En tanto se decretó una segunda orden de detención provisional con fines de extradición en contra del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán y poco a poco se decretan autos de formal prisión en contra de funcionarios que permitieron su evasión del penal Altiplano, los reclusos -vecinos de celda del fugitivo- continúan quejándose del trato que reciben en la prisión de máxima seguridad. Quienes antes eran representantes de autoridad del Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) Número 1 Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México, ahora pasaron a ser parte de la población penitenciaria. Entre ellos Valentín Cárdenas Lerma, quien fuera director de la afamada cárcel, y diez ex funcionarios más. La ex coordinadora general de prisiones federales, Celina Oseguera Parra y la ex directora jurídica, Leonor García García, esta última encargada del CEFERESO Altiplano la noche de la fuga del “Chapo” Guzmán -ocurrida el 11 de julio-, se encuentran presas en la prisión femenil federal de El Rincón, Nayarit. Otros tres ex servidores públicos vinculados con la evasión de Joaquín Archivaldo fueron remitidos a Altiplano; el jueves 24 de septiembre, la Procuraduría General de la República informó que fueron declarados formalmente presos por el Juzgado Cuarto de Procesos Penales Federales en el Estado de México. Muerte y reclamos El ambiente en el penal de máxima seguridad Altiplano no es el idóneo tras el escape del líder del Cártel de Sinaloa. Los reos están inconformes por el “apretón” en las medidas de seguridad, los castigos que se les imponen, la reducción de alimentos, la falta de atención médica y la reciente muerte del interno Sigifredo Nájera Talamantes “El Canicón”, ex jefe de una célula de Los Zetas. El ahora fallecido era uno de los principales promotores de protestas y amparos. Sin embargo, la madrugada del 8 de septiembre un paro cardiorrespiratorio lo silenció para siempre. Su abogado, Carlos García Limón, aseguró que el deceso de su cliente se debió a la mala alimentación que le daban en prisión. “El Canicón” y otros reclusos, vecinos del “Chapo” en el pasillo 2 de Tratamientos Especiales, habían realizado entre julio y agosto la protesta de “charolas sucias”. Los quejosos son los ex líderes de Los Zetas, Omar y Miguel Ángel Treviño Morales; los hermanos Teodoro “El Teo” y Marco Antonio García Simental “El Cris”; y Héctor Manuel Beltrán Leyva “El H”. Llamaron “charolas sucias” a su movimiento -demandado vía amparo- porque consideran que las bandejas en que les llevan su comida eran antihigiénicas y les dan alimentos en raquítica proporción y mal estado. Los “Teos” y “El H” fueron los más inconformes. No quieren que les ocurra lo que al encarcelado ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, quien en abril pasó tres días en la enfermería por consumir alimentos descompuestos. Un cuadro de diarrea, fiebre, escalofrío, dolor en el cuerpo y articulaciones, fueron la consecuencia. En agosto, el Juez Primero de Distrito en Materia de Amparo y Juicios Civiles Federales en el Estado de México, comisionó a un actuario para dar fe de las condiciones en las que les sirven los alimentos a los quejosos. En la inspección ocular en la estancia de Héctor Beltrán Leyva, el empleado judicial reportó lo siguiente: “Asiento que el quejoso se encuentra en buenas condiciones de salud física y mental y su estancia no cuenta con algún desperfecto, ya que cuenta con un colchón, WC, lavamanos, banco y utensilios de limpieza. Asimismo a las 7:00 me volví a constituir en la celda del quejoso y vi cuando una persona del sexo masculino que llevaba para desayunar comida en ollas y recipientes totalmente protegidos con hule, la comida era: frijoles charros, pan integral, nopales hervidos, budín de verduras, tortillas, melón, conchas, te o café, la persona llevaba guantes, gorro y cubre bocas, por lo que procedió a servirles lo que le pidieron y el quejoso pidió budín, pan integral, melón y te, y si le pedían más les servía, en su charola de la cual se encargan de lavar los internos”. En la misma actuación, “El H” se mostró desconcertado al asegurar que “no le habían servido así en otras ocasiones, sino en otras condiciones precarias”. El actuario remató su informe señalando que no advertía esa precariedad en ese momento, “sino que la comida era fresca y vasta”. Después de estas quejas, a los reos se les retiraron sus televisores, relojes y otros estímulos que motivaron una serie de nuevos amparos. A Óscar Omar Treviño “El Z-42”, le impusieron un correctivo disciplinario de 76 días con restricción a los límites de su estancia, incluyendo visita familiar o íntima por compartir alimentos e insultar al cocinero. Al iniciar septiembre, Servando Gómez Martínez “La Tuta”, ex líder de Los Caballeros Templarios, confirmó que “a partir de la fuga del señor Joaquín Guzmán nos proporcionaban unas charolas tapadas térmicamente, muy pequeñas y con muy poco alimento”. A raíz de la inspección judicial, les aumentaron la ración de comida.