Una mañana de domingo, a las ocho, una rubia encantadora llama muy alterada a su novio: — Tienes que venir a ayudarme. ¡Tengo un rompecabezas y no soy capaz ni de empezar! “¿Qué clase de rompecabezas?”. — Según la foto de la caja, es un tigre. Como a él se le dan muy bien los rompecabezas, decide pasar a echarle una mano, así que se pone los pantalones y se va. Entra y se acerca a la mesa donde están todas las piezas dispersas al lado de la caja. Mira las piezas, luego la caja y al cabo de un rato, se vuelve hacia su novia: “Bueno, para empezar, lo siento mucho, pero no veo cómo unir estas piezas para formar el tigre; y segundo, te aconsejo que te relajes, te tomes un café y después metas todas las Zucaritas en su caja”. Autor: Una morena astuta.