Minificciones de Armando Alanís

Uno de los autores mexicanos que ha dedicado gran parte de su obra a la creación de minificción es el saltillense Armando Alanís Canales (Coahuila, 1956), actualmente radiado en el Distrito Federal. Autor de “Fosa común” (Fósforo, 2009), Armando Alanís entrega su segundo libro de minificciones titulado “Narciso, el masoquista” (Cuadrivio, 2015) donde el humor, ironía, picardía e ingenio encuentran un trazo siempre tan literario como contundente en la pluma del autor coahuilense. “El título anuncia la intención irónica de las minificciones contenidas en este libro. Narciso era un tipo enamorado de sí mismo. Este Narciso, en cambio, no se gusta. Sin embargo, no puede dejar de mirarse al espejo. En otra de mis minificciones, un tipo se levanta todos los días ojeroso y despeinado, y al verse en el espejo, se asusta: cree ver en el cristal a un monstruo, que no es otro sino él mismo”, expresa a ZETA Alanís con la consabida sorna. En encargado de reseñar el nuevo libro de minificciones de Armando Alanís, es el también narrador Eduardo Antonio Parra, quien sentencia sin dudar: “Los diferentes registros que el autor aborda en este volumen, nos hablan de un escritor con una amplia variedad de intereses, pero también de un artista cuya mirada sabe posarse en cualquier sitio, en cualquier tema, y extraer de él la esencia misma del relato. Entre la vuelta de tuerca que deslumbra en las últimas palabras, la perspectiva alrevesada que nos muestra aspectos inéditos de lo conocido, la observación poética, la hipérbole, el ángulo cruel o el bizarro, lo que destaca sobre todo en estas ficciones brevísimas son la fantasía y la creatividad, matizadas por la síntesis del lenguaje, la levedad y el ingenio. “‘Narciso, el masoquista’ es, así, un libro lleno de historias completas, sorprendentes y rápidas que nos muestran cómo, cuando las palabras se utilizan con eficacia, un universo entero, en este caso el universo imaginativo de Armando Alanís, puede quedar plasmado en muy pocas páginas”. “Escribir una minificción es tan difícil como realizar un triple salto mortal en el trapecio”