Si de algo se quejan quienes encabezan loables causas como la atención de migrantes y personas sin hogar en albergues, es que los hombres y las mujeres que llegan a esos sitios, lo hacen porque no tienen oportunidades laborales o de desarrollo personal. Ahí está la Casa del Migrante, el Desayunador del Padre Chava, Juventud 2000, la Viña del Señor, entre otras organizaciones civiles de atención a los necesitados, sea por origen migrante o por vivir en la calle. Entonces, la Secretaría del Trabajo del Estado, que comanda Juana Pérez y el Consejo de Atención al Migrante, que preside Carlos Mora, ideó un proyecto: lograr fondos federales para capacitar a los migrantes y a aquellos sin hogar, en tareas diversas que en el futuro inmediato les permitan conseguir un trabajo. Consiguieron los dineros del programa Bécate Comunitario, el cual consiste en llevar capacitaciones en oficios diversos a centros comunitarios, pero en este caso, lo orientarían a la población migrante. Los requisitos: reunir un mínimo de 25 personas para capacitar, atender las clases durante cuatro semanas, seis horas de lunes a viernes, un incentivo de un salario mínimo al día, 10 pesos para transportación durante las cuatro semanas, un pago de mil pesos al finalizar el curso y, en algunos oficios, la entrega de material para que puedan desempeñarse. Pues resulta que en el desayunador del Padre Chava, donde habían solicitado este programa, no lograron reunir, entre los cientos de personas que a diario acuden a tomar alimentos, un grupo de 25 que quisieran aprender un oficio, ni siquiera con la colaboración de dos albergues más. En la Casa del Migrante el asunto no estuvo mejor, pues ahí refirieron que el programa no les interesaba, ya que los huéspedes no duraban las cuatro semanas del curso para aprender el oficio. En el único albergue donde se logró reunir a un grupo de diez interesados fue en el Madre Asunta; ahora el CEAM hace labores para ver si en la Secretaría del Trabajo aceptan arrancar el programa con diez y no 25 personas, como se requiere. Ahora sí que los migrantes en albergues especiales, salieron ajenos al trabajo. Ni cómo hacerle, pues.