En el Movimiento Regeneración Nacional ya iniciaron la organización interna para definir consejeros distritales. Ocho distritos en Baja California, en cada uno de ellos elegirán diez consejeros, los cuales designarán, en un futuro próximo, por ahí de la primera semana de octubre de 2015, al dirigente de MORENA en Baja California. Dicen que la persona más apropiada para ocupar tal posición, es el ingeniero Jaime Bonilla. Ex diputado federal, además de empresario de la comunicación al poseer estaciones de radio en ambos lados de la frontera y un canal de televisión, es una de las personas más cercanas al fundador de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, a quien no solo ha contribuido con ideas y recurso económico, sino con afectos amistosos. Aunque también en el centro del país, creen que Bonilla podría ser mejor candidato del Movimiento a la alcaldía de Tijuana. La desventaja es que, más por decisión propia que por política, el magnate de los medios locales no es harto conocido ni en la ciudad, ni en el Estado. Fue en época reciente que invirtió en un aparato de comunicación para propagar la labor legislativa que encabezó como diputado federal, pero no le ha alcanzado para ser plenamente identificado por el electorado tijuanense. De ahí que sus números en una evaluación cuantitativa en la zona, no sean garantía de triunfo. La idea de ubicar a Bonilla en la dirigencia estatal de MORENA y acaso en una diputación local de lista, es más llamativa incluso para su equipo. Eso le permitiría encabezar un proyecto político al que le falta estructura y organización. Ciertamente el Movimiento Regeneración Nacional ha subsistido de la pura imagen de Andrés Manuel, no hay consejeros distritales, no hay dirigencias municipales, mucho menos la estatal; por tanto, no existen tareas específicas y asignadas para su accionar como las hay en el resto de los partidos políticos. La histórica votación que lograron los candidatos de MORENA en Baja California, desconocidos y prácticamente sin hacer campaña, es reflejo del apoyo que los electores dan a López Obrador. En la elección federal de junio de 2015, aun cuando no ganó ninguna diputación federal, MORENA se posicionó en el tercer lugar dentro de la preferencia del electorado. Solo detrás del PAN y del PRI (primero y segundo lugar, respectivamente), dejando lejos al PRD, que de hecho con su 3.78 por ciento de votos, se fue a la séptima posición. El partido de López Obrador logró el 12.86%, muy cercano al 17.71% logrado por el PRI, pero lejos del 28.78% del PAN, con lo que sus candidatos se convirtieron en diputados federales. Esos números, pues, se lograron sin estructura de partido. Sin comisiones ni direcciones, sin equipos de movilización y estrategia de campaña, sin una campaña de filiación ni un llamado electoral abierto a votar por ellos, sin encabezar las causas ciudadanas. Por eso quienes apuestan a la estructuración real de MORENA y a la organización política, social y electoral, ven con buenos ojos que Bonilla sea el dirigente estatal. Para que ello suceda, debe ocurrir primero la selección de los delegados distritales del Movimiento en Baja California, una vez electos los diez delegados en cada uno de los ocho distritos, serán ellos los encargados de votar para elegir al dirigente estatal, lo cual se insiste, será en los primeros días de octubre de este año. De tal manera que para diciembre de 2015 o entrando enero de 2016, los delegados de todos los Estados de la República que alcancen la categoría de nacionales, concurrirán a la elección del dirigente nacional de MORENA, hoy presidido por Martí Batres, uno de los más leales colaboradores de Andrés Manuel López Obrador. Por la dinámica del ejercicio de la política nacional actual, donde en el PRI, Manlio Fabio Beltrones fue ungido como dirigente nacional, en el PAN se nombró a Ricardo Anaya y el PRD pasa por un proceso de cambio en la dirigencia nacional tras el sacrificio de Carlos Navarrete ante los magros y pobres resultados del Sol Azteca en la elección de junio de 2015, MORENA entrará en esa corriente de transición. Lo más seguro, analizan, es que Andrés Manuel López Obrador se postule y logre la dirigencia nacional de su Movimiento Regeneración Nacional, para hacer frente a los otros liderazgos políticos nacionales, especialmente a Manlio Beltrones, el reciente ungido leal soldado del Presidente Enrique Peña Nieto, y a Ricardo Anaya, quien parece haber decidido -también ante las derrotas de 2015- encabezar desde el PAN una oposición real al gobierno priista y no una actitud comparsa de los ventajosos pactos políticos para Peña. Desde la dirigencia nacional de MORENA, Andrés Manuel podrá darle también a su partido estructura y organización, además de tener el pretexto político para continuar con su discurso de proyecto de nación, estar en facultad de realizar giras por toda la República, y enfrentarse a sus detractores políticos en cualquier foro de dirigentes; así como encabezar un crítica al gobierno de Peña Nieto desde la cúpula de un partido político. Estar, pues, en los reflectores nacionales con justificación, luego de que -ya lo ha aceptado- contenderá por tercera ocasión a la Presidencia de la República en 2018. En efecto, en los siguientes meses se definirá el futuro de MORENA y de sus dirigentes. ¿Cómo la ve?