Cuando el gobernador Francisco Vega de Lamadrid le quitó públicamente la aspiración a la candidatura por la alcaldía de Tijuana a Antonio Valladolid, éste ni siquiera se encontraba en el Estado. Viajaba en un avión a la Ciudad de México, adonde Vega lo envió a buscar recursos. Al todavía secretario de Finanzas no le quedó más que entender que donde manda gobernador, no gobierna secretario. Y si antes que Vega de Lamadrid hiciera pública la negación de la aspiración a competir hacia su subordinado -se lo comunicaría en privado-, Valladolid había decidido rebelarse e irse por la libre y competir en la interna panista, ahora quiere venganza política. Y ya tiene blancos: dos colaboradores de Kiko que no lo apoyaron en su deseo. Uno de ellos, Ricardo Magaña, la otra… pues imagine. A ver cómo Francisco Vega lo vuelve a meter al redil.