Indomable, así llegó a Tijuana Jaime Rodríguez Calderón. Con un vocabulario impropio de alguien que buscó la gubernatura. ZETA abordó paso a paso su estancia y movimiento aquí en Tijuana el 29 de septiembre de 2015. Grosero, vulgar, ofensivo, comparando y presumiendo que tiene una esposa 20 años menor que él. Eso no es pregonar, ejemplarizar, enseñar, educar y que tomen sus pasos, quien sueña con una candidatura independiente. Leí el texto de ZETA y le conté más de diez groserías, leperadas, palabras de parroquiano, etcétera, que habló durante su visita a Tijuana. Bajaron sus bonos, con tal resultado de su visita. Yo lo creía más preparado, más sabio, astuto, cordial y con educación total y expedita. Se le cayó la máscara, se le cayó el telón y fue descubierto, tal como es y se siente y cómo será seis años de Bronco en Nuevo León. Por esa conducta, creo yo, no votaron los neoleoneses, votaron por algo mejor y un cambio de hoja, que ya se rompió. Blindaje total a “El Bronco” indomable, pues no se deja poner la silla. Ojalá sirva de experiencia a los ya pronto candidatos independientes, lo que hizo y como se portó tal hombre de 58 años. Yo que lo tenía en otro ángulo. Se quitó la tapa y ya me decepcionó totalmente. El poder marea y cambia personalidades interna y externamente. “El Bronco” es otro, ya. Mucho de lo que dijo ya lo conocíamos, no era necesaria otra habladuría. “El Bronco” indomable sí que es bronco, la democracia espera y no dio forma o seña de cómo gobernará, él lo buscó y debe cumplir. Pero predicar con el ejemplo, educación, y no hacerlo habla de quién es y lo aleja totalmente de lo que el electorado buscó y sufragó. Así están las cosas con Jaime Rodríguez, que no quiere que le digan Gobernador, pero en la política apodos suenan de libertinaje, mano dura y poca credibilidad y ser dos personajes en uno, el alias y Señor Gobernador. ¿Quién es quién en la política? Pero el poder marea y eso lo olvida quien sube al poder y trata a sus receptores, oyentes como quiere, pues el poder hace y deshace. Esperemos se analice “El Bronco” y eduque, refine su voz y no mezcle vulgaridad y poder, porque se ve pésimamente, triste y vergonzante. Un ‘Bronco’ sin silla y sin marca en la piel y sus gobernados no podrán ensillarlo. Y que deje las groserías en su casa por el bien de él, porque todo se sabe y eso que yo no fui a verlo. Ahora menos iría. Tanto esperar para algo diferente y parece que será igual, palabras las hay y bien escritas en ZETA. Leopoldo Durán Ramírez Tijuana, B. C.