En Tijuana: Uno de mecha corta La pirotecnia explotó en el cielo antes de tiempo y los asistentes dieron la espalda a la bandera nacional. Así terminó la ceremonia, disminuida de por sí, con la cancelación del concierto de Alejandra Guzmán, la noche del 15 de septiembre. Bastaba con observar la ocupación del estacionamiento de la Plaza Río –con al menos un tercio de sus cajones vacíos—, para predecir que la zona de la Glorieta Monumento a México –o “de las tijeras”— no luciría los llenos de otros años. Pudo ser la suspensión del concierto de “la Guzmán” ordenado por la Dirección de Protección Civil dadas las condiciones meteorológicas, o bien, los rumores de la suspensión del grito de independencia por la misma causa. Pero por mucho, el estacionamiento que tradicionalmente se utiliza para eventos en la zona, se ha ocupado más para las ferias del Libro o el Entijuanarte. Los asistentes, que no pasaron de 2 mil, se repartieron en los puestos de antojitos y garnachas ubicados en la avenida Paseo de los héroes, desde donde escucharon a los artistas locales que amenizaron la velada. En punto de las 10 de la noche y en medio de una ligera brisa, Astiazarán subió al escenario montado desde días antes con todo y campana. Ondeó la bandera e iniciaron los “vivas”, incluido uno para Tijuana, “ciudad de migrantes”. El primer munícipe se acompañó de su familia y del General Gabriel García Rincón, Comandante de la Segunda Zona Militar. Hasta ahí, la ceremonia marchaba con normalidad, hasta que una falla en el audio interrumpió el himno nacional que dejó de cantarse, y cuando se procedía a despedir a la bandera mexicana, el cielo se iluminó con la explosión de los fuegos artificiales. Cerrando así, con las espaldas hacia el lábaro patrio, el 205 aniversario del inicio de la lucha por la independencia mexicana. Kiko grita enmascarado De no ser porque se sabe que el Gobernador del Estado es quien encabeza la ceremonia en la capital, Francisco Vega habría pasado desapercibido en Mexicali. El gobernador apenas se asomó por el balcón del inmueble del Gobierno del Estado y puso frente a él un atril con el discurso, que no le dejaba ver y tampoco verse. Desde ahí gritó: “¡Mexicanas y mexicanos, viva la independencia de México! ¡Vivan los héroes que les dieron patria y libertad! ¡Viva Hidalgo, viva doña Josefa Ortiz de Domínguez, viva Allende, viva Morelos, viva México, viva México, viva México!”. De noche pasó el error en la lectura del mandatario que luego fue corregido, un nos dieron patria y libertad”, por el “les dieron patria y libertad” que pronunció. Por lo sorpresivo del inicio, pocos replicaron los “vivas”, parecía que la intención era terminar rápido y evitar una rechifla como en ese escenario ya ha sucedido. “Ahora sí gastaron en cohetes”, dijo un asistente, sobre el espectáculo más llamativo de la noche. Según los números oficiales, asistieron apenas 10 mil personas pese a que las condiciones climatológicas se prestaron para desarrollar el evento. Ensenada: Vinos para funcionarios, fritangas para la prole En la ceremonia de Ensenada, los que traían la fiesta eran el alcalde y funcionarios municipales, porque los cientos de ciudadanos asistentes estuvieron tibios aún con la “Sonora Santanera”, grupo anunciado toda la noche como la parte principal del programa en la noche patria. La llovizna ahuyentó a los asistentes. En contraste con las fritangas y garnachas que se vendían en la explanada, en el patio interior del Palacio Municipal los funcionarios e invitados especiales degustaban viandas, vinos y tequilas, en la reunión restringida previa a al protocolo del Grito. Desde afuera parecía que no había nadie al interior de las oficinas municipales, pero el Mariachi no paraba. La explanada estuvo rodeada de policías, no se vendió alcohol, puras aguas frescas y sodas; dentro de Palacio los funcionarios se enfiestaban. Regidores vestidos de charros, directoras y secretarias de chinas poblanas, hasta Adelitas y un Pancho villa. El alcalde Gilberto Hirata terminó con los vivas y después del protocolo cívico el maestro de ceremonias hacía esfuerzos sobrehumanos por animar a la gente, hasta que por fin salió al escenario la Sonora Santanera. Fue inevitable que algunos bailaran apenas al escuchar “La Boa”, empezando por el gabinete municipal. “El Grito” del presidente fue parco y apresurado. Los asistentes indiferentes y dispersos en la explanada no ayudaron. Ni con los juegos pirotécnicos se prendieron.