Era una vez en una canasta de pan una concha que todos los días se ponía a cantar a voz en cuello: – ¡Soy una concha, soy una concha, soy una concha, soy una concha! Hasta que un día todos los panes ya enojados y hartos de escuchar a la concha hacen una reunión para tomar medidas y callar a la concha feliz. En eso un birote saca una pistola calibre .22 y asegura que matará a la concha a la mañana siguiente en cuanto la escuche comenzar con esa cancioncita enfadosa. Al día siguiente, dicho y hecho, al salir el sol la concha se alebresta, pero en eso se oye tremendo balazo, después un silencio y luego: – ¡Soy una dona, soy una dona, soy una dona! Autor: Un torcido.