A seis meses de haber ingresado a la Comunidad Terapéutica de Rehabilitación y Reinserción Social de Adicciones para Mujeres Migrantes (Cotrrsamm), la perspectiva de Aracely cambió por completo. La jovencita de 23 años de edad, no solo ha salido del laberinto en que se convirtió su adicción a la droga y al alcohol, además su vocación profesional dio un giro. Si antes quiso ser enfermera, ahora buscará estudiar psicología. Pese a esto, no busca que se le festeje por haber logrado graduarse del tratamiento que se le dio en ese lugar, pues dice estar consciente de que lo único que ha logrado es salir de un mundo en el que no debió entrar. Presume que su madre, la que en la peor etapa de su enfermedad no quería hablar con ella, hoy por lo menos ya no le cuelga el teléfono. También que en tres meses, cuando logre ahorrar lo suficiente trabajando en una lavandería, podrá tomar otro rumbo. Aunque desea volver a ver a su hija, dice que prefiere esperar un poco. “No quiero verla y volver a caer en esto. Prefiero esperar a sentirme más segura de mi estabilidad”. La vida antes de la rehabilitación de Aracely, fue contada por este reportero en la edición 2153 de este semanario, junto a la historia de la creación de la Cotrrsamm. Hoy, después de casi dos años, se ha graduado la segunda generación que recibe el tratamiento. Con las siete chicas que terminaron el proceso el miércoles 30 de septiembre, suman 12 en la trayectoria de la comunidad. Además de superar los tratamientos propios para una adicción, han realizado actividades deportivas, de reconstrucción personal, desarrollo humano, neurolingüística, espiritualidad, entre otras. La Cotrrsamm alguna vez perteneció a la Dirección Municipal contra las Adicciones (DIMCA), pero en el gobierno municipal de Jorge Astiazarán, fue desincorporada. Del Ayuntamiento recibió este año 500 mil pesos, que se sumaron a las gestiones y donativos logrados por las Damas Voluntarias Dimca, encabezadas por Norma Esquivel. Luz María Palmer, directora de la comunidad, ha explicado que además son beneficiarias de La Canasta, el Banco de Alimentos, Farmacias Similares y Hospital Guadalajara. El centro por lo general atiende a 25 mujeres y muchas de ellas terminan por desertar por lo complicado que les resulta la abstinencia, y la directora sostiene que la permanencia es voluntaria, pero el regreso no se admite. Durante la graduación, el alcalde de Tijuana, Jorge Astiazarán, aseguró que se buscará que el próximo año el apoyo económico para la Cotrrsamm sea mayor. “Reconociendo que la adicción es una enfermedad incurable, y que hay que estar encima de ellas. El problema de las drogas es una causa muy importante de lo que vivimos en Tijuana y muchas ciudades del país. Y tenemos que seguir apoyando la prevención, y este gobierno está involucrado”.