Xavier Velasco regresa para contarlo todo. Se trata de “Extraños en el backstage. Mis años en el rock”, título de la conferencia que ofrecerá el novelista en el Centro Cultural Tijuana (CECUT) para recaudar fondos para apoyar a Rosalba Velasco, esposa de Octavio Hernández, el cronista que falleció el 25 de mayo de 2015. “Por años, quiero decir de 2003 pa’cá, me han pedido que escriba de rock, que hable de rock, y no me da la gana. Esta vez lo voy a hacer, y yo creo que va a funcionar como una terapia”, advirtió en entrevista con ZETA el novelista que se presentará hoy viernes 7 de agosto a las 7:00 pm en el Vestíbulo de El Cubo. La entrada es libre. Velasco recordó que originalmente fue Hernández quien lo invitó a principios de mayo de 2015 a Tijuana a impartir la conferencia, aunque el CECUT retomó la iniciativa ante la muerte de “Bibliorock”: “Es terrible porque en un mail él me contó todo el calvario que había pasado con Rosalba y todo lo que le estaba pasando, y le dije ‘cuando quieras yo voy, tú arréglalo y yo voy, tú nomás dime qué tengo que hacer’; su último mail es del 20 de mayo, por ahí así. De alguna manera la invitación del CECUT me cayó como una suerte de tranquilidad o consuelo que me llegara esto, y dije ‘pues vamos a hacer la voluntad de Octavio, vamos a ayudar a Rosalba”. Además, expresó que “durante muchos años escribí de rock y sentí que era una forma de cobardía porque no me atrevía a escribir novela, y que estaba ahí en mi zona de confort que se llamaba escribir de rock, por lo tanto, cuando empecé a escribir novela no quise saber nada de rock porque yo me identificaba con mi propia cobardía, con mi propia inseguridad para hacer lo que realmente quería hacer, que era novela”. Al hablar de rock se refiere a los años previos a la escritura de “Diablo Guardián”, con la que ganó el Premio Alfaguara de Novela 2003: “Lo primero que hice fue dejar de escribir de rock, y lo segundo que hice fue endrogarme con un dineral para poder escribir novela, por eso ya no quise hablar de rock, no sé si lo haga dos veces, quizá lo haga dos, tres, cinco veces; no sé cuántas veces lo vuelva a hacer, pero esta vez lo voy a hacer por Octavio Hernández, lo voy a hacer por su mujer, porque Octavio es mi amigo y murió de amor”. Ahora en el CECUT llegó la hora de que Xavier Velasco hable de su aventura con el rock: “Desde que dejé de escribir rock no quise volver a saber nada del tema, quería más que nada oxigenarme, dejar de hablar de eso, de lo que había hablado tanto tiempo, estaba harto de que la gente me viera y me preguntara que cómo podía localizar a los Caifanes o como podía hacer una entrevista con alguno de ellos. “Me quiero imaginar que voy a Tijuana y de repente me voy a emborrachar con Octavio Hernández y le cuento todo lo que ha pasado con el rock and roll desde que nos llevábamos hasta hoy, un poco eso quiero hacer en Tijuana”, agregó Velasco. Cuenta sobre los 80s Nacido en 1964, Xavier Velasco relata a ZETA que a principio de los 80s conoció a Octavio Hernández, cuando ambos escribían en una revista que se llamaba Melodía: “Entrando los 80s fue cuando me empecé a llevar con Octavio, estaba yo muy ‘moco’ y él también, era un cuate con la greña afro. Octavio era un viejo amigo mío, un tipo al que yo conocí cuando andábamos mendigando que nos publicaran, nadie nos hacía caso. Melodía era un periódico muy malo, era donde hacíamos nuestros pininos; no sé los artículos de Octavio, pero los míos, yo sí sé que era muy malos”, reconoce entre risas al otro lado del teléfono. Xavier rememora: “Con Octavio era de: uno le hablaba al otro, ‘qué onda, ¿ya viste esta película? Pues vamos a verla, está en la Cineteca’, ‘¡Órale, vamos!’, yo tenía coche y pasaba por él; entonces nos íbamos al cine, o a lo mejor de pronto íbamos a alguna junta de la revista Melodía, salíamos, ya fuera con él o con otros, pues nos íbamos al cine; finalmente, teníamos, 19, 20 años, a esa edad es la onda de que te encuentras unos cuates y te vas al cine”. El novelista refiere las dificultades en aquellos tiempos: “Era complicadísimo, yo estoy seguro que ese periodiquito, Melodía, que leían veintitantas personas, alguna vez se vendieron 26 ejemplares, por eso te lo digo, nadie te publicaba; mira, si te pagaban, ya te podías dar por bien servido; normalmente lo que te pagaban te alcanzaba para comprar la mitad de un disco, es decir, si comprabas un disco y lo reseñabas, podías recuperar la mitad escribiéndola; no lo hacíamos por dinero, lo hacíamos porque, tú sabes, uno quería publicar, quiere jugar en cancha reglamentaria, y al mismo tiempo también hablar del rock desde una perspectiva muy ingenua. “Era un rollo de veinteañeros que incidentalmente escribían en una revista que nadie leía, andaban en esa onda de escuchar música nueva, eran tiempos del new wave, el new wave tenía un montón de nombres nuevecitos como Talking Heads, Devo, Dire Straits, casi todo era nuevo, entonces lo que yo compartía con Octavio era como el asombro ante todo eso nuevo que estaba pasando, toda esa estela que había dejado el punk y que se traducía en cantidad de grupos nuevos; me acuerdo que yo escuchaba Police y él Dire Straits”. Luego del terremoto de 1985 en la Ciudad de México y a principios de los 90s, Xavier Velasco descubrió la otra cara del rock, tras bambalinas: “Una de las peores torpezas que puede cometer un fan es que siempre quiere ir a la zona de backstage, y el día que llega ahí pues se decepciona totalmente porque el backstage es horrible, como unos baños públicos, todos llenos de mosaicos, sin ninguna gracia, ahí se rompe toda la magia. Es como querer ver cuando se levanta a la dama nocturna, ¡pues no la quieres ver despertándose! “Sin embargo, nosotros cometimos ese error: nos fuimos a meter a las entrañas del rock, y en mi caso, pues acompañé a los Caifanes casi a lo largo de toda su carrera y presencié todo eso, y como que me dije: ‘algún día me dará la gana hablar de eso, pero cuando tenga la suficiente distancia para poder decir todo lo que se me dé la gana sin preocuparme por el qué dirán, de nada’; y pues yo creo que la señal para eso fue la muerte de Octavio y esta invitación, y dije: ‘por lo menos voy a ir a Tijuana y voy a contar todo lo que no debería contar”. Su nueva novela, una historia en los 80s Comúnmente reacio a hablar de lo que está escribiendo o lo que va a entregar, considerando que en la creación literaria los tiempos son inciertos, Xavier Velasco compartió con ZETA algunos adelantos sobre su proyecto literario en ciernes, a publicar en Grupo Editorial Planeta: “Estoy escribiendo un libro de los 80s, desde hace un año; un capítulo es sobre el temblor (México, 19 de septiembre de 1985). Lo que pasa es que lo tenía yo guardadito porque tenía yo otro libro de tenis que no me ha salido y que lo tengo ahí esperando, entonces me agarré de este otro que ya voy más pa’llá que pa’cá, espero que salga este mismo año. Es una novela, era crónica y fue cambiando hasta que dije ‘esto es novela y me vale’; es lo que estoy haciendo, son un montón de personajes que entran y salen, y es básicamente dedicado a una década”. El novelista también dijo que la propuesta de su nueva novela se la hicieron los editores de Grupo Editorial Planeta, aunque al principio no era él el más convencido: “Planeta me lo propuso; me dijeron que si quería escribir una crónica de los 80s y pues en principio no quería; luego me llamó la atención, pero luego dije ‘¿sabes qué?, es que yo no quiero hacer una crónica de los 80s, yo quiero hacer una historia en los 80s’, y eso fue lo que me puse a hacer, y eso es lo que estoy haciendo”. La propuesta de Planeta cuajó cuando Penguin estaba en negociaciones con Alfaguara antes de marzo de 2014: “Alfaguara estaba todavía en lo de su fusión, que si se iban con Random, que si no; y yo dije: ‘bueno, mientras aquéllos se deciden, hago esto’”. Con Alfaguara, Xavier Velasco ha publicado “Luna llena en las rocas” (reedición, 2005), “Éste que ves” (2007), “Puedo explicarlo todo” (2010) y “La edad de la punzada” (2012); aunque previamente escribió “Una banda nombrada Caimanes” (Dragón, 1990), “Cecilia” (Doble A, 1993), “Luna llena en las rocas” (Cal y Arena, 2000). “Mira, ahora sí que yo no creo en el monopolio; como dicen, mira, yo no ando vendiendo nada, pero no soy sordo, vienen y me hacen una oferta y me interesa y ¿por qué no? Te digo, Alfaguara pues ha estado en una serie de reajustes por esto de la venta (a Penguin), y se entiende también que entre los autores hayamos estado algo nerviosos; ahora parece que ya se está arreglando la cosa, pero pues ¡yo no le pertenezco a nadie!, yo pertenezco a mi mujer y ya”, expresa Velasco con la consabida sorna y muchas carcajadas. Finalmente, el autor previó que, si la termina, su nueva novela desembocaría en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) este año: “Precisamente estoy sufriendo por eso, por estar a tiempo para la FIL”.