Preguntan ¿dónde está mi papá? Por lo menos para irle a rezar. Sea lo que sea, él era muy católico, ¿no? y los hijos siguen siendo muy católicos, muy religiosos. Entonces por eso entran al sucesorio. Y del sucesorio vienen unos amparos”. En cuanto a los bienes que poseía Francisco Rafael Arellano Félix y que podrían ser parte de la masa hereditaria los familiares del fallecido no cuentan con información, pues la mayoría fueron asegurados por la Procuraduría General de la República en 1993, en la averiguación previa 4384/DGI/93; sin embargo, se estima que en la actualidad no había nuevas fincas, pues el hoy occiso “no tenía nada a su nombre”. Señala la representación legal de los jóvenes Arellano que aunque sus clientes no firmaron nunca documento alguno, la viuda de Francisco cuenta desde 2012 con diversos poderes notariados y “la señora manejó todas las propiedades, no dejó nada a la sucesión. ¿Me explico? Absolutamente nada. Pero sí cuentan los hijos, que cuando ellos estuvieron –en Cabo San Lucas– un día antes de su muerte, su papá tenía en su casa muchísimo, muchísimo dinero y muchísimas joyas. Cosa que no sabemos dónde quedó. Se esfumaron, se esfumaron”. La finca de Frankie Oh! Aunque falta identificar bienes, hacer el inventario y el avalúo correspondiente, en días recientes se dictó una primera sentencia y se apersonó a los Arellano Lizárraga, Arellano Barrionuevo y Arellano Vega para entrar al juicio de las propiedades. En la primera resolución se designaron los porcentajes de los herederos y nombraron albacea. Sin embargo, el proceso va a ser muy largo. El hijo mayor de Rafael Arellano Félix solo tiene interés en un inmueble. No es motivo de la sucesión testamentaria, pues la propiedad está a su nombre desde que era menor de edad. Su madre se la regaló. Se trata de la finca que albergó durante muchos años a la exitosa discoteca Oh! ubicada en el puerto de Mazatlán. “Por ser homónimo del papá, el SAE se la quitó. El agente del Ministerio Público se la quitó y eso es lo que está peleando ahorita mi cliente. Es la finca de la avenida del Mar 1302. Y te voy a ser sincero, el gobierno federal no se la quiere entregar”, afirmó quien representa los intereses de los hijos de Arellano. El inmueble en cuestión ha sido ganado dos veces en juicios de amparo. Uno promovido en 1995, pero la finca fue reasegurada y el más reciente en 2012 cuando se ordenó al Ministerio Público de la Federación levantar el aseguramiento y al Registro Público de la Propiedad retirar la anotación correspondiente. Sin enterarse cuándo fue, la propiedad volvió al dominio de la Procuraduría General de la República y es momento que no se regresa a su legítimo dueño. El único juicio de amparo que sigue vigente, de los promovidos por los hijos de Francisco Rafael, es el 588/2014 del índice del Juzgado Octavo de Distrito en el Estado de Sinaloa y deriva del nuevo aseguramiento del mencionado inmueble, señalándose un presunto abuso de autoridad de parte de la autoridad ministerial. Finalmente, aunque para el abogado Medina existió –de manera inicial– un fraude a la sucesión, los afectados no interpondrán denuncia alguna, pues no les mueve el interés económico ni de venganza. “No hay fortuna, no hay absolutamente nada. No hay nada que se pudiera ver en una sucesión para que los hijos pudieran tomar algo. Si dejó algo, como dicen los hijos, que vieron un día antes de la fiesta, en la casa de él, se quedó la esposa totalmente con ello”. Reiteró el entrevistado que sus clientes tienen derecho a saber dónde está su papá, “para llevarle aunque sea unas flores o rezarle algo, ¿no?”.