Daniel López Ochoa no perdió completamente el conocimiento y por eso recuerda algunos episodios de lo que ocurrió el domingo 23 de agosto, el día que lo atropellaron. Lo relata sentado en una silla de ruedas, sin poder mover a plenitud los brazos y mostrando varias heridas que van sanando. “Volteo cuando oigo el acelerón y escucho música también. Cuando volteo la única palabra que yo recuerdo que dije fue ‘Dios mío’, porque jamás en mi vida me había imaginado algo así”. Dice que no le dio tiempo ni de asustarse, que impresionante es poco decir si trata de describir lo que sintió al ver que el impacto sería inminente. “Lo que recuerdo claro es que era una pick up grande, me colgué del escalón que traen para subirse. Mi temor era la llanta de atrás, la veía como venía, me arrastró un pedacito y fue cuando ya no pude más, me iba golpeando la cabeza. Me solté y siento como el carro me pasó, me quebró las costillas y me perforó el pulmón. Aquí lo tengo, todavía me ronca”. No soy un cero a la izquierda Daniel de 49 años de edad, es originario de Nogales, Sonora, pero desde hace años vive en Tijuana. Aquí inició su relación con las drogas que desde hace seis meses combate en el Centro de Rehabilitación y Reintegración para Alcoholismo y Drogadicción (Crread), ubicado en Playas de Rosarito. Menciona que el día de su atropellamiento había terminado un trabajo de mecánica con un cliente que conoció a través del centro, y que se dirigía a un lugar en el que lleva a reparar cabezas de motor sobre el bulevar Fundadores. Sin embargo, aunque le iba a pagar 250 pesos al taxista por llevarlo, éste prefirió no darle el servicio y lo dejó frente a la Macroplaza con todo y la caja de herramientas que cargaba. Ahí decidió ir hasta el bulevar Federico Benítez porque en ese punto no veía circular a otro taxi libre. Caminó por el bulevar Manuel J. Clouthier y cuando intentó cruzar un retorno vehicular, fue que se dio el impacto. “Yo no lo hago con el fin de afectar, yo lo único que quisiera es…soy un ser humano, el hecho de que esté en un centro y que sea adicto, estoy en recuperación, eso no implica que sea un cero a la izquierda”, reflexiona. ‘Acepta lo que te ofrecen’ Daniel sostiene que una ambulancia lo trasladó a la Cruz Roja después del accidente, que llegó con fracturas en ambos brazos –muestra cicatrices–, una perforación en el pulmón y una lesión en la pelvis. También dice que no recibió atención quirúrgica y que solo se le hicieron algunas curaciones. Pero en la Cruz Roja delegación Tijuana no hay registro de Daniel, ni buscando con su nombre, con la ubicación del hecho o con la fecha de lo ocurrido, como si nunca hubiera estado ahí. En el Hospital General de Tijuana fue recibido horas después y el registro de procedencia dicta que efectivamente lo remitió la Cruz Roja el domingo 23 de agosto a las tres de la tarde, a raíz de un atropellamiento. Documentos del Hospital General mostrados por Daniel, dictan que solo se le intervino en la herida del pulmón, pues no se describe que se haya identificado otra lesión a partir de las valoraciones médicas hechas. Daniel recuerda que la cama que le tocó es eléctrica y está pegada una ventana del hospital. El segundo día de su hospitalización, hasta ahí llegó un hombre que se identificó, según recuerda, como hijo de la persona que lo atropelló. “Y me ofreció un pick up. Yo estaba pegado a la ventana que da para la vía rápida, y las camas ahí son eléctricas, y yo pues no soportaba los dolores. Me empieza a subir y le digo ‘no, espérame, espérame’ y me dice ‘es que quiero que veas algo’. Me dice que me da el carro y 500 dólares”. Le respondió que su situación no era la adecuada para tomar la decisión de no presentar cargos, pues dependía también de la opinión del director del centro de rehabilitación, Gilberto Reyes Serrano, con quien hasta ese día no se había comunicado. También un doctor le insistía en que aceptara lo ofrecido y hasta ahora Daniel no se explica la razón, pero recuerda que por lo menos en dos ocasiones se le cambio de piso en el hospital. Asegura que levantó cargos Igual que en la Cruz Roja, en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, cuando se coteja nombre o fechas, no se encuentra un atropellamiento con las características del de Daniel, lo mismo en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE). Al sonorense le extraña que después de que fue dado de alta, el 30 de agosto, aún sin poder caminar y con dolores en el pulmón, acudió a la PGJE, a la comandancia Margarito Saldaña de la SSPM y de su caso no encontró nada. Las razones pueden acotarse de la siguiente forma: la Cruz Roja socorrió a Daniel sin dar aviso a las autoridades municipales o las autoridades municipales no registraron el hecho y tampoco lo turnaron a la PGJE Pero para la víctima es aún más extraño porque sostiene que durante su estancia en el Hospital General, acudieron dos policías ministeriales para que firmara un documento y levantara cargos, pero como no podía mover sus brazos, le ayudaron a colocar sus huellas. Es por ello que lamenta se trate de un tema de corrupción, pues la pregunta sigue abierta: “¿Quién me atropelló que no hay registro de mi accidente?”. “Lo que más me extraña es que cuando chocan a un ‘pizzero’, atropellan a un perro, el municipio hace algo, va y limpia, toman un dato. Yo he ido a todas las dependencias, y no he aparecido”. Atropellamientos De los 6 mil 958 hechos de tránsito que ha registrado la Secretaría de Seguridad Pública Municipal en la Unidad de Información y Estadística de enero a julio de este año, 3 mil 034 han sido turnados al Ministerio Público para su investigación. 483 de ellos han sido atropellamientos de acuerdo a los números municipales y el mes de enero ha sido el que registra un mayor número.