Los trabajos para proteger y resguardar los nidos de tortuga marina en Baja California Sur, se ha convertido en un trabajo no solo de autoridades, sino de ciudadanos que apoyan en la protección de las especies en peligro de extinción, como son las tortugas marinas, algunas de éstas en estatus de ‘amenazada’ otras ya en ‘peligro de extinción’ por la limitada población en el mundo. Por ello hace unos días, un nido con poco más de 80 huevos tortuga golfina ubicado en la playa El Tecolote eclosionó dando así más de 50 crías de tortuga con posibilidades de ser liberadas a su hábitat natural, mismas que fueron resguardadas por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en coordinación con prestadores de Servicios Turísticos de la playa. Ramón Romero, prestador de servicios turísticos de la zona, afirmó que ha sido un placer y una lucha que deja frutos el “proteger el nido, vinieron ustedes y pusieron una valla y nosotros le dijimos a las personas que no deberían de pisar ahí, por eso se hizo eso, y le dijimos que 45 o 46 días después de haber desovado la tortuga iba a ser la liberación pero ya con la presencia de las autoridades”, mencionó. Dicho evento fue documentado por decenas de familias, entre ellos, niños que acudieron para observar las maravillas de la vida, consideran especialistas que con esto se concientiza a los menores en el cuidado y la protección, ya que conviven con ellas y se animan a protegerlas. Ciudadanos expresaron que es importante preservar las especies que actualmente se encuentran amenazadas por el hombre, pues aseguran que son eventos que quizá no puedan volverse a ver por los estragos del cambio climático. Así lo expresó Blanca Jaubert, una de las tantas personas que han logrado presenciar esta clase de eventos, celebró que “es un espectáculo maravilloso, es lo más emocionante que liberar una tortuga, el Mar de Cortés es lo más fascinante que hay, los habitantes de la Baja cuidamos mucho el mar, y yo los invito a que no tiren ni la más mínima basura en el mar, ni plástico ni nada, porque queremos que nuestras generaciones vean esta belleza”, finalizó. Quienes verdaderamente disfrutaron este acercamiento con la naturaleza, fueron los pequeños que tuvieron un momento antes con su tortuga, en la que muchos le pusieron nombre, la pusieron en la tierra y con una sonrisa le dijeron adiós a su animalito. Investigadores determinaron que en la mayoría de los casos, las tortugas marinas reconocen el sitio de nacimiento y al paso del tiempo regresan para desovar sus huevos en la misma zona. Éstas son algunas de las expresiones de los niños de entre 3 y 7 años, que acudieron a liberar su tortuga marina: “Liberé a la tortuga para que se fuera a su casa”; “curiosidad y cosquillitas”. “Salvé a una tortuga”. ¿Cómo le hiciste? “Con un guante la agarro y la echo al mar”. “Mi tortuga caminó poquito lentito”. “La liberé, sentía cosquillas, la puse con mis manos”. “La puse en la tierra para que ella siguiera su caminito”. “Hay que cuidar al medio ambiente y hay que cuidar a los animales”; expresaron los niños contentos de ver este espectáculo. Familias enteras se fueron con la emoción de liberar una tortuga, eventos que no se ven todos los días y que sí deja grandes lecciones de vida, ya que un bajo porcentaje de las especies liberadas logran sobrevivir y otro mucho menor alcanza la madurez para procrear, en muchos de los casos son capturadas o quedan atrapadas en artes de pesca antes de lograr desovar en alguna playa.