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viernes, octubre 11, 2024
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El Cártel de Sinaloa lo alertó

Julián Leyzaola Pérez cuenta con detalles las veces que han querido matarlo. “No tengo nada contra Usted, pero pues no deja trabajar”, le confesó uno de los cabecillas del Cártel de Sinaloa en Tijuana, una vez detenido, y tras cinco intentos de asesinarlo. Describe cuando sintió el metal del arma en la cabeza la última vez, y lo doloroso de los disparos que impactaron su cuerpo el  8 de mayo de 2015, fuera de una casa de cambio en Ciudad Juárez, Chihuahua: “Eso que dicen en las películas, de que la adrenalina, de que no duele y eso, es una vil mentira. Duele, como martillazos que le pegan a uno”. En entrevista con ZETA, recuerda el día del atentado, del cual ya había sido advertido por miembros del crimen organizado que le ofrecieron un video del actual director de la Policía de Ciudad Juárez, Jesús Antonio Reyes Ramírez, planificando con un grupo criminal el ataque. “Por septiembre de 2014, me hablaron por teléfono, una persona del cártel del ‘Chapo’”, rememora el también ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana. El día del ataque, tiene claro, cuando vio frente a su camioneta al gatillero encargado de quitarle la vida: “Corre y, cuando corre, trato de buscar y no traía yo ni un arma, y ya lo veo aquí enfrente a un lado mío, y ya con la pistola… la tenía yo aquí. Fue cuando me dijo ‘mensaje del ‘Dire’ Reyes’, y le jaló. Entonces ya yo nomás le hice… pues ya, se apagó la luz,  (pero) se trabó el arma, no tronó. Entonces, cuando yo veo que no truena, le tiro el agarrón con la mano izquierda”. “El atentado estuvo bien planeado, mal ejecutado” Leyzaola relata cuando llegó a Baja California, a Mexicali, a los cinco años de edad, y cuando ingresó a las filas del Ejército también siendo prácticamente un niño. A los 16 años, cargando su rifle militar “me aventé como nueve meses trepado allá en la sierra” de Sinaloa, como soldado raso. El joven Leyzaola ingresó a la licenciatura en Administración Militar, continuó con estudios de posgrado y terminó su maestría en Estados Unidos. Con los años, aquel chamaco que cargaba trastes y costales de azúcar en la sierra se convirtió en un Teniente Coronel que combatió a los capos del narcotráfico en los tiempos más violentos de Tijuana. Actualmente, el militar en retiro pretende convertirse en candidato a la presidencia municipal por el Partido Encuentro Social (PES), pues cree que desde Tijuana se puede dar el quiebre hacia el poderío del narcotráfico que azota el país. Por cierto, de la estrategia en materia de seguridad de Enrique Peña Nieto, Leyzaola analiza: “No la conozco yo, ni la conoce el Presidente de la República. Para ser más exacto, creo que no tiene una estrategia”. Y una muestra de ello, es la fuga de  Joaquín “El Chapo” Guzmán: “Define exactamente la incapacidad del sistema de información mexicano… si yo hubiera sido el director (del penal Altiplano), no lo dejo dormir dos veces en el mismo lugar”, sentencia. A cuatro meses del atentado, Leyzaola valora frente a los editores de ZETA: “Bueno, me enojo nada más de que no puedo hacer cosas. Y me enojo con Dios… Tal vez es una prueba de que soy vulnerable, de que soy estúpidamente humano, como todos”. La entrevista, a continuación. — Teniente Coronel, ¿a quién culpa de su atentado? ¿A un cártel? ¿A una organización criminal? ¿A un gobierno? ¿A una corporación policiaca? “Pues no tanto que la culpe, el que me agredió me dijo directamente que era mensaje del ‘Dire’ Reyes (Jesús Antonio Reyes Ramírez), el director de Seguridad Pública Municipal de Juárez, tal vez la persona que me disparó, no pensó que yo fuera a quedar vivo todavía”. — ¿Y a Reyes lo ve en alguna organización criminal, en algún cártel? “Sí, definitivamente, sí”. — ¿En cuál? “Cuando llegué a la Secretaría de Seguridad Pública de Juárez, Reyes era policía municipal comisionado en Tránsito. Junto con otro grupo de gente controlaban Tránsito. El que era jefe de Tránsito vivía en el (hotel) Camino Real en Juárez y los comandantes que tenía él de Tránsito, le pagaban su comida, su estancia. Y uno de los que le pagaba la estancia era precisamente Reyes. Cuando yo me di cuenta de esto, corrí al comandante. Le inicié un proceso administrativo para comprobarle que le estaban pagando la estadía en el edificio, él renunció y se fue de Tránsito. Reyes siguió ahí, le inicié proceso administrativo y renunció inmediatamente también.   El Teniente después de una balacera    “Reactivé el proceso porque estaban solicitando ingresar a la Policía Ministerial de la Fiscalía del Estado de Chihuahua. En ese entonces, hablé con el fiscal Carlos Salas, que era el fiscal general, y con el fiscal de la Zona Norte, que era González Nicolás, hoy fiscal federal. Y le dije ‘oiga, tenga cuidado, a estos los corrí’. Y les dije la leyenda que tenían en el Sistema Nacional de Seguridad Pública, yo les puse ahí su leyenda de quiénes son estas personas. Pues me dijeron ‘sí, está bien’. Entraron a la Academia, se graduaron, en la Fiscalía General, e incluso, inmediatamente les dieron mando. Cuando yo termino mi actividad en Juárez, el presidente municipal (Enrique Serrano), gente muy cercana al gobernador, los mandos de la Secretaría de Seguridad Pública se los dan a la Policía Ministerial”.   Gente de “El Chapo” lo alertó   — ¿Pero sabe que el atentado fue producto de una sola persona, o que hay una estructura criminal detrás de esa persona? “Hay una estructura criminal. Se sabía desde hace tiempo que el personal de Tránsito escoltaba al grupo de Los Aztecas o el Cártel de Juárez. Los transportaba en sus propias patrullas. Ahí por septiembre de 2014, me hablaron por teléfono, una persona del cártel del ‘Chapo’, un tal ‘Güero’, yo estaba en Mexicali y me dijo: ‘Oiga Teniente Coronel, yo soy tal persona…’, hasta se identificó conmigo, muy cortés, muy amable. Me dice, ‘yo trabajo para la gente del Cártel de Sinaloa. Traigo un mensaje para usted’. ‘A ver, dígame’, le digo. ‘Traemos un video en el que se ve al director Reyes, donde está pactando con la gente de Los Aztecas su ejecución’, la mía. Dice, ‘tenemos el video’. Ah caray, comento, ¿y? ‘Se lo queremos dar a usted’. Y le digo, ‘a cambio de qué’. ‘No, eso lo arreglamos después’. Le respondo, ‘no, ¿sabes qué?, gracias, no quiero tener nada con ustedes, cada quién a lo que se dedica, ahorita yo no estoy en funciones de ninguna autoridad, si ustedes se dedican a eso, pues es asunto de ustedes, y si han sobrevivido hasta el momento, pues también quiere decir que han hecho bien su trabajo. Mis principios son muy sólidos y en ningún momento creo que pueda hacer trato con ustedes, aun cuando ese trato me beneficie en ese sentido, lo que voy a hacer es cuidarme más y ya. Yo les agradezco que tengan esas intenciones pero realmente no quiero llegar a eso’”.    Primeros años en el Ejército   — Teniente, Usted es sinaloense, ¿cómo llegó a Baja California? ¿Hubo algún evento en su vida que lo llevó a combatir a los miembros del crimen organizado?  “Llegué a Baja California, específicamente a Mexicali, en 1965, tenía cinco años de edad. Vivíamos en Jalisco. De repente se le prendió el foco a mi papá y nos venimos a Mexicali. Le ofrecieron un terreno en Mexicali, y somos dueños de un pedazo que no vale nada. Mis hermanos y yo, desde el inicio, empezamos a trabajar en diferentes actividades, trabajamos desde las yardas, donde llegan los camiones y descargan verduras. Yo trabajaba limpiando, barriendo y cosas de esas. Entré al Ejército en Mexicali, como soldado, estuve un año como soldado, realmente no me gustó ser soldado, ¡está bien canijo!, y más yo que tenía 16 años en ese tiempo. Me encargaban todo. Me mandaron a la Cóndor en Sinaloa, el Triángulo Dorado: Sinaloa, Durango, Chihuahua, me aventé como nueve meses trepado allá en la sierra. Y chamaquillo.   Y se trabó el arma…cuando veo que no truena, le tiro el agarrón con mano izquierda     “Estuvo muy pesado, pero creo que estuvo bien, me forjaron el carácter también, y ahí fue donde inicié a combatir el narcotráfico porque en el Triángulo Dorado pues le pegamos a la amapola, a la marihuana, enfrentamientos… yo de 16 años, y ahí empezamos. Afortunadamente había un Mayor, después ascendió a Teniente Coronel y Diplomado de Estado Mayor, que me impulsó, me aventó para irme al Colegio Militar. Los militares nos dedicamos a combatir el narcotráfico, casi siempre, en todas las actividades militares diarias. Así inicié yo a los 16 años”.  —Cargando azúcar, pero combatiendo al narco (se le pregunta entre risas). “Sí, pero con mi FAL a un lado. El FAL era un arma larga pesadísima, y luego me tocó una especialidad dentro del pelotón donde yo andaba de compañero de armas de apoyo. El FAL era de soldado artificiero, le pusieron un artefacto que pesaba más que las otras armas, y yo traía granadas, además, chamaquito y así andaba. Anduve nueve meses así cargando, flaco. Y a los nueve meses ya me bajaron de la sierra, a Culiacán, la base de nosotros estaba en Badiraguato, de ahí me bajé a Badiraguato y me fui a Culiacán, luego a presentar exámenes al Colegio Militar”.   Incorruptible                        — Teniente, si me permite, voy a simplificar las impresiones que pudiera tener la gente sobre Usted. Por un lado, un hombre, incorruptible, que arriesgó su vida por poner orden  en Tijuana y perseguir a los narcos; pero por otro, un militar que emplea la tortura como método, un violador de los Derechos Humanos, con pactos insospechables. ¿Cómo se define Usted? “Totalmente de acuerdo en lo primero. En lo segundo, creo que hay intereses oscuros en ese tipo de acusaciones, nunca se ha podido comprobar una sola, ni una sola. Las personas que me han acusado a mí de tortura, de violación a los derechos, yo creo que tendrían que voltear a ver detrás de ellos qué es lo que hay, principalmente son ex policías que fueron turnados a Ministerios Públicos federales. A algunos los presenté yo directamente, a otros los detuvieron de otras maneras. Los llevábamos al cuartel, porque en el cuartel estaba instalado el grupo de delincuencia organizada de la PGR”.   “Me hubiera dado las gracias porque no lo maté” En operativo en Zona Centro   — ¿Usted cree que esos elementos que se presentaron, eran realmente inocentes o estaban involucrados? “No tengo idea. Había órdenes de presentación y órdenes de aprehensión. Yo no me metí en las investigaciones. Otras personas, que yo los detenía, (por ejemplo) cuando detuve a ‘El Balas’ (Manuel López Núñez, integrante del Cártel Arellano Félix, detenido en 2008), después de que mataron a dos policías ahí cerca de la Plaza Monarca, yo lo detuve personalmente. A ‘El Balas’ yo le ordené que bajara el arma, traía una Magnum y no la soltaba. Entonces yo me tuve que bajar y tuve que desarmarlo. Traía un arma en la mano, con toda la tranquilidad del mundo yo le pude haber disparado a ‘El Balas’, lo hubiera matado y no hubiera pasado nada, pero pues siempre hay que conservar la vida y eso fue lo que hice yo con él. ‘El Balas’ me inició a mí una averiguación con Derechos Humanos porque dice que yo lo golpeé. O sea, se me hace tan inverosímil, en cierta forma tan ridículo… ‘El Balas’ me hubiera dado las gracias porque no lo maté. Por eso tengo esas quejas, esas recomendaciones. “También hubo intereses de otro tipo, oscuros diría yo, del entonces procurador de Derechos Humanos, Heriberto García, a dedicarse a golpearme a todo lo que daba. Yo le inicié a él una querella ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por hostigamiento, por daño moral… porque me estaba dañando”. — ¿Y esta situación es reconocida por los Estados Unidos? ¿Hubo un cambio en la relación que Usted tuvo con los Estados Unidos a partir de estas denuncias ante Derechos Humanos?  “Aquí en Tijuana trabajamos directo con FBI, con DEA, con ICE, con CBP. Un excelente trabajo, con el Departamento de Justicia de California, con la Policía de San Diego, con la propia Base Naval de San Diego. Cinco veces me intentaron matar aquí en Tijuana y los que siempre estuvieron avisándome, dándome la información para evitar mi muerte, siempre fueron ellos. “Cuando me entregaron un reconocimiento que llegó el FBI al final casi de mi gestión, yo les reconocí públicamente que si estaba hablando en ese momento era gracias a la actividad de apoyo que me habían dado. Cuando llegué a Juárez, inmediatamente desde acá de California, se fueron los de la DEA a darme el apoyo a Juárez”. — ¿A la fecha tiene relación? “Pero ahora ya desde un punto de vista particular, privado, porque hice amigos, nos seguimos comunicando, hablando, sigo manteniendo una amistad”.   “El Teo”  y “El Muletas” intentaron matarlo cinco veces   — Teniente, Usted habla de cinco ataques, cinco atentados, cinco intentos, ¿de qué grupos?  “Directamente del ‘Muletas’ y ‘El Teo’ (Raydel López Uriarte y Teodoro García Simental, ambos detenidos en Baja California Sur en febrero y enero, respectivamente, en 2010) porque ellos me lo dijeron. Me lo dijo ‘El Muletas’ cuando lo trajeron para acá, cuando lo detuvieron en La Paz, que lo trajeron aquí a Tijuana. Él me dijo que era cuestión de negocios, él me dijo ‘no tengo nada contra Usted, pero pues no deja trabajar, y teníamos que hacerlo a un lado’. Los cinco intentos de ataque fueron de ellos, hasta que pasó una persecución la Vía Rápida, Insurgentes. En ese convoy iban los tres, iba ‘El Teo’, iba ‘El Muletas’, iba ‘La Perra’, y me quedé yo solo, mis escoltas no llegaron conmigo, nomás iba mi jefe de escoltas, un muchacho, y pensamos que nos iban a emboscar, porque se empezaron a salir del convoy, pero no nos emboscaron. Después me lo dijo ‘El Muletas’, que luego de esa persecución ‘El Teo’ le dijo al ‘Muletas’ y a ‘La Perra’ (Filiberto Parra Ramos): ‘Saben qué, vámonos de aquí, es un riesgo para nosotros vivir en Tijuana, en algún momento nos van a topar y nos van a matar’. Y ese mismo día se fueron a La Paz, ‘El Teo’ y ‘El Muletas’; ‘La Perra’ dijo que no se iba, que él no me tenía miedo, y no sé cuánto tiempo pasó cuando detuve a ‘La Perra’. Les hubiera hecho caso”.   Incapacidad, la del gobierno federal.   Atentados en Juárez   — De los ataques, esos fueron los que se planearon y se evitaron, ¿pero perpetrados nada más el de Juárez? O en algún otro momento lo atacaron. “En Juárez hubo dos agresiones, yo no sé si por tontos o porque realmente es el estilo de trabajo de ellos allá. A los dos meses que llegué a Juárez, me quisieron emboscar en la Zona Centro de Juárez, pues yo creo que ellos no estaban acostumbrados a toparse con gente como yo. Fue una emboscada burda, grotesca, o sea, va mi grupo de apoyo, mi seguridad, y voy yo también, ¡y salen al paso y disparan! O sea, nada planeado, nada… hasta me da risa cómo lo planearon. De inmediato respondió la seguridad, y fue una persecución muy corta, de una cuadra  nomás, y matamos a dos personas, detuvimos a otros tantos, otros se dispersaron luego, luego. Me pareció muy burdo, muy mal hecho. “Otra un poquito después. Me avisaron, yo vivía en el cuartel en Juárez, me avisó la gente de la DEA que me estaban esperando a una cuadra de donde estaba, me dijeron dónde, y que había un grupo como de 60 gentes esperando a que yo saliera del cuartel. En ese momento hablé yo con el comandante del Batallón, eso fue en la noche, en la mañana, le dije ‘yo voy a salir normal, como todos los días’. En ese tiempo en el cuartel estaba una base de Fuerzas Especiales del Ejército, helicópteros artillados y todo. Los helicópteros se levantaron a eso de las siete de la mañana, y yo salía a eso de las siete y media. La intención era que se llevara a cabo el enfrentamiento, pero no pasó. No sé qué pasó, pero pasamos por donde era el lugar y nada. Esa fue la segunda, y la tercera pues los federales que me emboscaron, eso sí, la vi muy cerca porque me deshicieron los vidrios de la camioneta. Pero nada más, esas fueron las tres”. — Ocho. Cinco en Tijuana, tres allá (en Ciudad Juárez)… “Y el atentado” (nueve  veces).   “Para mí los criminales, son criminales”   — Hace rato mencionaba la alerta del Cártel de Sinaloa. Hay gente que piensa que Usted combatió a una estructura criminal para beneficiar a otra, que combatió al Cártel Arellano Félix para beneficiar al Cártel de Sinaloa… “No, no, no. Yo le voy a decir una cosa: para mí los criminales, son criminales. Cuando hablo es porque todo mundo tiene que saber, que el Cártel de Sinaloa, que el Cártel Arellano, que el Cártel de Juárez, pero yo realmente no los identifico como ellos quieren que los identifique. Para mí son criminales todos, no tengo ni preferencia ni aberración contra uno en particular; yo simplemente combato criminales. “Tal vez por el sistema de operación que tengo yo, el plan o el programa que yo aplico en una ciudad, como en el caso de Tijuana y de Juárez, que fue el plan de sectorización, se pueda pensar en algo de eso. Por ejemplo en Tijuana, en enero de 2009 inició la sectorización y avanzamos, el programa de sectorización tenía que abarcar La Presa, La Presa Rural, no pudimos llegar. “Yo inicié la sectorización aquí en la Zona Centro, porque era el lugar más sensible de la ciudad y donde estaban arraigados los Arellano. Era la zona de operaciones, donde se planeaban los secuestros, las extorsiones… todo estaba aquí en el Centro, más para parar el grupo más agresivo, que eran los Arellano en ese tiempo. Y les pegamos. Luego entro, nos fuimos a Otay, creo, luego a San Antonio de los Buenos, Playas, y así fuimos avanzando. “El proceso de sectorización es irle ganando espacios, irlos empujando. Yo los iba empujando a la Zona Este, siempre dejándoles una salida, porque yo considero que si cerraba los espacios, es como herir a una fiera: los efectos colaterales de encerrarlos y atacarlos directamente sin dejarles movimiento, las consecuencias iban a ser muy fuertes para la población. Iba a haber mucha sangre, mucho derramamiento de sangre, muchos muertos, mucha gente inocente que iba a morir aquí y mi intención definitivamente nunca era llegar a esos términos. Ya cuando entramos acá a Centenario o a La Mesa, cuando ya me estaba enfrentando con ‘El Teo’, ya era el conflicto directo. Claro que si hubiera entrado a Cerro Colorado, a Los Pinos, a La Presa, el choque hubiera sido superior, pero no alcancé a llegar. “En el caso de Juárez, parece que las dos ciudades están diseñadas igual, y en las dos hay presencias de ‘El Chapo’. Allá el otro cártel era Los Aztecas o el Cártel de Juárez. Igual que en Tijuana, en Juárez yo inicié en la Zona Centro, también, que era la zona más concentrada de actividad criminal de Los Aztecas. ¿Por qué contra ellos? Porque era igualmente el grupo más agresivo de Juárez, secuestraban, mataban, descuartizaban, la trata de blancas, las muertas de Juárez… todo se daba en la Zona Centro de Juárez. Juárez estaba dividida en dos partes: la zona norte y noroeste, la trabajaban Los Aztecas, y el sur-sureste, lo trabajaban Los Chapos. “Yo empecé acá y seguí avanzando, igual en Juárez decían ‘ah, les está pegando a Los Aztecas’, que por cierto, en ese tiempo, el fiscal, feliz de que yo le pegara a Los Aztecas, quién sabe por qué, hasta me dieron patrullas del Gobierno del Estado”.   Enfrentamiento con operador de “El Chapo”   “Cuando pasamos del Centro-sur de la ciudad, el choque ya fue directo con la gente de  Los Chapos. Allá en Juárez, al final de la administración, tuve un enfrentamiento con el operador de Los Chapos en Juárez, era ex ministerial. Me avisaron que estaba en una casa, llegamos a eso de las tres de la mañana, lo rodeamos y yo mismo le dije ‘sabes qué, entrégate, no tiene caso que te matemos’, pero no se quiso entregar. Lo matamos. Le dolió mucho a la gente de ahí, y, dos meses después, hay una persona que era el que controlaba el Cártel de Sinaloa en el Estado de Chihuahua, Gabino Salas. Me avisaron, me dijeron ‘sabes qué, Gabino está en un restaurant, está comiendo así y así, ten cuidado, están ministeriales cuidando el entorno de él’. Le avisé yo al cuartel y le avisé a la PGR. Fuimos, pero como el cuartel estaba vigilado y la PGR estaba vigilada, en cuanto vieron el movimiento (chasca los dedos), se peló Gabino. Entonces llegamos al lugar, pero ya no estaba. “Al otro día, como a las once de la mañana, me vuelven a avisar: me dicen, ‘sabes qué, Gabino está en tal lugar, está en un rancho cerca de Guadalupe de los Bravo’. Ya estaba fuera de mi jurisdicción. Entonces le hablé al delegado de la PGR, le dije ‘sabes qué, dame jurisdicción, pídeme apoyo’. Me pidió apoyo y me mandó a los MP federales, le dije a mi General: ‘Mi General, hay este asunto, me voy a adelantar, sabe qué, no se mueva porque lo están vigilando; me voy a mover yo solo’. Y me moví yo. Llegamos al rancho ese y sí estaba ahí Gabino y cuatro personas más. En cuanto entramos, las cuatro personas se hincaron y se rindieron, luego, luego. Pero Gabino sacó su cuerno y corrió hacia un cañaveral que estaba ahí, disparándonos a nosotros, entonces, pues ni modo. Ahí se quedó también Gabino, gente del Cártel de Sinaloa, los dos”. — Aquí también lo vigilaban… “Me ofrecían 18 mil dólares a la semana, por semana, en mi oficina, ¡de un Teniente!, que trabajaba directamente para ‘El Chapo’. Inmediatamente lo detuve y lo entregué”. — Teniente, ¿qué pasó con las ofertas de trabajo que recibió después que dejó de ser jefe de la Policía de Ciudad Juárez?  “Me ofrecieron trabajar, pero los lugares donde me ofrecían no eran muy adecuados para mí. Me ofrecieron en Michoacán, en Guerrero y en Tamaulipas. Y medio estábamos en pláticas con Nuevo León, ahí medio yo sí quería ir a Nuevo León, pero no se concretó. No me interesaba porque estaban metidas las manos del Gobierno Federal, directamente, completamente y cuando tiene el mando otra corporación o alguien que no tiene conocimiento, únicamente se generan rispideces y conflictos, y no vale la pena”.   Presidente municipal o ser el número uno   — Usted quiere ser candidato a la presidencia municipal de Tijuana, ¿cuáles son los requisitos? ¿Cumple con el de residencia? “Sí. Bueno, se ha hablado mucho directamente de que yo quiero ser presidente, que yo ya estoy planeando una candidatura para el año que entra. Eso no lo podemos siquiera comentar abiertamente porque se llaman actos anticipados de campaña”. “El narcotráfico es una consecuencia de la corrupción, ineptitud, de la apatía o de la participación directa del gobierno”.     — Pero sí está pensando…  “Lo que me queda claro es que con lo que me ha tocado vivir a mí, yo he estado cerca de los presidentes, presidentes de la República. Me di cuenta de algo más, que a mí me hizo pensar en cosas más allá: si tú quieres transformar realmente algo, nunca lo vas a lograr si eres dos. Tienes que ser uno, para que tus decisiones influyan realmente, tienes que ser uno.  “Como cuando era yo director de la Policía Estatal, que venía a Tijuana a pegarles (al crimen), lo primero que me di cuenta es que yo desde el exterior no podía hacer nada porque la Policía Municipal estaba protegiendo a todos, y luego estaba aquí la Policía Federal, y protegían a los convoyes, y la Municipal avisaba todos los movimientos míos. No pude, con 400 policías estatales que tenía en ese tiempo, me concentraba en Tijuana con 300 patrullas, con todo ese arsenal que llegaba y ¡no podía agarrar a los canijos! ¿Por qué? Porque la estructura de Tijuana, la estructura de seguridad de Tijuana, era una estructura de seguridad para proteger la estructura criminal, y no pude penetrar esa estructura, hasta que vengo como director y luego como secretario. Y a los mismos policías que dieron protección a la estructura criminal, les cambiamos la ideología, les cambiamos su moral completa, y los volteamos en contra de los mismos delincuentes. Ese fue el logro de Tijuana, y de Juárez”.   Tijuana,  punto de quiebre   — ¿Y por qué Tijuana? Por la residencia, o por qué no a Juárez, o en Sinaloa. ¿Por qué aspirar a Tijuana? “Me gusta Tijuana. Es un punto emblemático. Tijuana, ha sido punta de lanza de muchas cosas, dentro de la misma Baja California, un punto importantísimo de economía, de migración, de cultura. Pero aquí también fue un punto muy importante del inicio del narcotráfico, la escuela de los Arellano se regó hacia el sur, porque ni el Cártel de Sinaloa hacía lo que hacían los Arellano en aquel tiempo. Los Arellano fueron los que iniciaron con la integralidad del crimen, que englobaron todo en el crimen, ya no era nomás el narcotráfico, se metieron en secuestros, extorsiones, cobro de piso, indocumentados, trata de blancas. “Cuando yo ocupé (la Dirección de la Policía) fue para mí tan difícil descifrar la estructura de los Arellano… fue muy difícil, porque era una estructura muy compleja, muy bien hecha, como una tienda departamental. O sea, su departamento de secuestros, su departamento de levantones, su departamento de cobros, su departamento de trata de blancas, de indocumentados… Todo bien definido y compartimentado que entre ellos no se conocían. El problema fue que cuando encontramos el hilo -estaban ellos tan confiados- nomás le jalamos y ¡fu!, se cayó todo. Todo se cayó. Entonces, si Tijuana fue escuela para todo eso, aquí puede ser también el punto de quiebre de la situación tan difícil que está viviendo el país”. — No recordamos un caso de algún ex secretario de Seguridad que haya llegado a una alcaldía. ¿Qué le hace pensar que Usted lo logrará? “Porque creo que tengo las capacidades suficientes para hacerlo. A mí me han encajonado siempre en el asunto de seguridad, pero la realidad es que yo tengo una preparación académica aparte, sí soy militar y todo, desde luego, pero yo tengo una carrera de administración, distinta, que no me han dejado ejercer. Cuando recibí la Secretaría de Seguridad Pública, y manejé los presupuestos de Seguridad Pública”.    — Sabemos que el principal problema de México en el combate al crimen organizado y el narcotráfico, es la impunidad. ¿Cómo combatir la impunidad? “No creo, yo creo que el principal problema de México no es el narcotráfico. El principal problema de México son los gobernantes que tenemos. El narcotráfico es una consecuencia de la corrupción del gobierno o de la ineptitud del gobierno, de la apatía, o definitivamente de la participación directa del gobierno”. — La pregunta es, cómo combatir la impunidad. Porque Usted  detuvo a tantos, hay varios que menciona Usted, están libres, y eso es impunidad. “Yo creo que eso le toca al Presidente de la República, desde allá. Me doy cuenta que el que llega a ocupar un puesto público, pues se vuelve arriba de dios y ya nadie le puede decir nada, lo saben todo, se vuelven polifacéticos, se vuelven de todo; y nadie puede decirles o criticarles, decirles algo. Se vuelven intocables. “El siguiente paso es que los quitemos de ahí, o los enjuicien, como pasó en Guatemala, tal vez, ¿por qué no puede pasar aquí? — Hace unos días el Padre Alejandro Solalinde estuvo en Tijuana y declaró a ZETA que en México vivimos en un narcoestado. ¿Coincide con él? “Tal vez no de manera integral, pero definitivamente en algunos Estados de la República se está viviendo: Chihuahua es un narcoestado, Veracruz es un narcoestado, Tamaulipas, Sinaloa, Jalisco es un narcoestado. — ¿Baja California es un narcoestado entonces? “Yo creo que tal vez antes lo fue, pero cuando llegué a trabajar con el licenciado (Eugenio) Elorduy, me di cuenta que no, Baja California no, y después (José Guadalupe) Osuna Millán… moralmente me impactó su estructura moral. A mí muchos apoyos, aquí a Tijuana. Muchísimos apoyos, de veras. Cada vez que yo le hablaba a Daniel (de la Rosa) o al ex gobernador, inmediatamente”. — Y en el ámbito nacional, ¿actualmente conoce la estrategia de combate a la inseguridad o al crimen organizado, de Enrique Peña Nieto? ¿Cree que va por el camino correcto?  “No la conozco yo, ni la conoce el Presidente de la República. Para ser más exacto, creo que no tiene una estrategia. Creo que andan como el bombero, apagando fuegos. Estamos en el tercer año de gobierno y realmente no han definido el destino de la seguridad del país. Hacen despliegues sensacionales, mucha parafernalia, mucho teatro; pero realmente sin una esencia real, sin una estructura bien diseñada, un proceso, una política criminal que tenga un objetivo estratégico de mediano y largo plazo”.   La fuga de “El Chapo”   “Por ejemplo la fuga de ‘El Chapo’ evidencia la ineptitud y la incapacidad del gobierno, porque me dicen a mí,  ‘¿y qué hubiera pasado si tú hubieras sido el director del CERESO?’. A mí se me hubiera ido ‘El Chapo’ también, porque la manera en que se fue es una manera increíble, hacer un túnel tan largo y llegar exactamente al punto donde tenía que ser…”. — Pero Usted habría escuchado la obra o no. “No sé, habría que ver, yo no conozco ahí. Para empezar, yo si hubiera sido ‘El Chapo’, si hubiera sido el director, si yo lo hubiera tenido, para empezar, no lo dejo dormir dos veces en el mismo lugar. “Eso, la fuga de ‘El Chapo’, define exactamente la incapacidad del sistema de información mexicano. El sistema de información del país, se supone que debe estar dedicado las 24 horas a monitorear todo lo que pueda afectar en el asunto criminal”.  — Entonces también el CISEN necesita un cambio. “Más bien tienen que ser profesionales e investigar asuntos que realmente afectan al país, asuntos como la fuga de ‘El Chapo’, y luego se les fugaron acá en Culiacán, el mismo procedimiento que hicieron allá con ‘El Chapo’. Pues si ya tenemos todo eso, si ya sabemos que ‘El Chapo’ ya se había fugado una vez, lo menos que pudo haber hecho es mantenerlo vigilado”.   El arma en la cabeza   — En Tijuana a Usted  lo conocimos como un hombre cuidadoso, incluso desconfiado y extremadamente precavido tratándose de su seguridad. En el ataque que sufrió en Ciudad Juárez, ¿cree Usted que pudo tomar alguna medida adicional? Nueve veces ha evitado su muerte    “Ya analicé todo el proceso de cómo pasó (suspira). Cuando iba a Juárez me movía muy rápido en mi vehículo para ver si alguien se pasaba el alto conmigo, si alguien hacía cosas que me despertaran a mí la sospecha de que me pudiera pasar algo. Yo creo que lo que pasó ahí es que estuvieron mucho tiempo, mucho tiempo, esperando el momento preciso. Cuando yo crucé a Estados Unidos, es la única ocasión que yo andaba desarmado, siempre traía hasta dos o tres armas conmigo, y esa ocasión que iba yo a cruzar, no podía cruzar con las armas. Pero fue un trayecto de cinco cuadras donde yo dejé las armas para cruzar. Entonces, me tuvieron tan monitoreado, no sé… Hasta el lugar donde iba yo a cambiar dinero para cruzar, ahí es donde me estaban esperando. Estuvo muy planeado. Mal ejecutado, pero bien planeado, porque debí haberme quedado yo ahí, y no debían haberme dicho quién los mandó, pues. Pero estuvo bien planeado, definitivo, porque nunca detecté a nadie que me fuera persiguiendo, nunca detecté nada. Completamente nada”. — De Jesús Antonio Castañeda, ¿puede decir que era un gatillero profesional? “¿Es el que me disparó?”. — Sí. “Sí, él es de Los Aztecas, es del grupo de Los Aztecas, es un sicario de Los Aztecas. Bueno, son asesinos de Los Aztecas, decirles sicarios es como ¡uy!, un término muy elevado para una persona tan insignificante”. — Y falló. “Si falló, fue providencial, porque cuando yo lo vi, yo estaba sentado en mi camioneta, me habló mi hija por teléfono y en ese momento contesté yo el teléfono, volteo hacia el frente y lo vi ya a la altura del cofre del carro, me acuerdo bien porque traía una sudadera azul, y lo vi y él me volteó a ver, pero fue un intercambio de miradas nada más. Corre y, cuando corre, trato de buscar y no traía yo ni un arma, y ya lo veo aquí enfrente a un lado mío, y ya con la pistola… la tenía yo aquí. Fue cuando me dijo ‘mensaje del ‘Dire’ Reyes’, y le jaló. Entonces ya yo nomás le hice… pues ya, ahí nos vemos, ¿no?, se apagó la luz. Cuando le hizo (imita sonido de arma) y se trabó el arma, no tronó. Entonces, cuando yo veo que no truena, le tiro el agarrón con la mano izquierda, le alcanzo a agarrar la mano así, pero él se jala. Brinca hacia atrás, se jala y vuelve a cortar cartucho. Y yo todavía vi cuando se rugió y botó el cartucho que no tronó, pero él ya alejado de la ventanilla, me empezó a disparar ya alejado de la ventanilla. Se abre y me empieza a tirar más”. — Pero falló los tiros. “Sí, lo que hice fue traer a mi hijo a un lado, entonces, me hice hacia enfrente para que me disparara a mí, y los disparos no fueran a irse hacia un lado, ¿no?, entonces el volante yo lo tenía aquí, cuando yo veo que empieza a disparar, me hago hacia enfrente”. — ¿Traía el cinturón puesto?  “No, no lo traía puesto. Nunca me lo pongo. Yo escuché cuatro disparos y me dicen que nomás fueron tres. Corren hacia atrás, lo primero que hago yo es voltear a ver a mi hijo, porque estaba llorando muy fuerte, y ver que no tuviera, que no haya recibido algún impacto de atrás. Me quise voltear, pero ya no pude, me di cuenta que me había pegado en la columna. “Alcancé a voltear ya vi que (mi hijo) estaba llorando muy fuerte, pero no le vi daños. En eso llega mi esposa, se para en la ventanilla de ese lado, llorando, histérica, ‘¡¿qué hago?!’. Entonces yo le dije: ‘Háblale a la ambulancia’. No había cortado la comunicación con mi hija todavía, entonces, cuando veo yo que está abierta la comunicación, corto la comunicación y le digo ‘háblale a la ambulancia’. “Antes de eso, después de que vi a mi hijo, me tocaba yo la cabeza  a ver si no traigo impactos. Y no. Entonces ya fue cuando dije ‘háblale a la ambulancia’. Llegó un muchacho de unos 28-30 años, del lado de donde yo estoy, y me dijo ‘jefe, ya tenemos detenidos a esos cabrones, un civil’. Entonces ya como a los tres minutos llega la primera patrulla, y se baja el policía municipal, y me dice ‘ya tenemos detenidos a los dos’, y me quiere bajar de la unidad, y dice ‘lo vamos a llevar porque la ambulancia no llega’. Y le digo ‘sabes qué, no me muevas, porque ya me pegaron en la columna, si me mueves, me vas a lastimar más’. ‘Ah okey, está bien…’”.  — ¿Sintió dolor? “Sí. Eso que dicen en las películas, de que la adrenalina, de que no duele y eso, es una vil mentira. Duele, como martillazos que le pegan a uno. Sí duele”. — ¿Entonces su hija escuchó todo? “Sí. Escuchó todo”. — ¿Cree que parte de la detención tan expedita es parte  del atentado, ¿el atentado es parte del plan? “No, porque fueron las personas, los civiles que estaban ahí, los que los detuvieron. Personas que no… ni se imaginaba uno que pudieran intervenir en un evento de esos, ¿no? Detuvieron a los dos”.  — En este tiempo, ¿ha investigado más sobre este hombre que detuvieron, Jesús Antonio Castañeda? ¿Ha investigado más acerca de él? “No. Llegó gente de la PGR a ayudarme y todo, a tomar la declaración y todo, les dije yo de la llamada que tuve antes, del video este que tenía que me estaban ofreciendo, les dije yo de lo que me dijo el que me disparó. Hablé muchas veces con el fiscal, con el MP que está encargado del asunto, muchas veces, el primer y segundo mes estuve hablando y hablando y hablando…”. — ¿En la Ciudad de México? “De México le hablaba yo a la Fiscalía de Chihuahua, me decían que sí, que si ya estábamos… ‘ya van a ir a declararlo, no se preocupe, estamos…’. Ni me declararon, ni a Reyes lo citaron. Nada”. — No ha avanzado la investigación. “Totalmente nada. Ya tienen a los ejecutantes materiales y ya cumplieron, ¿no?”. — ¿Ya solicitó Usted el expediente para ver qué es lo que llevan, Usted como afectado? “No. Yo me dediqué a mi salud, conozco a la gente de la Fiscalía, trabajé tres años…”. — ¿Entonces no busca justicia legal? “No me la van a dar. Por lo menos mientras esté el gobernador Duarte y la Fiscalía esté con la gente que está ahí, al contrario de darme apoyo, me van a obstaculizar. O hasta puede ser que me inicien averiguaciones previas patito, si quieren ellos, porque cuando detuvieron a esta persona, al que me disparó, no solo le creen lo que él dice, dice que me disparó porque era una venganza, porque yo quise violar a su hermana. O sea, ¡por favor! Yo ni lo conozco ni a él ni a su hermana, ni a su familia ni nada, pero la Fiscalía inmediatamente le dio impulso a esa declaración. Y no solo a eso, fueron y lo grabaron, y sacaron una declaración donde él está diciendo públicamente que por qué disparó y todo. Digo, no me han entrevistado a mí, no me han declarado a mí, y le dan voz a la persona esta, a la que me disparó, ¿no? Claro que me doy cuenta de las intenciones de la Fiscalía, desde luego que sí. “Yo sé, o sea, quieren desvirtuar totalmente la situación, desviar la atención a otros lados, a que el culpable haya sido yo de que me hayan disparado. Desde luego que qué bárbaro, qué burda la forma de manejar el asunto. “Tienen de director de Seguridad Pública a una persona que está señalada directamente por ser el autor intelectual de mi atentado, y lo tienen ahí”.  — ¿Cree que el gobernador César Duarte tiene algo contra Usted? “No sé si el gobernador esté metido, pero pues la Fiscalía es del Estado, entonces, qué puedo yo esperar”. — Ha visto fotos de los hombres detenidos por su atentado, ¿alguno de ellos es quién le disparó? “El que me disparó, sí. Totalmente, sí es. Al otro no lo vi, pero el que me disparó sí es”.   Momentos en el hospital   — Teniente, ¿qué tratamientos ha recibido y cuáles siguen para su rehabilitación? “Desde que fue el problema de la lesión, inmediatamente me operaron, directamente allá en Juárez, un especialista en ortopedia, en cirugía de columna. Afortunadamente él estaba ese día ahí, y me atendió inmediatamente. “Yo llegué consciente al hospital y todo, y me sacaron, me metieron el parche ese (en el pecho), porque traía un pulmón colapsado, y me abrieron y me metieron un tubo ahí, y estaba yo en vivo, a todo lo que daba. Podía respirar menos, apenas alcanzaba a agarrar aire. Después que me ponen el parche ese (exhala), empiezo a respirar, y llega el médico este y me dijo ‘Teniente, soy tal persona, y soy especialista en columna, yo lo voy a operar… lo voy a anestesiar’. Y volteo y le digo ¡por favor! Y ya me voltean y pum, perdí… ya cuando despierto, ya estoy en terapia intensiva. “Recuerdo muy vagamente lo que pasó en esos tres, cuatro días que estuve en Juárez. Ya en el DF me cuidaron muy bien, me dieron terapia física, pero yo hablaba con mi médico de cabecera, allá en la Central Militar, otro Teniente Coronel, y ortopedista también. Le digo: ‘oye, y qué va a pasar conmigo, ¿qué sigue?’. Ya me explicó él: ‘Tú tienes una lesión de columna completa, lo que podemos hacer nosotros aquí es ayudarte psicológicamente con terapia física, pero como médico, te digo que estás inválido, no hay manera de recuperar tu movilidad ni nada’. ‘Okey’, le digo. Otras personas me dijeron que había otras alternativas médicas, como las células madre, independientemente de que yo sigo con la terapia física, ya me hicieron una transfusión de células madre, células mesenquimales. Van a ser tres dosis en tres meses, y tengo que combinarlo con mucho ejercicio y todo para que sean efectivas. En otras personas han sido resultados maravilloso, que a veces rayan en lo milagroso, y pues yo espero que eso tenga algún efecto también conmigo”. — Pero ¿se ha preparado, ha recibido tratamiento para aceptar que es probable que no vuelva a caminar? “No he recibido. Yo sé que ya estoy dañado de la columna y que si no funcionan las células madre, pues no voy a caminar, y ya. Lo tengo claro”. — ¿Y ha tenido problemas para adaptarse a su vida diaria? “Bueno, me enojo nada más de que no puedo hacer cosas. Y me enojo con Dios, sí, porque… creo que no merezco… esto. Como toda persona, he tenido mis errores en la vida, decisiones mal tomadas, o acciones que tal vez no debí haber llevado a cabo, pero en general creo que soy una persona honesta, soy un persona recta, de principios morales muy, muy sólidos. Nunca he tratado de aprovecharme de otras personas, soy idealista, no he recibido, no soy corrupto, no soy indicioso. Creo que he llevado una vida bien, recta, pues. ¿Por qué me pasó esto? No lo sé, tal vez fue un jalón de orejas, pero muy fuerte, sí. Tal vez hay otros planes para mí, y que yo, sordo y testarudo, no quería atender. Y tengo que atender. Tal vez es una prueba de que soy vulnerable, de que soy estúpidamente humano como todos, y yo ya me sentía superior. Y ya me ubicaron. Sí. Es duro, pero ya me ubiqué”. Muchas gracias, Teniente.     Entrevista realizada por los editores Adela Navarro Bello, Rosario Mosso Castro e Isaí Lara Bermúdez

Autor(a)

Redacción Zeta
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Redacción de www.zetatijuana.com
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